Compartir

En los meses de enero, febrero o marzo, los chilenos detenemos nuestras habituales jornadas laborales y nos tomamos o nos asignan, nuestros días de vacaciones. Se ha establecido universalmente la necesidad de realizar un alto en el camino, estimándose como muy necesario para poder recuperar nuestras energías físicas y espirituales. Muchos esperan durante el año estos días tan apreciados; otros los asumen porque están ahí y no saben qué hacer con esos días; los menos, los reciben como días que entorpecen alguna tarea en que necesitaban la compañía de otros para poder hacerlas y, como no están, deben asumir el problema. En fin, no para todo el mundo las vacaciones son un momento glorioso y espectacular.

No es mucho lo que pueda decir de aquellos a quienes les afecta la presencia de estos días de descanso. Sólo les diría y sugeriría exclamar a los vientos, “contento señor contento”. Pero si se podrían expresar variadas ideas y reflexiones para aquellos que ven  a este período como un buen momento para poder reponerse física y espiritualmente.

¿Cuál será el sentido de las vacaciones? Como respuestas pueden haber muchas y de muy distinta índole. Sabemos que existen muchas coincidencias y diferencias entre las distintas familias para abordar este tema; pero es difícil que sean exactamente iguales o diferentes totalmente las actividades y hechos ocurridos para cada una de las familias en esos relajantes días. Siempre existe algo que hace que los días nunca sean exactamente iguales o diferentes para unos y otros. Algunos quisieran lograr dormir, ya que la existencia de uno u otro problema se los ha impedido durante el año. Se trata de reponer el sueño perdido, como si esto fuera posible de lograr matemáticamente. También se podría pensar en comer hasta reventar, con todo tipo de placeres apropiados a la gula. Tampoco esto se puede lograr a plenitud, ya que a veces el dinero no alcanza para poder saciarnos del todo. Quisiéramos tener paz espiritual y de que nada nos moleste en nuestro estado de contemplación perpetua. Como sabemos, es difícil de que esto todos los días y a cualquier hora se pueda lograr. Quizás una que otra hora, cuando efectivamente logramos huir de los demás. Está también el panorama de conocer muchos lugares, y sabemos que quienes optan por eso, al terminar sus vacaciones, terminan tan cansados como comenzaron, aunque con el auto engaño legítimo que su cansancio es distinto al laboral, y confieso que ese argumento nunca lo he entendido muy bien, ya que usualmente veo que quienes tuvieron esas agotadoras jornadas, al volver al mundo laboral, en las primeras semanas, dejan mucho que desear en su rendimiento profesional. Pero es entendible y comprensible, deben reponer fuerzas como todo el mundo.

Y qué pasa con los intelectuales? Ellos si gozan de las vacaciones leyendo eso que no pudieron hacer durante el año. ¿Será cierto esto? ¿Si a ellos la sociedad les paga por leer, estudiar, investigar y enseñar, continuarán trabajando, continuarán leyendo en vacaciones? Habría que verlo. No dudo que algún libro leerán, pero de que todo el día lo hagan, no lo creo. Si creo que aquellos que quisieron ser intelectuales y que por obra y gracia de la llegada de muchos hijos o de insaciables y personales necesidades materiales, tuvieron que obligatoriamente dedicarse a un oficio rentable para cubrir sus gastos, pero en sus almas han estado siempre en la búsqueda de alimentos a sus espíritus, eso si lo creo, y he visto a varios disfrutar esos días leyendo todo lo que no pudieron hacer durante el año. Pero entiéndase bien, me refiero a aquellos que deseaban ser intelectuales por inclinación espiritual innata o aprendida, no de aquellos que compran libros para adornar sus casas como quien compra una lámpara o una alfombra persa y que son las únicas casas que poseen libros virginales, sólo leídos por la tierra y el abandono. Me olvidaba de decir que si son libros tocados y abiertos, pero sólo para limpiarlos o cambiarlos de lugar. Excúsenme por tan nefasto olvido.

Quizás lo interesante que tienen las vacaciones es que todos podemos disponer, más o menos, con más libertad de nuestras horas diarias y nocturnas. No estamos presionados a hacer aquello que no quisiéramos voluntariamente hacer. Y este estado de libertad es contundente e insólito si vemos que durante el año no es mucho lo que  por propia decisión hacemos. La ocasión al ocio, entendida como la total omisión a hacer cualquier cosa, es insensato. Me agrada más entender el ocio como la oportunidad de hacer algo, reposadamente, creativamente y que nos implique diversión y, a su vez, descanso a esas tareas forzosas ejercidas durante el año.

Lo importante es saber aprovechar el ocio. El ideal es que podamos hacer aquello que no pudimos hacer antes y que lo necesitamos para continuar viviendo. Lo que la mayoría practica como ejercicio valorable del ocio es encontrarse nuevamente con los suyos para darse esas horas que antes no tuvieron; si para algunos el ocio pasa por vivir en fiestas todos los días, que bueno, siempre que no molesten y afecten las vacaciones de otros; si para algunos consiste en dárselas de Romeos o Julietas, está bien, siempre y cuando este desparrame de elixir amoroso no dañe a otros o a sí mismos; si para algunos consiste en ejercer la plática eterna, si logran acceder a otros con la misma necesidad, también está muy bien; quizás se puede optar por la soledad, esos instantes en que sólo estamos con el aire, la tierra, la luz, consigo mismo (aunque tampoco esto lo entiendo bien y siempre me ha sonado un tanto ridícula la frase, pero la uso para estar a tono con los tiempos postmodernos) y con Dios, que siempre está, nos guste o no, creamos o no en él.  En fin, se puede hacer casi todo, porque el todo no se puede en esta vida.

