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“Bonsai”, película chilena dirigida por Cristian Jiménez e inspirada en la novela corta del mismo nombre de Alejandro Zambra, acaba de ganar el premio de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (Fipresci), en el 33 Festival del Nuevo Cine de Cuba.

La obra debutó en Cannes, en mayo, en la sección Una cierta mirada y tanto el director del film, como el autor del libro pertenecen a la generación de jóvenes creadores chilenos de la postdictadura, que se formó entre los años 80 y 90. De hecho, Zambra es el autor de la novela  “Formas de volver a casa”, donde el relator es un chico de cortos años que habla con poesía y lucidez de sus vivencias en los años 80

El vástago de este cruce entre literatura y cine ha nacido robusto. Se explica en parte porque Jiménez, según reconoció en una entrevista, tuvo como primer amor los libros y luego llegó al lenguaje visual. Así, la historia del un estudiante de literatura de 20 años que lee a Proust y sueña con escribir una novela encontró un lector sensible y entendido en el cineasta

La novela “Bonsái” fue publicada en 2006 y es la opera prima de Alejandro Zambra. El año de su aparición fue elegida por la crítica como la mejor de 2006, aunque por su extensión ha sido considerada un cuento largo, con una historia mínima.

La película del mismo nombre fue realizada en 2010 y para escribir su guión el director Cristian Jiménez (que debutó en largometrajes con “Ilusiones ópticas”) recibió una beca de residencia de la Cinefondation de Cannes. Fue en el escenario del famoso festival de cine francés donde debutó, junto a obras de directores consagrados mundialmente como, Kim Ki-Duk , Bruno Dumont y Gus Van Sant .Después ha estado en otros festivales como el de Cuba y en el de Tokio.

Cruce centenario

Si bien en los comienzos del cine la literatura fue fundamental, para darle el peso artístico a una producción que era considerada espectáculo de ferias, a mediados del siglo XX la relación se invirtió y el llamado séptimo arte tuvo una gran influencia en escritores, especialmente en generaciones nacidas después de la segunda guerra mundial.

A comienzos del siglo XX el peso literario se hizo sentir: en Francia nació el Film d’art y Pathe Films contrató a muchos escritores llegando a tener 300 en su nómina. También se filmaron películas inspiradas en novelas de episodios, como “Fantomas”, (1913). Similar proceso se vivió en Estados Unidos (Famous Players ) y en Italia, donde se filmó películas con adaptaciones de Shakespeare, operas y obras de la antigüedad clásica en los llamados Film d’arte. Mientras que en Alemania surgió el Autoren film, con guiones a cargo de escritores de renombre.

Un fenómeno paralelo fue la novelización de películas, que correspondió, según algunos autores, a la necesidad de los espectadores de volver sobre historias ya conocidas. Esta alianza ha seguido hasta ahora y la literatura ha adaptado recursos cinematográficos, como por ejemplo, flash back, traveling o close up.También las elpipsis y síntesis que propone el cine son llevados a la literatura.

"Tiempo recuperado"

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3 Comentarios sobre ““Bonsai”: un nuevo vástago del maridaje entre cine y literatura

  1. Y a propósito del entrecruce de los lenguajes, “Los náufragos de la loca esperanza”, obra que en estos días presenta Theatre du soleil en la Estación Mapocho (www.santiagoamil.cl) muestra en teatro cómo se hace(hacía) cine, evidenciando los muchos recursos que la creatividad pone en juego para imitar la realidad.

  2. Este es un comentario de Graham Greene: “las películas tuvieron una influencia muy grande en todos los libros míos hasta El fin de la aventura. Pero también la han tenido sobre otros autores. En los escritores del siglo XIX, por ejemplo Scott, el paisaje está detenido. Un espectador inmóvil mira primeramente una extensión de ese paisaje y luego vuelve la mirada hacia otra extensión. En los escritores de hoy, en cambio, el paisaje se mueve junto con la acción”.

  3. Las artes mezcladas y potenciando un relato, es enriquecedor cuando se da los espacios en los que fluyan lenguajes diferentes y generen uno nuevo. La representación de un libro en película y que esté bien logrado depende mucho de la capacidad del guionista y el director de connotar lo mismo que el autor, un trabajo difícil pero que cuando se consigue se agradece enormemente.

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