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El diseño ha sido muchas veces definido como una manera de resolver problemas, capaz de establecer relaciones multidisciplinarias, observar un panorama general para delimitar y acotar, y, una manera de ver el mundo, desde la comunicación, personas, entorno, colores, combinaciones, intensidades, texturas. El diseño no es un hacer, es un vivir en relación con el entorno, observando las posibilidades de mejora y oportunidades de fortalecimiento, es dejar de transitar hipnotizado para caminar participando.

Se ha observado el rol y la manera de crear del diseñador, estableciendo que el pensamiento de diseño (llamado mundialmente Design Thinking) es una oportunidad de resolver problemas a través de una serie de capacidades y habilidades que determinan una modalidad cognitiva de enfrentar, preguntar y buscar respuestas. Tim Brown (IDEO) en 2008 lo definió como: “una metodología que impregna todo el espectro de las actividades de innovación con una filosofía de diseño centrada en las personas” (Revista Harvard Business Review, págs. 85 a 92.  Junio de 2008). No es casualidad que la entrevista se publicara en una de las revistas de negocios más influyente de Estados Unidos. El design thinking se comenzó a observar e implementar en las empresas como una metodología aplicable a los negocios, en donde la innovación es un factor diferenciador, y una de las posibilidades de generar soluciones innovadoras es con una manera de pensar los problemas desde una perspectiva innovadora.

Así es como se estableció que está metodología utiliza la sensibilidad del diseñador y capacidad de entrelazar ideas y opciones para identificar las necesidades de las personas y dar respuesta a través de una estrategia de negocios que mezcle la tecnología y el valor de la persona en el proceso, como una oportunidad de mercado. Indudablemente los líderes comenzaron a ver esta metodología como uno de los factores diferenciadores y ventaja por sobre sus competidores para implementarla como nueva herramienta de desarrollo y integración al mercado.

Las claves de esta metodología son la empatía, valor al proceso mental, optimismo, observaciones e interpretaciones de la sociedad (cultural, tecnológica) para ser implementados en cualquier proyecto que ponga a las personas en el centro de la experiencia (producto y/o servicio). Como metodología establece criterios de desarrollo e implementación, para que un equipo multidisciplinario encuentre las opciones de innovación posibles para ingresar a un mercado cada vez más competitivo y exigente.

Una manera sensible de abordar problemas concretos. Una manera de pensar los proyectos desde una mirada crítica y amplia, valorando las ideas y el trabajo en equipo. Para el diseñador, un nuevo desafío para agregar valor a su trabajo y una oportunidad de mejorar sus procesos de desarrollo circunscritos en una manera de pensar particular y diferenciadora.

 

Texto inspirado en la clase de Diseño Estratégico de Francesco Zurlo. Magister de Diseño Estrategico. Universidad de Valparaíso. Chile

Fotografía: Fragmento de mi mind mapping de la clase.

 

 

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