Compartir

El instrumento o medio por el cual, se realiza el descubrimiento, que relaciona a un actor con un director, en el proceso de ensayo y puesta en escena de una obra teatral, pareciera ser simple de definir.

El texto.

Para Pavis, existen cuatro tipos de texto:

“1. texto dramático. Es muy problemático poner una definición (…) ya que Todo texto es teatralizable a partir del momento en que lo utilizamos en el escenario. 2. El texto espectacular o texto escénico, es la relación entre todos los sistemas significantes utilizados en la representación y cuya organización e interacción constituyen la puesta en escena. 3. Texto principal, texto secundario. El drama escrito contiene en paralelo las acotaciones escénicas, o texto secundario y el texto dicho por los personajes o texto principal. 4 Texto escenario, reflexiona sobre las relaciones entre el texto y el escenario suscita un debate de fondo entre la puesta en escena”[1]

Todas estas definiciones, contienen el elemento palabra como un elemento que no puede estar ausente. A excepción del texto espectacular, que podría, entre sus significantes, no tener a la palabra como elemento. Pero esta visión del texto ha tenido un quiebre en la historia, el mismo autor nos señala su evolución histórica, Pavis comenta:

“El teatro queda encerrado en una concepción logocentrica (…) del aristotelismo o de la tradición occidental, equivale siempre a considerar el texto como el elemento básico, la estructura profunda y el contenido esencial del arte dramático.(…) a fines del SXIX se inicia un giro de la la posición logocéntrica. La prevención sobre palabra como depositaria de la verdad y la liberación de las fuerzas inconcientes de la imagen y del sueño hacen que el arte teatral sea excluido del ámbito del verbo y considerado como el único pertinente; el escenario y todo lo que puede operarse en el son promovidos al rango de organizador supremo del sentido de la representación”[2]

Por texto entendemos todo lo que ocurre en el escenario y que es utilizado como proyección desde el espacio. En el texto espectacular, la palabra es entendida como texto dicho, pronunciado y articulado por el actor, sin embargo, también es considerado como texto, el signo escénico, signo que, en este sentido, proviene de la lingüística y que, como dice Ferdinand de Saussure, es:

“Una asociación entre el concepto y la imagen acústica, se trata de una delimitación convencional en una masa amorfa de contenido (“una nebulosa”) de cierta significación, mediante una forma lingüística: sólo pueden distinguirse conceptos en virtud de su estar ligados a un significante particular. La lengua oficia así de intermediaria entre el pensamiento y el sonido. El signo lingüístico es una entidad psicológica de dos caras, que Saussure denomina significado y significante (para el concepto y la imagen acústica, respectivamente) de manera de trasmitir la unidad indisoluble que conforma el signo como totalidad”[3]

Este signo lingüístico, construido por dos entidades, indisolubles para el autor, logra una suerte de tridimencionalidad en su contenido, al ser un signo en una puesta en escena, sumándole un tercer elemento: la observación del espectador sobre él, y su posterior construcción lectora de ese signo dentro de un espacio escénico, es factible de semiotizar por quien presencie el espectáculo, siendo esta semiotización, producto de un referente cultural que los mismos espectadores posean. El autor Raymundo Mier, nos comenta que el signo está constituido por la relación de dos entidades:

“Llamaremos signo a la combinación del concepto y la imagen acústica”. La imagen acústica que se denomino significante, “No es el sonido material, algo permanente físico, si no la huella psíquica de ese sonido, la representación que nos da de ella el testimonio de nuestro sentido; es sensorial y si llegamos a llamarla material es solamente en ese sentido”. “El significado es la imagen mental, el concepto. La relación que se establece entre significante y significado. Para dar valor al signo es arbitraria o siguiendo las precisiones hechas por Benveniste, inmotivada. Quiere decir que no existe ninguna razón para que las palabras adopten los sonidos que la conformen y para que evoque las imágenes que le están asociadas.”[4]

Según Peirce, el signo lingüístico es una entidad de tres caras, el referente, el significante, y el significado. El referente es el objeto real, al cual hace referencia el signo. El significante es el soporte material o sustancia, lo que captamos de acuerdo a los sentidos. El significado es la imagen mental que se forma en el signo (concepto/abstracción de ese algo)[5]

El silencio en la escena es un signo y su representación esta compuesta por dos elementos: la huella psíquica y la imagen mental, el concepto, como nos plantea Saussure. Para poder construir su relación entre ambas, tenemos que definir este signo que denominaremos: texto del silencio, esta definición la construiremos a partir de lo estudiado en la música como signo, el cine como imagen y la filosofía como sentido. Repasemos algunos pasajes mencionados anteriormente:

