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Programas de Televisión, Reportajes de Diarios, Revistas de todo tipo, artículos, figuras de la farándula, hasta líderes religiosos, reiteran una y otra vez que las señales del tiempo nos hablan que el acabose de mundo está cerca. Así, como una sinopsis de película de terror, habrá tantos eventos en el globo, que este año, todo finaliza.

El ser humano ha tenido una actitud escatológica desde que tenemos registro. Posee la concepción de inicio y fin, porque de inicios y de finales constituye su vida. Ha visto cómo nacen sus hijos y mueren sus padres, pero con la incerteza total de qué es lo que sucede en ese antes y después. La magia, la alquimia, la ciencia, la filosofía han perpetuado la duda superior del ser, en tanto lo ha constituido de esa manera, como un sujeto frágil.

La Revolución Industrial, con esa magnífica máquina burguesa de producción que todo lo transformó, y hoy la Aceleración Tecnológica que nos está transportando hacia lo desconocido de las capacidades humanas, nos lleva a una profunda concepción de crisis final. Hay tanta incertidumbre, hasta el borde de inundar todas las esferas de la humanidad. Así como los regímenes políticos tradicionales están cayendo en su credibilidad en todos los países sin excepción, las economías funcionan con asma y agotamiento, la producción artística es crítica y sin hojas de ruta paradigmáticas, viejas religiones desaparecen y otras nuevas se vuelven populares, una enumeración permanente de almanaque, nos lleva a pensar en verdad, que estamos ante una pérdida de sentido.

Sumemos con cierto terror, los cambios climáticos evidentes: donde antes había un lago, ya no existe, los glaciares están desapareciendo con un gigantismo del tiempo que desespera, el permafrost ya no es permanente por qué se está derritiendo. El Lago Powell de Colorado, Estados Unidos, cada día se seca más, y eso significará que millones de personas quedarán sin energía y agua potable. Los Pingüinos están escapando del incremento de las temperaturas, como también los Osos polares se están ahogando ante la inexistencia de hielos, como asimismo vemos con desesperanza el reino de las necrópolis de coral, que sencillamente, han muerto.

No entraré en la discusión, si los cambios políticos, sociales, geológicos y ecológicos son causados en su totalidad, única y solamente por el ser humano.  Sólo sé una cosa: están sucediendo y todos juntos a la vez. Quizás por eso, nuestra sociedad tiene ese inexorable miedo a la finalidad. Como si estuviésemos en el lecho de muerte y no sabemos qué sucederá cuando todo termine. Ese miedo atávico de enfrentarse a lo desconocido. Eso nos sucede. Vemos la vida como una montaña rusa, que tan rápido y excitante se vuelve, que no nos daríamos cuenta si el carro se desvía y terminamos degollados por uno de sus fierros.

Se cae el mundo como una montaña rusa incierta y sin rumbo. Todo se está transformando y las señales dicen una sola cosa: nada será como era antes. Si tenemos una capacidad de análisis objetivo y amplio, podremos constatar que los cambios globales se han intensificado en un período de años, desde el 2009 hasta nuestros días. Catástrofes, movimientos sociales, inundaciones totales, caídas de gobiernos, migraciones gigantescas de personas y animales, cuestionamiento generalizado de hábitos culturales, emergencia de nuevas características de hábitats de fauna, explosión de burbujas económicas y estatales, cambios de ciclos climáticos. Es ver, estudiar y constatar esas pruebas científicas – tanto que gustan algunos –  que estamos en el medio de un ciclo transformador de la sociedad global.

Toda crisis escatológica tiene un desafío: hacer que nuestra comunicación de la esperanza sea efectiva. Volver a creer en lo Humano. Ante la caída del mundo establecido, siempre ha sido difícil y ha tenido costos variables y sumamente caros. En eso debemos concentrarnos en estos momentos. Cómo nuestro tejido social se reconfigura dentro de un proceso resiliente de adecuación de nuevas consideraciones materiales y éticas que se nos presentarán. O se los coloco de esta manera, tanto que gustan algunos de la efectividad publicitaria: si estamos tan preocupados de cómo y cuándo será la gran catástrofe mundial, ahora pensemos ¿qué haremos al otro día de ese evento para vivir nuevamente en una nueva fundación de lo Humano?

Aprovechemos esa concepción escatológica, incluso ese miedo a la finalidad, para generar esos saltos históricos, para generar una sociedad con nuevos entendimientos, nuevas y solidarias empatías.

 

Fotografía de Mariluz Soto H.

 

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