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La memoria colectiva es un término que se utiliza para referirse a aquello que los individuos recuerdan y construyen a partir de experiencias de vida en comunidad.

Existen argumentos y corrientes de pensamiento donde se plantea una falencia respecto al concepto, pues para que exista memoria debe haber un cerebro que almacene, recopile, y otorgue significados. En el caso de un grupo social o comunidad, no existe uno, sino varios cerebros que actúan independientes y pueden ser sincrónicos, como pueden no serlo.

El asunto de la memoria colectiva es tratado en este artículo como reconocimiento de experiencias similares bajo diferentes puntos de vista, es decir, hechos históricos y recuerdos de un “sistema” social.

La memoria colectiva se activa en respuesta a condiciones del medio social, la búsqueda de una “intención con el otro”, de objetivos comunes e identificación grupal. El objetivo común está marcado por las experiencias que vive el grupo, pero las motivaciones son netamente individuales, la mente y significaciones de cada persona reafirman conocimientos y aportan -positiva o negativamente- a la acción y sistema social.

Aquí es cuando vemos un ejemplo de que la memoria colectiva puede ser reafirmada en el concepto de mente corporizada (embodied mind) donde actúan los procesos biológicos y funcionales del cerebro, además de los factores emocionales, culturales y la interacción con el medio. Esto podría situar a la memoria social y la identidad, dentro de una relación sincrónica, resultado de un proceso de conocimiento transversal con la experiencia comunitaria, involucrando todos los factores del pensamiento.

Si analizamos específicamente el funcionamiento del cerebro para hacer una analogía de adquisición de memoria, ésta funciona a corto plazo desde lo sensorial y operacional, y a largo plazo desde las funciones declarativas y no declarativas. La emoción y la percepción influyen fuertemente en primera instancia y definen los hechos que se desencadenarán, así también, el análisis, la discusión, la incorporación de visiones, trae consigo una formalización del contenido y será parte de un contexto común.

Es interesante analizar lo que sucede con los eventos masivos, por ejemplo manifestaciones ciudadanas, ahí participan muchas personas que se sienten identificadas con un objetivo común porque experimentan -desde distintas dimensiones- hechos particulares de una realidad local. Se entremezclan emociones, imaginario, intenciones. Es conjugar memorias para conseguir objetivos, tal como un equipo de fútbol o un elenco teatral.

Es fundamental para que el conocimiento compartido sea re-significado con posterioridad, el mantener registros que posibiliten la construcción de memoria a largo plazo. Para esto debemos reafirmar, evaluar, y ampliar constantemente los imaginarios, es la manera que tenemos como seres humanos de no olvidar, de categorizar, comunicar y construir nuestro mundo desde donde habitamos hasta donde nos encontramos.

Leer sobre Embodied Cognition.
En Twitter @caropaz_

 

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Alguien comentó sobre “Memoria colectiva y mente corporizada, sistemas que construyen identidad social

  1. Un enfoque poderoso y pragmático es el de Francisco Varela en su libro DE CUERPO PRESENTE, que aparece citado en la lectura que recomiendas, se encuentra integro aquí: http://es.scribd.com/doc/88471217/De-Cuerpo-Presente-Varela
    Lo “encarnado” vinculado a la cognición y al concepto de “enacción” es visto como todas nuestras experiencias variadas que provienen del hecho de tener un cuerpo con varias habilidades sensorio motrices individuales; y que se alojan a su vez en un contexto. Desde esta disposición a la acción se generan micro mundos y micro identidades, la base de nuestra memoria.

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