“En la Música hemos concluido que el silencio es infinito y su existencia es interrumpida por el sonido, no es otra cosa que todo lo que ocurre entre y/o ínter, la relación de los objetos y componentes que emiten un ruido determinado. Es un signo expansivo e infinito como el universo que habita el alma humana. En la filosofía La existencia y la presencia del ser humano, parecieran ser más limpias o más esenciales en el silencio, pues la palabra es explicativa e interpretativa. Son palabras sobre otras palabras En el Cine es Un espacio eterno, Una manifestación que nos lleva hacia el interior del alma humana, a la fibra de los personajes, Las emociones se muestran en abundancia, cuando el silencio las cobija”[6]

Definiremos el “texto del silencio”, como atemporal. Eterno e infinito. Inacabado, es una imagen inmóvil donde las emociones se muestran con claridad y en abundancia, es la muestra de la esencia absoluta. Precisamente, quisiéramos señalar que ese punto de partida que hemos definido, como el texto del silencio, es el inicio de un trabajo teatral. Independiente de la procedencia formal del texto principal, es decir del referente, como dice Saussure; puede ser un poema, noticia, cuento, novela, obra clásica, etc., estos referentes textuales nos aportan al punto de partida a lo analítico, como dice stanislavsky, a la concepción general del rol, para ir en búsqueda del texto del silencio. Texto que construiremos desde la musicalidad de las palabras, utilizándolas como signos escénicos. Pues las imágenes nacen desde este lugar y son acabadas por el espectador en su silencio, como huella psíquica del sonido.

¿Cómo nace, y se desarrolla, el texto del silencio? Su forma literaria es la que nos introduce en terrenos subjetivos de interpretación, aludiendo directamente al bagaje cultural de los actores y del director. Con esto, nos referimos directamente, a lo que llamaremos el historial personal, es decir, la educación, las creencias, las experiencias de vida, etc.

El actor, se presenta a su primera lectura de la obra y resuelve, durante esta lectura, antes o después de ella, su participación. ¿Por qué? Por múltiples razones, por que le interesa el texto como pieza literaria, por las infinitas posibilidades teatrales del mismo texto, por lo llamativo del personaje, por que le interesa la propuesta artística del director.

A su vez, el director se encuentra con esta misma historia y decide hacerla por razones tan diversas, que conciernen a sus intereses, por nombrar algunas; Porque le interesa la temática de la obra, porque esta motivado en montar una obra con múltiples personajes, porque la obra le presenta un desafío de superación a sus trabajos anteriores, porque corresponde a una línea de investigación etc.

Al estar formado el elenco, éste se reúne por primera vez. Comienza la primera lectura y con ella, la primera voz de esta obra, que nace del conjunto de todos los artistas allí presentes. Con ella empiezan las primeras conversaciones y comentarios sobre el texto, su historia, sus personajes y cómo el director y los actores ven este texto y su posible puesta en escena. Comienzan las relaciones entre todos los signos que van a confluir en el escenario. Como ejemplo de esto; La música como elemento rítmico y de intensidad y volumen, las imágenes que nacen de los aportes propios del equipo, y su significado. El Sentido de lo que se dice o no y las relaciones entre los personajes y la estructura de este relato. Entonces aparece el significante del silencio como un signo del texto espectacular, como el ínter conector de todos los sistemas de relaciones que se unen en el escenario.

De tal forma nace el camino al escenario, las palabras empiezan a faltar, los gestos y la kinética actoral comienza a crecer para demostrar lo que se piensa y se cree de esta obra. Estamos en el inicio de la creación del texto espectacular. Es donde el texto del Silencio empieza a dar forma en su significado como elemento narrativo.

Las imágenes materiales y físicas de la escena, desde el punto de vista del espectador, son inmóviles, es una imagen que nos entrega la pura presencia y existencia del ser. El actor hablante, es un cuerpo sostenedor de emociones que habitan en él y lo reviven para el espectador, sus expresiones están siempre al borde de transformarse en movimiento, dependientes del futuro como el silencio, su cuerpo es un sostenedor que contiene, limpiamente casi sin expresión física, las emociones, de tal forma que, el espectador complete ese futuro que ya es presente en el relato, en su silencio, en su indagación.

El sentido estético de este lugar, es construido en un espacio vacío, silencioso, un escenario que sólo resiste el verbo del actor en su carne. Las acciones son nacientes desde el silencio y desde la introspección del hombre, desde el taceo[7] hacer el silencio. Las luces son abstractas, atmosféricas y atemporales, nos remiten a lo infinito y nos conducen a un espacio provocador, que tiene referencias pero que no se resuelve en sí mismo.

