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Este artículo is about cómo las personas están changing su manera de hablar, mixing one or two lenguajes in the same conversación. Are you ready?

El concepto para este fenómeno es conocido desde los años 40’s como code switching o alternancia de código y se refiere precisamente al uso de dos o más lenguajes en un mismo contexto o interacción: “Envíame un mail right now”. El mismo concepto se aplica para la alternancia de estilos al hablar; distintas entonaciones al conversar dependiendo de quién tengas al frente. Usamos particulares estilos para expresarnos con nuestros jefes y colegas (formales) y uno muy distinto cuando en ese mismo espacio de trabajo recibimos una llamada personal (informal). Incluso, a muchos les resulta vergonzoso hablar con ese balbuceo cariñoso frente a otros. “Ya, sí mi amor, yo paso a comprar el pan”, pero ese tipo de alternancia lo dejaré para otro artículo.

Me concentraré en la alternancia de lenguajes y cómo los chilenos estamos intercambiando el Spanish and the English. Nombramos cosas, eventos, acciones y disciplinas que tienen su propio nombre en español pero que por comodidad, moda, casualidad, publicidad o globalización, usamos la versión en inglés.

Por su impacto más allá de la comunicación, el code switching ha sido estudiado desde la sociolingüística, la filosofía, antropología y otros campos. Algunos lingüistas ven este comportamiento como una amenaza al lenguaje. Otros más liberales dicen que la mezcla de lenguajes podría dar origen a nuevas lenguas que facilitarían la interacción y con eso, la comunicación, sobre todo en ambientes laborales transnacionales, donde un Japonés –cuyos padres son mexicanos– trabaja en una empresa estadounidense que vende insumos médicos a India. Algunos aseguran que el Spanglish será el lenguaje del futuro; los más estrictos dicen que es un mal invento porque además de la pérdida del idioma, el uso de un determinado lenguaje está cargado de simbolismos, cultura e historia que no se pueden traspasar solo al pronunciar tal o cual palabra.

San Diego, California. Dos amigos mexicanos se encuentran en la calle. Uno le dice al otro:

“What’s up güey!, I called you last saturday para que hiciéramos un barbicue en el parque, pero tu pinche cell ringeaba y ringeaba… ¿no escuchaste el voicemail que te dejé?”.

San Diego está a treinta minutos de Tijuana-México; su proximidad, dinámica migratoria y creciente intercambio comercial han acelerado este fenómeno y de cierta manera se entiende que la alternancia de código entre inglés y español sea más común, y lo seguirá siendo porque se espera que durante el 2014 la población hispana sea mayoría en California.

Pero Chile está en el fin del mundo, a miles de kilómetros de Estados Unidos, de Australia o de Inglaterra. Sin embargo, las frases en inglés se meten, se mezclan y se pegan a la conversación como si fueran propias de nuestra cultura:

“Soy un doglover”; “disfrute la experiencia de la pantalla touch”; “el mejor sistema para su baby, compre el nuevo coche travel system”; “please, hagamos un break”; “necesitamos cambiar de switch”; “dame tu feedback”, “¿cuál es su background?”, “el CEO de la compañía”; y el famoso “copy paste”.

¿Por qué se intercambian los códigos? Si estuvieras fuera de tu país nativo, quizás te resulte más fácil expresar sentimientos en tu propia lengua, también te ayudaría en el proceso de adaptación a otra cultura o lo utilizarías para hacer algún aporte imprescindible en una conversación (si las otras personas son bilingües, claro). Pero si vives en el mismo lugar donde naciste, donde creciste ¿por qué podría ser necesaria la alternancia de código?

Los lingüistas más conservadores, dicen que la instalación del Spanglish en nuestras conversaciones reducirá nuestro vocabulario y con ello debilitará la riqueza del idioma, como también mezclará las culturas y sus características.

Los lingüistas más liberales dicen que el code swichting es señal de que el país se abre al mundo. Uno de aquellos osados es Ilán Stavans, sociolingüista y profesor en cultura latinoamericana. Amado y odiado. Sobre todo en el año 2002 cuando tradujo al Spanglish el primer capítulo del Quijote de la Mancha: “In un placete de La Mancha of which nombre no quiero remembrearme, vivía, not so long ago, uno de esos gentlemen who always tienen una lanza in the rack, una buckler antigua, a skinny caballo y un grayhound para el chase…”. Stavans no se cansa de defender esta mezcla, el año 2003 publicó un diccionario en Spanglish.

En el caso de Chile, hace rato que dejamos de ser una “isla en el continente”. Las películas, la música, los tratados comerciales y la moda se tomaron el diccionario. Lucho knows y nos ha convencido que se puede aprender inglés en un país rodeado de vecinos que hablan el mismo idioma.

Si hay algo bueno de esta alternancia es que amplía nuestro vocabulario en inglés, pero ojo. Sería óptimo que al mismo tiempo que aprendemos otros códigos, sigamos conociendo nuestro propio idioma, aprendiendo a usarlo y a escribirlo. No es lo mismo decir “Se busca secretaria con buen manejo de ingles” que “Se busca secretaria con buen manejo de inglés”. ¿Ves la diferencia? Este aviso publicado en un diario provocó desde bromas hasta la reacción de grupos feministas.

No me molesta tanto la alternancia de código, siempre y cuando sea para enriquecer nuestra comunicación y no para limitarla.

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2 Comentarios sobre “Do you speak Spanglish?

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