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Arthur Schopenhauer (1788-1860), filósofo alemán cuyo pensamiento puede no haber sido tan definitivo como para exclamar con Borges que después de él poco más quedaba por decir a la filosofía, pero por sus innovaciones e influencia en prominentes pensadores que lo sucedieron debe merecer nuestro reconocimiento. Cuando la corriente filosófica del pensamiento apenas empezaba a salir de la Ilustración, época que Kant calificó como el período en que el hombre sale de la puerilidad causada por él mismo y por su falta de decisión o de valor para pensar sin ayuda ajena, Schopenhauer,  con una claridad y belleza de expresión ajena a la generalidad de los filósofos y más aún a los filósofos alemanes, fue tal vez el primero en introducir al pensamiento occidental la sabiduría hinduista, a veces oculta en sus símbolos míticos como es el considerar la creación del universo consecuencia de un sueño de Brahma. También fue uno de los primeros filósofos en reconocer el sufrimiento, como Buda lo reconocía, un elemento básico de nuestra existencia. Otro concepto novedoso para su tiempo fue afirmar que el universo no es un lugar razonable, cuando casi todos los filósofos occidentales lo habían presentado como un lugar colmado de armonía y comprensibilidad.

Puede haber en el pensamiento de Schopenhauer algo del fatalismo que al pensamiento oriental injustamente se le endilga. Es cierto que los orientales en general consideran la vida individual determinada en cierta manera por condiciones anteriores, pero ello no puede interpretarse como una forma de aceptar pasivamente el resultado de los acontecimientos como realidades definitivas a las cuales es inútil oponerse, porque también los hindúes creen que cada individuo cambiando su interior cambia su mundo. La iluminación es una forma básica como los orientales buscan el cambio, que es para Schopenhauer equivalente a la esencia divina de una realidad total existente en lo más profundo del sentimiento interior de los individuos. Para los hindúes Dios equivale a la misma espiritualidad, es la divinidad que hay dentro de nosotros. El brahmanismo de India, presente en el pensamiento de Schopenhauer, es uno de los movimientos hinduistas, aunque no el principal de la India actual, tuvo su época de preponderancia entre los años 800 y 300 antes de nuestra Era. Han sido muchos los diferentes movimientos religiosos en India, pero han podido convivir sin muchas rivalidades, y una de las razones es que en los antiguos vedas está escrito que sólo hay una verdad, la Verdad única, a la cual los sabios le dan distintos nombres.

Schopenhauer, como la mayoría de los pensadores, discurrió sobre demasiados temas, errando en algunos, a veces porque en la época no había la información de la que se dispuso posteriormente, otras veces por el arraigo de los prejuicios humanos que hacen a veces decir, aún a los más sabios, cosas que no dicta la razón. Uno de los graves errores que no se perdonan a Schopenhauer fue menospreciar a la mujer, aunque de ello posteriormente se retractó. En muchos grandes pensadores encontramos a veces cosas absurdas o infundadas que debemos aprender a rechazar sin restar el mérito de las realidades que nos enseñan. La filosofía es búsqueda y no posesión de la sabiduría, este fundamento válido para el aprendizaje, también lo es para la convivencia diaria porque nos permite exaltar en cada persona que conocemos lo que nos parece bueno y callar lo que nos parece malo. No hay filósofos reconocidos de los cuales no tengamos mucho por aprender y algo que debamos pasar por alto. A ellos debemos llegarnos en busca de lo que aproveche a nuestro propio crecimiento y a la mejora de nuestra civilización.

Para Schopenhauer el mundo de los seres humanos está hecho del mismo material que el de los sueños, como el “velo de maya” de los hindúes. Para éstos, los hombres creamos nuestro propio mundo con la ilusión. De la única forma como tenemos un acercamiento a la verdad objetiva es por la iluminación, sólo por ella podemos ver a través del velo de Maya, que es un arte engañoso de un dios desconocido. Consideran que tanto nosotros, como nuestra vida y todas las cosas son resultado de un sueño o ilusión de Brahma que nos hace creer que somos verdaderos y distintos, que actuamos y experimentamos; así, vemos muchos seres, no a uno solo, y no sería el dios desconocido quien nos engaña, sino nosotros mismos quienes nos estamos engañado por nuestra ilusión, el sueño que suplanta la realidad.

La voluntad para Schopenhauer es una fuerza cósmica que crea estrellas, hace crecer los árboles, nacer y morir a los seres humanos. El hombre queda atrapado en una forma de vida contradictoria que disfruta pero le acarrea sufrimiento. Influenciado por Kant, además del pensamiento oriental, la cosa en sí de Kant es para Schopenhauer la realidad fundamental, el razonamiento principal de su sistema. A diferencia de Kant, él considera que su conocimiento puede ser inmediato por medio de la experiencia de una realidad volitiva interna dentro del propio cuerpo. Todo fenómeno para Schopenhauer, tiene una realidad interna comparable. El término “voluntad” puede extenderse a la naturaleza interna de las cosas. Sin embargo, distintos tipos de cosas manifiestan la voluntad en grados distintos. Para él todo objeto puede ser explicado por sus relaciones con otros objetos según lo expresa en “el principio de razón suficiente”: “todo objeto posible mantiene una relación necesaria con otros objetos, por una parte como determinado, por la otra como determinante”. El acallamiento de la voluntad es para Schopenhauer el ideal humano, aunque rara vez se alcanza. Como la voluntad es el principio fundamental, nuestras vidas están dominadas por el querer y por lo tanto inspiradas en la lucha, los conflictos y la insatisfacción.

Schopenhauer afirma el sufrimiento de la vida que sólo puede eliminarse limitando el deseo, lo que según él lograron los antiguos ascetas cristianos, en lo que se aparta de Buda, quien después de haber probado el ascetismo, comprendió que esa no era la solución definitiva contra el sufrimiento y se decidió por una forma de vida que no exigía tanto sacrificio, “el camino del medio”. Para Schopenhauer los antiguos ascetas rechazan el deseo en un acto interno de “negación de la voluntad de vivir”, advirtiendo que la propia voluntad motiva todos los fenómenos y que nada se gana con la lucha y la competencia, por lo cual abrazan la resignación y, como ideal ético de todas las religiones, llegan a comprender intuitivamente que ellos son con todos uno solo.

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Alguien comentó sobre “Schopenhauer y el hinduismo

  1. Schopenhauer está infravalorado en parte por el “latiguillo” de Pesimismo.

    Después de estudiar la Filosofía Oriental, si es que existe como un todo organizado, se puede alegar que su originalidad es escasa, pues gran parte de su pensamiento es una traducción a términos occidentales de los tesoros que hay en Hinduismo y sobre todo el Budismo.

    Pero es que el timbre de Gloria del filósofo alemán es precisamente haber actuado como puente entre el pensamiento oriental y el occidental.Puso “aquí” gran parte de lo mejor “de allí. El Orientalismo de Schopenhauer transformó de manera decisiva el pensamiento occidental.

    Bravo por el cascarrabias de Danzig y Frankfurt.

    Por ésta razón la deuda

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