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A mediados de 2011, el Instituto Nacional de Estadísticas registró la existencia de 21millones de aparatos de telefonía celular, cifra que superaba a la cantidad de habitantes del país. Si la tendencia de los últimos años se ha mantenido es probable que este número  haya aumentado.

Tomando en cuenta datos anteriores, ya en 2010 se calculaba que por cada cien chilenos había 115 equipos tasa superior a la de países como Estados Unidos, donde el porcentaje era de 80 aparatos por cada cien habitantes en el mismo año.

No todos los chilenos tienen un celular. Pero hay un alto número que posee dos o tres  lo que da la suma más alta. Además de las evidentes ganancias que esta situación ha generado a las tres grandes compañías que hasta ahora se reparten el mercado ¿Cuáles son las razones que llevan a las personas a tener uno o más teléfonos móviles? ¿qué impacto tiene el uso masivo de celulares?

Muchas mujeres sienten que la posesión de un celular les permite tener una mayor cercanía con los hijos, al estar siempre disponibles para ellos. Del mismo modo, muchos hombres dicen que les da mayor control sobre sus negocios, familia, o que se sienten más seguros estando siempre conectados. Viceversa, hay quienes le hacen el quite a los teléfonos ofrecidos por sus empleadores abogando por su derecho a tiempo libre.

Así y todo son pocos o pocas quienes optan por apagar el aparato y lo usan hasta en los espacios más privados, como el baño, por ejemplo. Ni que decir de restaurantes, medios de locomoción colectiva, supermercados etc.

Un gran sector de la sociedad, sobre todo los jóvenes, se identifican con el celular por su eficacia tecnológica, ya que les permite tener un mayor reconocimiento social. Ellos buscan personalizar su móvil  a través del fondo de pantalla, ringtone, aplicaciones etc. Además les es sumamente ventajoso poder conectarse en forma permanente en sus constantes desplazamientos fortalece su pertenencia a una “manada”.

Contra reloj

La carrera contra el tiempo se ha transformado en una de las principales aliadas del uso de celulares: “Aprovecho los trayectos en taxi para ponerme al día con las amigas, adelantar pega o hacer trámites“ comenta Verónica V, que a diario debe recorrer unos 15 kilómetros entre su casa y su oficina. Si el trayecto es más largo, por ejemplo Santiago-Valparaíso, es posible escuchar verdaderas conferencias de trabajo. Hay quienes no paran: hace unos años, en un tren que hacía el recorrido Stuttgart- París, pude ver a un empresario y su secretaria trabajando como si estuvieran en su oficina en el compartimiento vecino al mío durante las seis horas que duró el viaje.

La existencia de teléfonos cada vez más “inteligentes” permite también tener un registro inmediato (visual o de voz o de ambos) crear redes sociales, hacer transacciones económicas y otras acciones  en plena etapa de exploración.

Aparte del desdibujamiento- o trasgresión- entre el espacio público y privado que acarrea el uso masivo de la telefonía móvil, desde que el uso del celular dejó de estar asociado solamente con el habla, el estilo comunicacional ha variado significativamente. Hoy se conversa a través de mensajes de texto o correos electrónicos y  se hace propaganda, informa, vende o convoca control a través de twitter.

La utilización de los celulares para el aprendizaje en aula también ha llegado a Chile, luego de conocerse exitosos experimentos en Estados Unidos. Tanto el colegio privado Santiago College como 38 escuelas municipalizadas recibieron Ipad de la Fundación Mac-PC para ser usados con fines pedagógicos .Y el laboratorio de Computación y Comunicación para la Construcción del Conocimiento de la U. de Chile (C5), desarrolló junto a la empresa Andina Tech, un software para celulares que permite que los profesores armen juegos de roles.

De manera no oficial o con menos apoyo, maestros avezados han decidido volcar a su favor el uso de celulares en la sala de clases aprovechando las aplicaciones que estos brindan. El tema no es menor considerando que según un estudio encargado por Telefónica a la Universidad de Navarra en nuestro país la venta de celulares alcanza al 92% del mercado de los niños de entre 10 y 18 años.

Nos hacen distintos

Los reales alcances de los cambios  producidos por el uso de celulares están por verse pero ya hay más de un resultado citable. En abril de 2011, durante el 3er Foro Global de Telecentros, un entusiasmado periodista egipcio nos contó sobre el uso intensivo que hizo la oposición para organizarse contra Mubarak. Meses más tarde nuestros estudiantes lograron remover el cerrado marco informativo de los medios de comunicación tradicionales levantando información e imágenes desde sus aparatos móviles.

Carlos Flores, director de la Escuela de Cine del ICEI de la Universidad  de Chile, detectaba hace unos años el cambio en la percepción del cuerpo y el desparpajo adquirido por los adolescentes para mostrarse y comunicarse gracias al acceso inmediato de su imagen, obtenida tras un click. Antes de la aparición de las cámaras digitales había que esperar el revelado del rollo para saber qué aparecería. Y hace unos 30 años era un procedimiento caro y demoroso. “Las nuevas tecnologías producen transformaciones, no digo que sea para bien o para mal. Están ahí, nos hacen distintos y tenemos que usarlas para ver cómo nos pueden servir” opina.

Tanta maravilla tiene un reverso Desde 1995, cuando se publicó en Le Monde Diplomatique “Velocidad e información. ¡Alarma en el ciberespacio!, el urbanista y filósofo Paul Virilio ha escrito contra las nuevas tecnologías “que hacen desaparecer la realidad”, y acerca de la pérdida del cuerpo inducida por la virtualidad, alertando además sobre la abundancia de información que en el fondo, según su criterio, produce también desinformación.

Y en 2011 la Organización Mundial de la Salud advirtió que “utilizar teléfonos móviles puede incrementar el riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer”

El gobierno chileno prometió hacer un manual de uso para resguardo de la población., Si alguien lo conoce que mande un mensaje de texto.

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