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Resulta sorprendente el origen de la vida. Un verdadero misterio, aunque sean cientos los libros sagrados que se refieren a ella, y miles los tratados científicos que vengan a explicar el cómo de – al parecer – insignificancias celulares puede generarse un ser humano.

La Vida humana nos obliga a constatar algo: es lo único que nos queda.

Puede el mundo estar en un abismo, la sociedad humana al borde de un colapso, la economía en crisis y agonizante, guerras o fronteras de guerras, discursos de acabose de mundo. Que los futuros distópicos sean la triste realidad, que la elegía reine en el ambiente respirable y el que no se respira, en fin, todo el fatalismo que un tiempo y un espacio puede suceder. Puede pasar. Y siempre, también en los momentos dorados de nuestra Historia, la única esperanza que tenemos es la Vida, que se demuestra lisa y llanamente en las próximas generaciones, que dueñas de todos sus sueños, purificadas de toda corruptela moral, pueden volver a hacernos creer que nos debemos tanto.

La Vida, deviene en la certeza, que como una semilla, es en sí misma, la potencia de todo un ser. Diminutamente gigante. Toda la vida, todas las energías de un big bang multiversal, en una explosión celular que en vez de destruirse, se regenera, se transforma, nada lo acaba, sino que todo lo utiliza para su propio fin, que es construirse y generarse.

San Pablo en su Carta a los Colonenses (2, 12) dijo: “Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos”. En estas palabras nos invita a reflexionar cómo la Vida es un continuo, una forma comunitaria de ver las cosas, pero al mismo tiempo, una reafirmación de la fe en el individuo. La Vida es una oportunidad de nosotros mismos desde el yo, para verternos completamente en el nosotros total.

La Vida es verbo. Representa la acción y la recreación del ser. Nunca estático y siempre en cambio. Desde el momento de la concepción comienza un ciclo de configuración y creación que termina en el alumbramiento. Después del nacimiento, todo tiene un solo objetivo: la Muerte. Esa dualidad de vida y muerte nos trasciende. Misma la del gozo y el dolor, de blancuras y negruras que combinados como un mosaico de una serie de procesos tanto emocionales como biológicos, dan el resultado de la humanidad.

Sin Vida, reinaría la muerte. El verdadero infierno de Satanás. Es decir la pérdida de la esperanza y el diluvio del fatalismo. Cuando sucede aquello, la comunidad se nos acaba. Así el ser humano, carente de todo afecto relacional, de vínculos que lo comunican, solo depara a sí mismo de mirarse en el espejo, con los miedos que atentan contra la consecución de las utopías.

Por eso el origen de la vida, o en otro sentido, cuando la vida se origina, vuelve la potencia creacional a confirmar que nuestro mundo, merece una oportunidad. Nada nos debe abandonar para que rearmados con las armas del amor, diseñemos la arquitectura social como si fuese un canto – unísono de individualidades – gestadoras de una sociedad que se entiende, que avanza hacia la evolución transformadora.

Fotografía de Andrea Mendieta Muñoz

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2 Comentarios sobre “Vida: El origen

  1. Interesante reflexión, felicitaciones!!! Sin duda una de las formas de apreciar la vida es verla en las próximas generaciones. Al observar nuestro mundo actual se produce una decepción, por lo que la apuesta deja de ser por el presente y ponemos nuestras cartas y monedas en el futuro, de la misma forma que lo hicieron nuestros padres. Pero creo que es importante aprender que nosotros fuimos el futuro de alguien y ver la vida presente también como una oportunidad, por esta razón concuerdo contigo cuando dices que cuando la vida se origina hay una confirmación de que el mundo merece una oportunidad, pero no debemos darle esta tremenda responsabilidad solo a la vida que se está recién originando, no debemos cometer el error de nuestros padres, ya que la vida es ahora.
    En lo que no concuerdo contigo es cuando dices que después del nacimiento todo tiene un solo objetivo y éste es la muerte. La muerte no es un objetivo, sencillamente es una de las pocas certezas que tenemos en la vida y al mismo tiempo solo una ilusión ¿Para qué se nos ha dado la vida? esta es una de las grandes preguntas filosóficas y se puede responder de diferentes maneras: La vida es para hacer de ella una experiencia agradable, pero además una oportunidad para conquistar lo eterno dentro de un mundo dominado por el tiempo, pero para esto último no basta con hacer de la vida una experiencia agradable para nosotros mismos, sino que es completamente necesario despertar el sentido de la compasión y alcanzar una lucidez tal que nos permita crear una vida más agradable para todos.

  2. Hace un tiempo atras,el Senador de la Republica de Chile Sr:Pizarro de la DC,escribio y titulo en un diario de circulacion pagado :”Volver al Origen”.Era una estupidez soberana. Hice un comentario de juicio al respecto y no fue publicado.Tal vez mas que irreverente.Me da lo mismo.
    Hoy vuelvo a leer otro y este articulo sobre Vida: el Origen. Extraordinario, exento de pretensiones publicas,tal vez de un hombre que encuentra.. y no,solo busca.Felicitaciones.

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