El espectador entra a la sala y comienza su gran gesta de la obra, interpretación y lectura desde su silencio. Recién comienza el proceso, hablamos de la construcción en conjunto, de todos los elementos que participan del texto espectacular, en él, esta implícita esta partitura de la obra teatral, el texto del silencio, que es inacabado y dependiente del espectador y de su participación en la obra. Se puede construir un fragmento de ella para poder ser presentada a público, por eso, el silencio es eterno e infinito, su partitura es escrita una y otra vez y otra vez, en cada función.

Para poder explicar este texto del silencio, y su significado estético, desde la dirección del actor hablante, utilizaremos una primera experiencia personal como director de teatro en el año 2000.

“Los Jerarcas”[8] de Pedro Vicuña es una historia que narra los acontecimientos sucedidos la madrugada del 11 de septiembre de 1973 en el palacio de La Moneda, antes del inminente golpe de estado en Chile. De manera alegórica, esta obra recorre los sueños rotos de un grupo de gobernantes. Del cómo soñaron y amaron una patria distinta, hecha por todos y para todos y cómo la destrucción se avecina, poniendo a prueba el valor humano de enfrentar estos hechos. Paralelamente, un grupo de tres altos jerarcas de la izquierda chilena, discuten acaloradamente el acontecer político y especulan sus futuras consecuencias.

En la obra, el personaje de la secretaria de palacio, Maria, interpretada por Carolina Fadic, era una mujer que estaba a la espera de las noticias de los acontecimientos que ocurrían fuera de palacio, conectada a un teléfono que no paraba de sonar. Donde todo lo que se sabía era contradictorio entre sí. En un determinado momento ella cruza el escenario, su Excelencia les había pedido a todos que lo dejaran sólo. En su traslado, ella tuvo un presentimiento, como una visión del futuro, una suerte de Casandra. Se da vuelta mirando el publico y sostiene un monologo que dura alrededor de siete minutos, en el que narraba todas las atrocidades del futuro, las muertes y la pobreza humana, que vivirían durante los siguientes años, este texto estaba construido como una suerte de éxodo, en medio de la obra.

“Carlos: Yo me quedo con usted Excelencia.

Su Excelencia: quiero estar solo Carlos, y sentir la libertad de derramarse mis ideas sobre mi mismo en mi propia hora

Carlos: Lo siento, no puedo abandonarlo. Me quedare aquí en silencio no seré si no una sombra de mi mismo”.[9]

El silencio es un actor más en esta obra, desde ese lugar se esperan los acontecimientos, y todo el sentido de la obra se entrega a partir de lo que se encuentra ausente. Sus referencias textuales tienen que ver con la falta de información, falta de certezas de los sucesos que ocurren. Al igual que el silencio, el sentido del texto dramático es construido desde el ruido que, en este caso, son las informaciones que se reciben por medio de un teléfono, éste, es parte del monólogo a público que sostiene:

 “María: Son como voces en medio de la noche. Pasos que retumban en galerías húmedas. Como el vientre vacío de los barcos cuando cae un pedazo de carne muerta. Y de pronto un silencio, como si el tiempo se quedara detenido y se acallaran los engranajes del universo.

Y después, tantos gritos de espanto, ahogados, acallados de zumbidos de metales, de puertas que se abren, que se cierran, hacinando cuerpos en oscuros bodegones.

(…) Y el éxodo, y se quedo vacía la tierra. Solo el oro corre por las alamedas, ya no hay padre, no hay hijo, no hermano, ni te quiero

Su Excelencia: ya se acerca el final, y nuestras ingenuas manos no podrán soportar este torrente de miseria que viene a sepultarnos.

María: Como hacer para lavar la sangre de estos ríos, estas que llanto. Vegetar en el silencio.

Su Excelencia: déjenme solo”[10]

El despojo escénico, la ausencia casi total de elementos escenográficos y la quietud física en la interpretación, contribuyeron a formar un signo del silencio, que ponía en una posición expectante al público, para la visión de estas imágenes entregadas por medio del texto del silencio.