En mi caso personal optaré por unas arrancadas por horas a la playa. Pero mi problema es que me gusta vacía y no me agrada bañarme en este océano Pacífico de temperaturas tan bajas . Ya mi piel no es tan valiente como para torturarse voluntariamente con la corriente de Humbolt. Se preguntarán para que voy entonces? Voy a pensar, leer y mirar ese mar que tiene algo de acompañante perfecto, en cuanto nunca exige nada, sólo nos contempla y nos proporciona esa quietud inexplicable.

En fin, que cada uno haga lo suyo. Quien soy yo para decir lo que otros deberían hacer. Sólo pido que me dejen vivir mi propio y particular ocio. Respetaré a otros en su ocio y sólo me sulfuraré, si veo que el ejercicio del ocio de otro, afecta fatalmente el mío. Espero que solidaricen conmigo y yo les prometo que no haré nada que sienta que destruya las vacaciones de otro chileno o de algún circunstancial invitado internacional.

Compartir

8 Comentarios sobre “Estamos de vacaciones ¿Qué haremos?

  1. Siempre leo tus columnas Sam, pero tengo poco tiempo de comentarlas. Me gusto mucho tu forma de abordar este tema de las vacaciones, pero no puedo dejar de reconocer también que el comentario de @GaviAlessa aporto algo esencial y que demasiadas veces olvidamos… La felicidad no es un fin, sino un medio para alcanzar nuestro bienestar… Sigamos su consejo… Tratemos de ser felices ahora, donde estemos… No sabemos lo que pasará mañana…

    Saludos…

    1. Muchas gracias por leer la columna. Creo que vacacionar más que ciencia exacta, es un arte que nos exige mucha madurez para saber disfrutar ese tiempo libre…

  2. uff aunque no crea no encuadre en sus vacaciones, buscando trabajo por primera vez es difícil, se descansa pero no se descansa, se lee ociosamente pero se revisa el correo a ver sí llega algo, se lee el diario pero con más atención los avisos, etc igual he disfrutado y todos tenemos el deber de hacerlo, por supuesto, a nuestra manera, saludos

    1. No es grato estar en febrero así…Pero te aseguro que no son pocos los que han y viven el mismo drama…en tal sentido, estás acompañado de otros y otras..Un abrazo!

  3. Le tanto attese vacanze, alle porte per alcuni o in pieno svolgimento per altri, rappresentano nelle nostre vite così occupate, piene di scadenze e stress, un orizzonte di meritata pace e libertà.

    Ma è veramente così?

    Ma le due o tre settimane di riposo tanto attese e bramate, che corrispondono per molti alla rottura con la routine del quotidiano, rappresentano veramente per l’uomo moderno la libertà di esprimere il proprio io, la propria creatività e le proprie passioni?

    >> Nel momento delle vacanze saremo finalmente liberi?

    >> E se avessimo una vita appagante, completa e stimolante, sentiremmo lo stesso il bisogno di vacanze?

    “Vacatio” letteralmente significa sospensione o cessazione di qualcosa. Occore capire oggi che significato ha la vacanza e soprattuto se veramente è necessario per l’uomo moderno concedersi questo limitato tempo di riposo, che spesso si traduce in un’ulteriore periodo di stress, sballottati fra voli intercontinentali verso luoghi esotici, turismo estremo e sport no-limits, in una continua e frenetica ricerca del divertimento ad ogni costo.

    Questo modo di percepire le cose ci aiuta a capire che non c’é un mezzo per essere felici ma la felicita è il mezzo.

    Di conseguenza, gustate ogni istante della vostra vita, e gustatelo ancora di più perché lo potete dividere con una persona cara, una persona molto cara per passare insieme dei momenti preziosi della vita, e ricordatevi che il tempo non aspetta nessuno Smettete di aspettare il vacanza. Smettete di aspettare la primavera, l’estate, l’autunno o l’inverno. Smettete di aspettare di lasciare questa vita, di rinascere nuovamente, e decidete che non c’è momento migliore per essere felici che il momento presente.

    La felicita e le gioie della vita non sono delle mete ma un viaggio

    Saluti Sam.

    1. E ‘vero che le nostre vite sono sottoposti a stress come forse l’umanità abbia mai vissuto. Condivido questo punto di vista.
      Libertà avrebbe potuto in vacanza con efficacia solo se comprendiamo che cosa significa veramente il tempo libero e il buon uso che possiamo dargli.
      Il divertimento ad ogni costo è un costo, e che non è altro che il nostro tempo libero assurdo sacrificare la legittima e necessaria.
      La vera gioia e felicità non sono una meta ma un viaggio in sé. Ci preoccupiamo così tanto il passato o il futuro che ci godiamo il nostro presente.
      Apprezzo i vostri commenti e ingresso alla colonna. Il tuo ultimo paragrafo mi ha veramente piaciuto.

      Cordiali saluti

      Sam

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *