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Como mucho de mis compatriotas no sabía nada de Dámaso Ogaz antes de encontrarme inesperadamente, en noviembre, con una exposición/ homenaje ocupando un gran espacio en el enorme edificio donde funciona la Galería Nacional de Caracas (27 mil metros cuadrados para las artes visuales de toda época).

La Galería Nacional (GAN) fue concebida para exhibir y albergar el arte venezolano y Ogaz fue un chileno que emigró a Francia a comienzos de los 60 para luego radicarse en Venezuela, donde murió en 1990. Allí, compartiendo un piso con artistas de la nación bolivariana fueron desplegadas – entre octubre y enero- unas 260 de sus obras de arte postal, poesía visual, poesía táctil, diseño experimental, collages, revistas objeto y diversas composiciones en técnica mixta, así como libros, poemarios y catálogos. Una serie de eventos, conciertos y cine-foros complementaron la muestra expositiva, que después de Caracas será llevada a Barquisimeto, lugar donde pasó la última etapa de su vida creativa, Maracaibo y museos de estados Unidos, Brasil y Uruguay que han manifestado interés en tenerla.

La explicación a tanto despliegue obedece a una suerte de redescubrimiento de la obra de este artista que murió pobre y solo en un centro de salud privado de Caracas, de puro iconoclasta y reaccionario al poder oficial, según cuentan los que conocieron su trayectoria como profesor de arte, autor y director de teatro, pintor, escritor, poeta y editor.

Hoy, según escribió el director de GAN Juan Calzadilla- quien compartió terreno con el artista en “El techo de la ballena” – se ve en él a un comunicador interpersonal “que lanza la obra de creación como medio para establecer una relación dialógica y cosmopolita, de quien a quien, con otros actores del drama de la expresión en el mundo, a través de lo que se ha venido llamando arte postal o mail art, y del que fue Ogaz, sin duda, un indiscutible adelantado”.

La tarea de reunir la obra no fue fácil para Felix Hernández, que hizo la curatoría, porque Ogaz trabajó en los últimos años de su vida fuera de los circuitos establecidos y muchas de sus creaciones se encontraban dispersas en colecciones privadas. Lejos de su patria y renegando en forma constante de los apoyos oficiales (que tampoco le fueron ofrecidos) anduvo de pueblo en pueblo trabajando de manera artesanal usando el mimeógrafo y la fotocopia para difundir sus escritos. Sus textos se imprimían en ediciones de no más de cien ejemplares numerados, en formato de revista, que circulaban de mano en mano  o en sobres de correo postal. Los escritos también aparecieron en volantes y los poemas visuales eran para consumo unipersonal, o para exhibir en exposiciones pobres “montadas por lo general en espacios subterráneos”.

Ese sello de lo básico, pero sobretodo su despliegue creativo y un trabajo pedagógico incesante, le han merecido ahora el reconocimiento público y una cercanía a los jóvenes, especialmente de parte de quienes ven en él un cierto parentesco con los “indignados”. De ellos provino el otro homenaje, el callejero, y varios grupos de cultores del grafitti fueron invitados por el curador de la exposición-  a intervenir  las murallas exteriores del piso donde se exhibía el trabajo de Ogaz.

Hoy su obra no solamente es objeto de estudio  en el lugar donde pasó los últimos años de su existencia, sino que está siendo requerida por museos de Estados  Unidos, Uruguay y Brasil que también valoran su aporte al arte contemporáneo.

 

 

La emergencia

Una de las cosas que llama la atención sobre Dámaso Ogaz – nacido en Chile en 1924 como Víctor Manuel Sánchez Ogaz- fue su espíritu anticipatorio y la versatilidad en su forma de expresarse. Mucho antes que Eugenio Dittborn  iniciara su serie de pinturas aeropostales,  Ogaz ya había incursionado en este arte de enviar obras por correo. También  fue destacado cultor de la poesía visual – al igual que Juan Luis Martínez- ya que pensaba que “la escritura no puede ser únicamente una acción caligráfica”.

Ex alumno de la Universidad Técnica del Estado, cursó estudios de diseño con el maestro Josef Albert en la Universidad Católica de Chile (1953)). Antes de salir del país fue crítico de arte en el diario La Nación y en las revistas Pomaire y Calicanto, así como en la Revista de Arte de la U. de Chile. Como pintor hizo exposiciones individuales y  también estuvo a cargo de tres galerías de arte (una de las cuales habría estado financiada por la entidad norteamericana Congreso por la libertad y la Cultura organismo de espurio origen, según la revista Escaner cultural).

En 1961 contratado por el gobierno venezolano para crear un museo  de arte contemporáneo en Trujillo; desde allí viajó a Francia y luego viajó por distintos países europeos para volver a París posteriormente. Estando en la ciudad luz fue convidado a integrarse a “El techo de la ballena”, conocida  hoy como la última de las agrupaciones activistas contraculturales en las artes venezolanas (y que los entendidos de ese país reseñan como un grupo influido por el dadaísmo, el surrealismo, los beatniks estadounidenses e ideológicamente comprometida con la izquierda).

