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Paul Virilo sugirío que si bien la declaración de Francis Fukuyama sobre “el fin de la historia” parece groseramente prematura en cambio se podría empezar a hablar “del fin de la geografía”. Las distancias ya no importan  y la idea del límite geográfico es cada día más difícil de sustentar en el “mundo real” que conforman hoy las supercarreteras de la información y el traslado y compra de activos es cuestión de segundos sino minutos. Las fronteras estatales, barreras culturales, las identidades colectivas han tendido a desaparecer ante las elites financieras que dominan hoy al mundo.

Al decir del sociólogo Zigmund Bauman por primera vez, ya no existe “el aquí y allá” “interior y exterior”, “cerca y lejos”: con la explosión del tiempo en las comunicaciones y la reducción del instante  magnitud cero, los indicadores de espacio y tiempo pierden importancia, al menos para aquellos cuyas acciones de desplazan  con la velocidad del espacio electrónico”.

El transporte de la información que no requiere ningún desplazamiento de cuerpos físicos-con la aparición de la World Wide Web computarizado se puso fin –en lo que concierne a la información- al concepto de desplazamiento y distancia a recorrer.

Las nuevas herramientas de comunicación social y sus resultados son portentosos: Facebook, Twiter, youtube, por nombrar algunas, “comunican” a millones de habitantes del mundo, sin importar barreras socioculturales y políticas. En efecto, los habitantes  de una pequeña localidad en el sur extremo de Chile interactúan con otros de grandes ciudades de todo el orbe.

En todo caso, el nuevo ciudadano del mundo tiene una vida comunitaria planetaria precaria: lo que comunicó ahora deja de ser relevante a los segundos, puesto que otras idea, noticia, información es más relevante para la “comunidad conectada”.

Lo que parecía un salto para acercar las comunidades locales y globales de internautas se ha transformado en lo contrario. Al decir de Michael Benedikt- citado por Bauman  en su libro La Globalización Consecuencias Humanas- que hay una relación intima entre velocidad de desplazamiento y cohesión social: “La cohesión social en cualquier escala es una función de consenso, los conocimientos comunes, y sin socialización e interacción constantes esa cohesión depende escencialmente de la enseñanza temprana y estricta- así como de la memoria- de la cultura. Por lo contrario la flexibilidad social depende del olvido y las comunicaciones basales”.  Al decir de los expertos tanta velocidad en las comunicaciones asfixian y ahogan la memoria.

Según la Agencia EFE, el gurú tecnológico norteamericano Shelly Palmer quien recomienda un tratamiento para limpiar las amistades sobrantes en la red social sin generar enemigos. Esta limpieza se tiene que hacer si cuentas con más de 200 amigos en facebook: Y esta operación consiste en cerrar tú cuenta y crear otra. Esta purga, necesaria según el autor de “Digital Wisdom”, permite hacer uso más racional de facebook y combatir tanto abusos como pérdida de tiempo.

La anulación de las distancias y los tiempos por la vía  tecnológica no homogeniza la información y la cultura sino tiende a polarizar. Para decirlo de otra manera: las pequeñas localidades serán domesticadas por las grandes. Es decir los países poderosos tienen la ventaja comparativa en todos los ámbitos y se impondrán  a los pequeños y más débiles.

Las elites viajan por el espacio y a mayor velocidad que nunca, e imponen sus términos, que generalmente se expresan en imponer las condiciones económicas, de producción, el hábitat y cultural en desmedro de los débiles que ven como se les mueve el piso bajo sus pies, sin tener capacidad alguna para evitarlo.

En el pasado el poder económico  se sustentaba  en conquistar territorios, hoy el poder es financiero y no tiene fronteras, es transnacional y para sustentarlo no se necesitan ejércitos propios.

El ciberespacio es hoy por hoy el mundo de muchos, el paraíso de la nueva “libertad”, como dice Bauman. Citando a Margaret Wertheim quien escribe “Así como los primeros cristianos visualizaban  el paraíso como un reino ideal más allá de la decadencia y el caos del mundo material-una desintegración palpable del Imperio  que se derrumba a su alrededor-, en esta época de desintegración social y ambiental los proselitistas del ciberespacio presentan su dominio como ideal que está “más allá”  y “por encima” del mundo material. Así como los cristianos presentan el paraíso como el reino del cual el alma humana  se liberaría de las debilidades y los defectos de la carne, los campeones del ciberespacio lo aclaman como el lugar donde el yo será libre de las limitaciones de la encarnación física”

Con la degradación de los espacios públicos han florecido efímeras comunidades en el ciberespacio. Un caso paradigmático, parece ser, el fenómeno de Facebook. En efecto al inicio se multiplicaban geométricamente los “amigos” y  hoy se ha iniciado un fenómeno inverso: El cansancio de cibernautas que se miran el ombligo y no salen de sus “Causas” por disparatadas que  han reducido la capacidad de interactuar en el espacio social. En esta línea -un estudio aparecido en Febrero- del Pew Research Center aseguró que más de la mitad de los usuarios de facebook en Estados Unidos ha tomado algún respiro en la red social. El 61% dijo haber descansado de facebook en algún momento y un 27% aseguró que este año dedicaría menos tiempo a la red.

Otro aspecto que preocupa, en que en países como el nuestro, las redes sociales para nada son libres. En efecto, su acceso esta normado por los proveedores y tiene un costo financiero: En definitiva  la participación en las redes sociales sigue siendo clasista y excluyente. Los pobres del campo y la ciudad siguen y seguirán siendo excluidos de la “iluminación” de internet. Este es un fenómeno no solo chileno, es mundial.

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Alguien comentó sobre “El paraíso de la nueva libertad

  1. En su conferencia realizada en la feria del Libro de Santiago en 2002, recuerdo que Alain Touraine estaba ensimismado, alejado de la discución de sus contertulios, que exponían acerca de si este siglo XXI sería posmoderno, posestructuralista o poshistórico, etc, y su incidencia en la conformación de las nuevas comunidades. Repentinamente, Touraine proclamó a viva con los brazos extendidos: este siglo será el siglo de Nietzsche!!! del ideal Nietzscheano!!! Y yo me pregunté:¿ no son acaso estas nuevas comunidades cibernáuticas y sus redes la materialización de ideales peligrosos, donde el tiempo y espacio están en entredicho, completamente relativizados?

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