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El incidente que involucra a Fernando Paulsen y Pablo Longueira nos demuestra una vez más de lo voluble y dirigible que es el ciudadano virtual promedio. La indignación no vale nada si no viene acompañada del juicio o la reflexión, y al Guerrillero de Sillón, como lo nombró Pérez Tornero, le hace falta lo segundo. Recuerdo que hace poco un titular mañoso, de esos que abundan en internet, rezaba lo siguiente: “Green Peace le da todo su apoyo a la Key de Pesca” (En la que también está involucrado el candidato de la UDI). Nada más alejado de la realidad: lo que hizo Green Peace fue solo reunirse con los dirigentes para discutir los términos y condiciones de esta ley, para que el impacto ambiental sea lo menos sustantivo posible. Algunos podrían decir que es una solución incompleta o de parche. Pero como sea, sigue siendo más de lo que muchos activistas de Facebook hicieron por el medio ambiente durante esa fecha. Sin embargo, la veracidad del titular no fue obstáculo para la avalancha de indignados que despotricaron no solo contra Green Peace, sino contra las ONGs en general. Paulsen tuvo que pedir disculpas por su error en Tolerancia Cero. Imagino si se obligase a los ciber revolucionarios a disculparse cada vez que emiten un juicio sin darse el trabajo de comprobar las fuentes. Tal parece que sí es cierto eso que dicen que el ser humano es el único animal que tropieza más de una vez con la misma piedra. No aprendimos nada del caso de Inés Pérez Concha y su controversial video sobre las nanas.

Me parece fabuloso que ahora seamos una ciudadanía que no se queda callada, que abandonamos la postura de “no estar ni ahí”. También aplaudo que el periodismo persiga la verdad antes de los intereses de los poderosos. Sin embargo, no podemos confundir el periodismo de denuncia con desatar polémica porque sí. Así como las preguntas de un profesor no son hechas para “pillar” a su alumno, las preguntas de un entrevistador no pueden ser hechas para “pillar” a un entrevistado. Si durante la entrevista el primero lo pilla por culpa de la falta de probidad del segundo, está bien, pero no puede ser el propósito del periodista.

Se habla mucho de que ahora somos un Chile distinto. Sin embargo, en lugar de una ciudadanía informada y escéptica, cada vez más tenemos a una turba con antorchas, irracional, agresiva y antojadiza. Es como si hubiésemos pasado de ser una sociedad que creía todo lo que los medios oficiales decían, a creer de antemano que cualquier acusación de por sí es verdadera, aunque no se haya demostrado lo contrario. Basta con señalar a Pablo Mackenna y decir que es pedófilo, para que esa persona quede relegada al ostracismo. Si resultó ser o no cierto, podemos preocuparnos de eso más tarde, total, los diarios o las páginas web se encargan de decirnos qué pensar. El anonimato nos evita tener que pedir disculpas, como Paulsen.

Si las fuentes de Paulsen fallaron, hay que reconocer los errores. Puede que haya algo de culpa en las fuentes, pero así como Paulsen no puede eludir su responsabilidad, nosotros no podemos simplemente esperar a que lo que dicen los medios son verdad, y  si nuestros juicios resultaron ser infundadamente peyorativos, culpar a la fuente y la información errada que gatilló nuestra desmedida reacción.

Una ciudadanía crítica no debería funcionar como una veleta que cambia con la versión más creíble de un suceso. Tenemos que ir más allá de los contenidos mediáticos e indagar, deducir, cuestionarnos. Creo que hay mucho que desentrañar de este caso. Para mí, la reacción natural de una persona a quien se le acusa de algo que no ha hecho, es la indignación y el enojo, algo que no se vio en Longueira. Más bien se le vio nervioso, descolocado. Si a mí me acusan de asesinato, lo que hago es negarlo y pedir alguna prueba a quien me acusa, no tomarme un vasito de agua y tartamudear.  Pero para la ciudadanía, eso no parece ser tema. Somos una Sociedad del Espectáculo, donde el conflicto de reality tiene más la atención que los subtextos, los escándalos valen más que los hechos, y vomitar veneno por Internet es más importante que tomarse un par de minutos para comprobar las fuentes de lo que se lee.

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Alguien comentó sobre “Ciudadanía crítica vs. Turba furibunda

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