Para poder preparar este trabajo, se le pidió a la actriz que cumpliera con dos cosas para partir y poder narrar la escena. La primera, una quietud física total, y una disminución del parpadeo de sus ojos, lo máximo que ella pudiera. Lo segundo, la mayor cantidad de pausas y silencios en el decir el texto. El sentido de lo primero, es que la interprete pasa a ser una suerte de trampolín de la historia, ningún movimiento físico traduce el relato, entonces, se ve una imagen física de ella compacta quieta que permite traducirla como silencio, como ausencia e infinita, de tal forma, que esa quietud es envolvente y atrapadora, se espera que algo ocurra. La acción, como gesto, estaría en sus ojos, que funcionarían como un microfilm que traspasaría la historia, sin concretar la imagen como tal. Suspendida, traídas de un lugar abstracto y atemporal, mezclada con el decir del texto en el espacio, con pausa para la concreción visual por parte del espectador. De tal forma que en lo segundo, estas pausas y silencios darían vida al texto del silencio, sostenedores puros de las imágenes, que son parte del relato de estos acontecimientos, este silencio textual es sostenedor al igual que el texto hablado del contenido que le otorga el espectador al relato, es una estética inacabada en sus imágenes y releída y construida por el espectador. Técnicamente se utilizaría los signos gramaticales del texto hablado para poder crear el texto del silencio.

La idea, era generar que estas imágenes se aparecieran en ella, en el silencio. Como caídas de un lugar abstracto que no se quiso definir, la idea de dejar la puerta abierta, tenía como objetivo que el espectador también fuera un autor de estas imágenes, de tal forma que, desde el silencio, naciera el visionado, y la asimilación posterior de esta imagen para el personaje de María, quien narraría a todos los personajes que estaban en escena, y a los espectadores los cuales entraban en la convención de la detención física y contemplativa de estas imágenes, que ella les narraría.

La palabra, da paso a la imagen creada en el texto del silencio, la pura presencia física y la quietud nos introducen en un relato infinito acabado por el espectador en la lectura y posterior sumatoria que el hace de todos y el mismo como significantes de la escena

Después del estreno y las funciones, se descubrió que la propuesta resultaba y eran siete minutos de suspensión permanente donde el espectador estaba quieto y en silencio junto a la actriz, viviendo casi el mismo proceso, tratando de hurgar dentro de los ojos de ella, para poder completar sus imágenes o bien, las que éstas le provocaban.

Durante mucho tiempo, nos ha surgido una interrogante: ¿Por qué resultó realmente? La actriz, tuvo un gran crédito en esto, su disciplina, su proyección emocional, su fragilidad y el que fuera siempre muy permeable a las ideas que exponíamos en los ensayos, hizo posible el logro de los objetivos de la puesta en escena.

El silencio, fue el único conector real entre la actriz, el director, el relato y el público, al no ser invasivo, al ser prudente con el dolor. Además, nos permitió a todos, generar un ambiente en el cual, se pusieran las imágenes sobre nosotros e, indiscriminadamente y libremente, la actriz y el público pudieran llenar ese silencio, que en definitiva, nunca existió, lo que hubo realmente fue una detención y una invitación a construir la imagen de este relato en conjunto.

Desde ahí en adelante, el silencio, como espacio de creación y relación entre todos los significantes de una escena han sido una gran inspiración en la construcción de un relato y en la inspiración de él mismo. En el texto del silencio caven todas y cada una de las interpretaciones posibles de un relato, es infinito. Se suman y no se contradicen otorgándole al teatro un espacio de democracia real

El Silencio, es todo, en él nacen y mueren todas aquellas imágenes, todo aquel sentido que el actor podrá dar.

[1] Pavis, Patrice: Op. Cit. p. 89 pp. 470-474

[2] Ibid., pp. 473-474

[3]. Saussure, Ferdinand: Curso de lingüística general. Editorial Losada. S.A., Buenos Aires, 2008. p. 17

[4] Raymundo. Mier Op. Cit. P. 153

[5] Appia, Adolphe: Op. Cit. P. 419.

[6] Véase en Capítulo I: Hacia una definición del silencio

[7] Ver etimología del silencio Capítulo I: Hacia una definición del silencio

[8] Estrenada en marzo del año 2001 en la Sala Galpón 7 de Santiago mas información enwww.nicolasfontaine.cl

[9] Vicuña Pedro y Nicolás Fontaine (texto montado) Los jerarcas 2000. Texto inédito del autor.http://www.buenaugurio.cl/2010/04/13/los-jerarcas/

[10] Ibid. P. http://www.buenaugurio.cl/2010/04/13/los-jerarcas/

 

Este texto es precedido por Hacia una definición del silencio (1) ,  El silencio (2) como concepto filosóficoEl silencio (3) y su iconografía musical,  Silencio (4): la imagen de la emoción,  El silencio (5) como pieza inicial en el método Stanislavski y La dirección del actor hablante en el silencio (6)

 

 

Compartir

3 Comentarios sobre “Actor y director: texto del silencio (7)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *