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Sitiocero se inició sin expectativas ni un horizonte rígido de números, indicadores o metas que alcanzar. Sus puertos de navegación siempre fueron concebidos “como los que la comunidad o la red decidan”. El propósito inicial era constituir una comunidad de conversación y escritura que pensara desde y sobre la comunicación, con una perspectiva amplia e incluyente orientada por el respeto. Consideramos siempre la diversidad como riqueza.

En las primeras reuniones imaginábamos que 25.000 visitas anuales serían una buena contribución para renovar la conversación sobre la comunicación. Hoy, al cabo de 82 semanas de viaje celebramos 1.000.000 millón de visitas. Desde Chile, México, España, Colombia, Panamá, Paraguay, Alemania y Japón, noventa habitantes, colaboradores e invitados han escrito 560 artículos. Y son miles los retuiteos, “me gusta” y comentarios en las redes sociales.

Sitiocero surgió junto con los movimientos estudiantiles de Chile, la Primavera Árabe, los indignados en España, los occupy de Estados Unidos, las mujeres de Italia. Fueron vientos frescos que  impulsaron nuestra navegación, potenciaron nuestras preguntas, y fortalecieron la audacia para explorar respuestas, transgrediendo  los compartimentos que dividen y reducen psicología, sociología, arte, filosofía, política, diseño, espiritualidad, comunicación, cine, teatro, biología o música. Necesitamos una perspectiva humana, abierta e integradora para anticipar los nuevos tiempos.

Vivimos una época de crisis profunda de las instituciones, organizaciones y liderazgos: Uno de los principales “síntoma-causa” es la pérdida de la capacidad de conversar, de escuchar, de respetar, de integrar. Los medios de incomunicación y las organizaciones dominantes tienden a polarizar, simplificar y reducir, más preocupados de su propia supervivencia que de hacerse cargo de una crisis cuya tendencia a empeorar parece lejos de revertirse.

La diferencia entre “hacer un medio” o “constituir una comunidad” es importante en nuestra definición de identidad y nuestro quehacer. Esto nos define como una comunidad de acción a través de la conversación y la palabra, que se expresa en una plataforma articuladora de contenidos. Ser comunidad, ser juntos intercambiando, respetando, creando y conversando es hoy una declaración de principios y de presencia.

Mi sueño para aportar el horizonte común está repartido entre  la mejora de la comunidad Sitiocero  —la escritura, el apoyo a nuevos autores, la gestión de redes, la edición, las publicaciones especiales— y el propósito de ver surgir muchas comunidades de conversación con sus propios sitioceros. La prefiguración de una nueva época pasa por la capacidad de constituir muchas comunidades geográficas, temáticas, sectoriales, empresariales, gubernamentales que escriban, emitan, registren, fotografíen, dibujen un futuro común.

Reconfigurar la comunicación, cuidar y energizar comunidades es un acto que siembra esperanza.

Termino agradeciendo a todos los lectores, escribidores y multiplicadores que realizan este Sitiocero que hoy es “millonario”. La felicidad es siempre compartida.

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