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Estos días me dio por preguntar a cuanto compatriota pelador que se me cruza, cuál es el pecado de Kenita. Me miran como si fuera obvio, y con algo de odio por cierto, porque está vetado defender a la chica: su pecado tendría dos aristas. Una cuantitativa, muchos novios, y una cualitativa, su elección estaría basada en el interés económico.

Para mí, su único pecado es enamorarse de hombres que gracias a la sodomía fanática del patriotismo macho, se creen un espécimen deluxe …fomes, vacíos, apasionados por las bolas.

Miré con gracia por última vez el The Clinic cuando publica como titular hace algunos años: “Kena o Maraca” haciendo referencia a la modelo chilena. Ese es nuestro progresismo. Un paso más y alcanzo a entender por qué tantas revoluciones retornan demasiado al mismo punto: refugios cobardes de poder.

En definitiva cuál es el problema con la rubia? JM dice que es su actitud de mosca muerta, mientras que la Geisha encanta porque nos refriega su verdad, no hay engaño, el que va Va.

Efectivamente Kenita se equivoca al defender la misma moral que la ataca. El primer mandamiento de la moral del muerto: No desear. No desee traicionar a su clase, no desee ir más allá de su padre, no desee lo imposible, no desee tener más dinero si no pide el crédito con nosotros, no desee vivir en un lugar que no le corresponde, y sobretodo, si es mujer no desee nada. Al menos nada en su condición de mujer, porque siempre se puede jugar al objeto, la madre o el hombre.

Es el problema que tenemos todos cuando nos suponemos al margen del ideal. A veces estamos dispuestos a traicionarnos por ser un poco más perfectos – uno de los nombres con más disimulo del fascismo- un poco más elegantes, solemnes, ABC1, buenos, altruistas y desinteresados; o la otra versión, más cool, especiales, progre pero siempre incluidos en el mainstream o el mainstream B.

En ese gesto, sin saberlo le damos más poder al poder, a la hegemonía, parece que siempre somos un poco más reaccionarios de lo que suponemos…

Aspirar a la inclusión, traicionando nuestra diferencia, nos hace y nos hará siempre el proletariado de esa clase.

Es lo que ocurrió con las primeras feministas, quienes defendieron los derechos de un tipo de mujer: la que el hombre hegemónico inventa.

Es lo que ocurre con los gays cuando se ofenden cuando un humorista los llama promiscuos.

Es lo que le pasa al nuevo rico, cuando quiere ser aceptado por el hijo del dinero antiguo.

Pero así como el post feminismo da la lucha por la diferencia, por la mujer del margen: la fea, la gorda, la caliente, la pobre. Es posible defender otra moral, la de la sexualidad más allá de la dictadura médica- religiosa, la del dinero del que emprende como algo mucho más interesante que la del que hereda todos los títulos.

El problema de Kenita y el nuestro es que le teme a la palabra promiscuidad, locura, ambición. En el fondo pura inquietud del deseo.

Darle dignidad a esas palabras sí es sub-versivo.

Siempre hay interés y narcisismo en lo que hacemos. El enamora-miento su paradigma. Por una parte, creemos ver en el otro, a quien apenas conocemos, algo que tiene que ver profundamente con nosotros mismos. Por otro lado, nos vemos empujados a mostrar una versión mejorada de nosotros.

¿Es esto ser maraca? ¿Es una mentira la primera etapa del amor, como los serial lovers sostienen?

Sí y no. La verdad es siempre una versión, no hay más verdad que eso. Y en la vida podemos movernos hacia versiones que nos hagan más o menos felices. De eso somos siempre responsables.

Por último, el problema hoy en la cultura no es cuando mostramos la retaguardia a un Amo. Todas y todos los Kenitas debemos aceptar con decoro y valentía el problema de administrarla y capitalizarla en todos los sentidos: venderla, moverla, tatuarla, gozarla. En otras palabras, aceptar nuestros modos de gozar…y ojalá los del otro.

Sí, el culo nos sirve para algo más que sentarnos.

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2 Comentarios sobre “Kenita

  1. Entiendo que la Emperatriz María Antonieta afirmaba que estaba sentada sobre una mina de oro. No he podido confirmar este dicho pero sería interesante corroborarlo o descartarlo.
    En 2do lugar estoy de acuerdo en el uso del culo feminino para algo + que sentarse, el punto está en que se debe tener clara la ética de ese uso, sin caer en gazmoñerias cartuchas.
    Atte
    F.Guerrero C.

  2. Encuentro pobre la columna.

    Debe también considerar la mentira, el dañar a terceros
    Y la critica al medio …

    Por ahí un par de libros de Kant y Nietzsche … Y la historia le da un giro de 18483820 grados

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