Desde allí emigró para desarrollar una carrera en solitario y llegó a publicar unos 20 libros siendo además  el editor de “La pata de Palo”  y “Cisoria Arte”, revista que difundió los manifiestos de la “nueva poesía” y los fundamentos del arte postal formas de  de expresión que hizo suyas. En 1974, con actores de su curso de pintura, ofreció  en Trujillo el primer espectáculo multimedia que se montó en Venezuela, con el título de “Cacosinthetón” juntando teatro, revistas, pinturas collage etc. en una sola manifestación.

Dicha forma de expresión  puede ser mirada como un acto vanguardista o como un recurso de sobrevivencia, tal como lo expresara  Juan Calzadilla en un escrito: “La fortuna de un escritor se mide por el sello de sus libros, el tiraje de sus ediciones, los ejemplares vendidos, los premios, la editorial que consagra; el prestigio del pintor, por las exposiciones, recompensas y el currículum. Pero ¿qué tal si por una razón opuesta que se obstina en descubrir en los mecanismos del éxito una patología del sistema, una deformación del poder, aparece alguien que viene a trastocar los valores y, renegando de éstos, propone vías alternas y plantea el trabajo creador como un compromiso subversivo destinado a escapar del aparato o a sabotearlo? “

Pocos creadores hoy se atreven a desafiar de tal manera el sistema para acabar de una manera tan desolada. Ogaz, calificado como un apóstata irreverente por sus pares, tuvo que luchar además desde su condición de emigrado o autoexiliado de un país que hasta hoy lo desconoce. Aunque, si prosperaran las conversaciones que ha iniciado el curador de esta muestra para encontrar un sitio en Chile, podría repararse este olvido en un futuro próximo.

Fotos: Trabajos de  Dámaso Ogaz  publicados en sitio oficial del artista http://www.damaso-ogaz.com.ve/damaso_ogaz

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4 Comentarios sobre “La palabra y la imagen (Dámaso Ogaz, el iconoclasta chileno que eligió morir lejos)

  1. Estimados , tuve la suerte de conocer a Don Damaso en Barquisimeto gracias a mi Padre el cual Lo llevo a nuestra casa , cercano a los últimos días de su vida lo cual conversamos mucho con el sobre sus pinturas las cuales estaban todas en su casa y donde abajo de su apartamento a una cuadra del teatro Juárez al frente de la municipalidad exponía sus pinturas para la venta , solo y sin nadie que lo ayudara mi papa lo llevo a la casa mientras ubicaba a su hija en caracas para que lo ayudara , pero nunca nos menciono toda su trayectoria pero si nos decía que sus obras en unos años mas cuando ya no este en este mundo valdrían mucho, recuerdo cuando nos llevo a donde exponía sus pinturas nos dijo muchos elijan una cada uno y guárdenlas cuando se famoso sabrán cuanto costaran , Lastimosamente Mi papa Le dijo al Tata como le decíamos que NO que no podíamos hacer eso que las obras eran de el y No era necesario regalarlas a nosotros que lo que mi papa realzo por Don Dámaso fue por ayudarlo y no para aprovecharnos de su humildad.
    Se contacto a su hija luego de dos meses que estuvo en nuestra casa y lo fueron a buscar y salió rumbo a Caracas , Nunca mas Supimos del Tata Ogaz..

  2. Este retrato de Damaso Ogaz(1928),”publicada la imagen en facebook” lo pinté en 1961, en que yo tendría unos 23 años, en el período en que Dámaso vivía en Santiago de Chile. calle catedral. Fue un homenaje de un amigo, en mis primeros tiempos en que nos visitabamos en los talleres, el mío estaba en calle Santo Domingo, y comentabamos de pintura y poesía. Sentí por él un gran respeto, si bien aún no entendía su arte, yo iniciaba mis primeros pasos en la pintura, que él comentó en la prensa cuando estudiaba en la Escuela Experimental de Ed. Artística. Sí sabía de sus actividades de las que me invitaba, que escuchaba con gran atención. Años después, luego que él se fue a Venezuela y alcancé a despedirme entre maletas y baules, me regaló unos aceites especiales como último testimonio de su amistad. Años después en el 2000, Concepción, supe de su muerte ocurrida en Venezuela en 1990. Ahora entiendo que él fue uno de los introductores del arte abstracto en Chile y que utilizaba soportes no tradicionales en la expresión plástica y que logró publicar 20 libros de poesía y ensayos, plástica y cuentos en el concepto de la nueva poesía.

    1. Puedes buscar en el el portal Dámaso Ogaz y también escribir al curador de la muestra, Felix Hernández a la Galería Nacional de Venezuela, que figura en el sitio del Ministerio del Poder Popular para la Cultura.

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