Compartir

En los últimos años han aparecido varias películas de orquestas de música. La Visita de la Banda cuenta la historia de un conjunto de la policía egipcia que viaja a tocar en la inauguración de un centro árabe, en Israel. La Orquesta de los Niños relata los esfuerzos de un profesor de música en el Nordeste de Brasil, que desafía envidias, intereses y mafias políticas para formar una banda de música clásica. Y por supuesto, la aclamada El Concierto que narra la historia de una desintegrada orquesta de la Ex Unión Soviética, que se recompone “clandestinamente” para ir a dar un concierto a París.

La metáfora de la formación de una orquesta que supera múltiples obstáculos funciona y emociona. Que un grupo de seres humanos se junte a hacer música clásica, en estos tiempos movidos por los números, el éxito y el rating, es en sí un acto de esperanza. Requiere el rigor y la disciplina de cada miembro con su propio instrumento para ir a una comunión grupal que necesita ensayos largos y a veces tediosos hasta acercarse a la perfección que se le ofrecerá al público. No se puede ser parte de una orquesta por cumplir. El compromiso y la entrega deben ser  totales. Eso emociona, más cuando se trata de niños.

Mientras escribo o usted lee, en la vida real hay un grupo de jóvenes de entre 14 y 18 años ensayando y preparándose para interpretar a Brahms y  Beethoven y hacerse presentes en Santiago en toda su majestad. La historia de la Orquesta Bicentenario de Curanilahue, y la de muchos de sus integrantes, podría también ser un gran film chileno. Esa zona del Sur, que aparecía el mapa por ser símbolo de extrema pobreza, hoy lo hace por ser cuna de una orquesta milagrosa. Como en las películas, el padre de alguno de esos niños le rompió el violín “porque no tenía sentido perder el tiempo en tonteras”. Y como en esas historias de superación que sacan lágrimas en la oscuridad de la sala de cine, la mayoría de esos niños ingresó a la enseñanza superior, varios estudian música y se destacan en concursos nacionales de interpretación musical.

El viernes 4 de enero, la Orquesta realizará un Concierto de Gala en el Teatro Nescafé de Las Artes. Los fondos recaudados servirán para apoyar a la Orquesta y a algunos integrantes que viajarán a seguir sus estudios musicales en Estados Unidos y universidades de Chile y Argentina. Así continuará esta historia en que la música transformó vidas y  la identidad de una región.

Imagino el teatro lleno y las personas levantándose de sus asientos para brindar una ovación final. La cámara recorre los rostros emocionados de esos jóvenes músicos que no sabían que su dedicación y sus logros eran reconocidos y agradecidos por tantas personas.

Entradas en venta aquí por el sistema Ticketek 

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *