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Durante los últimos años, con las múltiples marchas y protestas en pro de una mejor calidad de la educación en Chile, y más recientemente con el escándalo de la CNA, me he hecho una pregunta que para muchos su respuesta puede ser obvia, pero no lo es: ¿para qué sirve la educación?

Los medios de comunicación, y muchos “expertos”, han difundido la idea de que la educación es el gran instrumento de movilidad social, es decir, que la educación es la vía para que un alumno que ha nacido en una casa humilde, tenga la oportunidad de ganar más dinero que sus padres, y romper el círculo de la pobreza en el que le tocó nacer. Dicho de otra forma, un poco dura tal vez, la educación sirve para que un niño que nació en Cerro Navia, de adulto se pueda ir a vivir a Vitacura.

Esta idea está tan arraigada, que una vez leí una entrevista realizada a una profesora del Instituto Nacional (colegio público por cuyas aulas han pasado 18 presidentes dela Repúblicapor cierto), que expresaba más o menos textualmente “Nuestro objetivo como colegio es que los hijos de nuestros alumnos no estudien aquí”. Creo que la frase no necesita mayor explicación.

Pero, ¿es para eso educación? Y de ser así, ¿se cumple esta premisa? Yo creo que no.

Y para demostrarlo les voy a contar de dos realidades. La primera, es la de miles de jóvenes, de clase media o media baja, que con mucho esfuerzo incluso, se han endeudado durante años para poder obtener un título universitario. Al salir con su cartón en la mano, se dan cuenta de que la vida no es tan fácil y a muchos les cuesta mucho encontrar trabajo en lo que estudiaron. Hace poco vi en un noticiero que más del 60% de los egresados de la educación superior NO trabajan en lo que estudiaron durante cinco o más años. Eso sin contar los miles de profesionales que simplemente no logran encontrar trabajo, ni siquiera en cargos que no son para ellos, muchas veces porque están “sobre calificados”. Son los llamados cesantes ilustrados.

De los que encuentran trabajo en su área de especialidad, existe un gran porcentaje también que trabaja sin contrato, part time y con sueldos inferiores al mínimo en muchos casos. Esto se da porque al haber muchas universidades e institutos profesionales, egresan al año miles de profesionales para rubros donde ya están copados todos los cargos. Siendo así, las empresas contratan profesionales jóvenes, que por ganar algo de experiencia y un poco de dinero, aceptan trabajar por cien mil pesos al mes. Al cabo de un par de meses, se aburren de las condiciones y renuncian, lo que al empleador generalmente no le trae mayores problemas ya que para el cargo vacante hay cientos más haciendo fila. Antiguamente nuestros padres estaban toda la vida en un mismo trabajo. Hoy, un profesional de 30 años ha pasado por no menos de 12 empresas, en busca de un mejor sueldo y condiciones de trabajo.

La otra cara de la moneda, es la de muchos jóvenes que se meten de alguna forma al mundo de la farándula en la TVo se dedican al fútbol. La televisión actualmente está dando cada vez más espacios para que jóvenes entren, a costa muchas veces de tener que contar su intimidad y muchas otras perdiendo incluso la dignidad. Sin embargo estos jóvenes, modelos, chicos realities o como se les quiera llamar, ganan sueldos millonarios, superiores a los de los profesionales mejores pagados del mercado chileno. Esto, porque no solo cobran el sueldo por aparecer en TV (que a veces no es tanto como se cree), sino que además ganan dinero por asistir a eventos en discoteques los fines de semana, en los cuales a algunos por ir a bailar o animar (a unos les pagan sólo por estar) reciben hasta un millón de pesos por un par de horas.

Se suele comentar en los ambientes académicos o “intelectuales”, que estos jóvenes son tontos e ignorantes. Me ha tocado escucharlo muchas veces. Yo sin embargo estoy convencido que la mayoría de estos jóvenes de tontos no tienen un pelo, ya que en una sociedad que considera que un individuo es exitoso cuando más dinero tiene, ellos se pueden jactar de que han roto el círculo de la pobreza y, efectivamente han  dado un salto en su estado social (el rol que se le atribuye a la educación, recordemos).  Creo incluso que muchos profesionales critican a estos chicos con envidia (tristemente), por que ven que ellos tienen autos y casas, bienes materiales que por muchos estudios que tengan los universitarios, no conseguirán jamás. Por cierto, es necesario también comentar que ser parte de la farándula no es un trabajo fácil. Requiere pasar muchas horas diarias en el gimnasio, someterse a cirugías plásticas y estar dispuesto a que una cámara de televisión te siga hasta cuando vas al baño. La mayoría de estas cosas un profesional no estaría dispuesto a  hacerlas. Yo no al menos.

Sí puedo concordar que muchos de estos chicos son ignorantes (y no es un insulto, todos lo somos en mayor o menor medida), al menos en las áreas que la denominada “alta cultura” considera que una persona educada debiera saber. Muchos de estos jóvenes (hay excepciones) saben poco de historia, ciencias o matemáticas, pero… según el paradigma de lo que se considera exitoso en Chile ¿alguien duda de que lo sean?

Por otro lado están los futbolistas, que tampoco sin tener ningún estudio, llegan a ganar (en el caso de los más exitosos) en un mes lo que un profesional gana en toda una vida de trabajo. Por ejemplo, un profesor gana en promedio durante su vida laboral, unos  $500.000 pesos mensuales. Multiplicado por 12 meses, este profesor gana $ 6.000.000 al año, y en 40 años de trabajo, este profesor chileno habrá ganado 240 millones de pesos.

Mientras, el Barcelona le paga a Alexis Sánchez un sueldo anual de 6.5 millones de dólares, lo que en pesos chilenos, equivale a un sueldo mensual de poco más de $257 millones. Eso sin contar lo que recibirá por múltiples contratos por publicidad y entrevistas en televisión. Tampoco estoy considerando que muchos de estos futbolistas pasan la mitad del tiempo en la banca o lesionados, o que veces pasan semanas sin hacer goles. En términos simples, Sánchez gana en un mes lo que muchos profesionales ganan en toda su vida.

Por supuesto, no todos los futbolistas ganan lo que Alexis Sánchez (que no está ni cerca de ganar lo que otros jugadores mejor pagados aún), pero ¿no es acaso un poco desproporcionada esta diferencia? En un Chile donde se reclama, con justicia por cierto, cada 5 minutos por la desigualad, a nadie parece molestarle lo que gana un futbolista. No tengo nada personal contra Sánchez; no me cae ni bien ni mal porque no lo conozco. Sólo lo pongo como ejemplo para tener datos reales para fundamentar esta idea. He escuchado además, a muchos cesantes ilustrados estar muy de acuerdo con los sueldos que ganan los futbolistas.

Alguien por ahí estará pensando que si sumamos a los futbolistas y faránduleros chilenos que reciben sobre un millón mensual, no es una gran cifra, que probablemente no supera las mil o dos mil personas. Es cierto. Sin embargo son ellos los modelos de éxito que los chicos de clases más modestas ven como ejemplo. Si un niño hijo de un obrero ve que un profesional que estudia 5, 6 y hasta 10 años, y se endeuda de por vida para ganar menos de lo que pagó por el arancel enla Universidad, versus, dejar el colegio, o llegar sólo hasta cuarto medio, salir en TV y en un par de años tener un par de autos deportivos, departamento y un LCD en el living, pues bien… ¿no hay donde perderse no?

Hay un último factor que quiero agregar a esta exposición. Hace un tiempo, el diario La Tercera publicó un estudio donde indica que el 50% de los gerentes de las grandes empresas nacionales salieron de sólo 5 colegios, todos del barrio alto por supuesto.

Los analistas dijeron que esto se debía a que estos colegios eran los con mejor educación en Chile. Muy pocos se atrevieron a mencionar en cambio, que la situación también (y mayoritariamente) se da, porque las familias que estudian en estos colegios se dan trabajo entre ellas, y que difícilmente un alumno de un colegio público, por inteligente y preparado que sea, podrá acceder a este círculo. Es decir, el nepotismo pesa por sobre la meritocracia. Ahora, no nos veamos la suerte entre gitanos y admitamos que en todas las clases sociales se da esta situación, que tal vez es bastante lógica: si uno tiene la posibilidad de dar un empleo a otra persona, obviamente optará primero por ver en la lista de amigos y familiares para llenar el puesto. El problema, es que muchas veces el trabajo se otorga solamente por “el pituto”, sin importar si el nuevo empleado era el mejor para el cargo o no. Esto redunda en que finalmente no son siempre los mejores los que van encontrando trabajo, sino muchas veces, los que tienen un familiar o amigo que los ayude.

Hasta el momento y por lo que he planteado, más de alguno estará pensando que promuevo que la educación es una estupidez, ya que el texto muestra que hay miles de personas que con educación no han podido lograr la ansiada movilidad social y que muchas otras, sin ningún estudio más allá del colegio, han logrado romper el círculo de la pobreza y llegar incluso a un estatus superior al de profesionales bien pagados.

Sin embargo lo que planteo es todo lo contrario, y vuelvo con ello a la pregunta original: ¿para qué sirve la educación? ¿Para que un niño pobre deje de serlo? Yo creo que no.

La educación sirve para que las personas tengamos más herramientas en la vida, tengamos más opciones para elegir que queremos hacer, ser más libres y, finalmente, para ser mejores personas. Para eso sirve la educación.   

Veamos.

Una persona educada puede conversar con un presidente y con un mendigo de igual forma, pues maneja un amplio vocabulario, y sabe respetar todas las condiciones sociales humanas.

Una persona bien educada, y que domina por ejemplo, una lengua extranjera, tiene más posibilidades de conseguir trabajo. O ganarse una beca para trabajar o estudiar en otro país.

Una persona educada podrá hacer trabajos más mecánicos o rutinarios, más simples, y también trabajos difíciles. Podrá entender manuales de equipos complejos y utilizar aparatos sofisticados.                                                                                            

Una persona educada tiene mejores herramientas para conocer y defender sus derechos como consumidor. Así, tiene más posibilidades por ejemplo, de tener un buen plan enla Isapre, o menos de que una multitienda lo engañe con repactaciones truchas.  ¿Les suena “La polar”?

Una persona educada tendrá más opciones de ascender en su empresa, y con ello, no sólo tener mejor sueldo, sino ser partícipe de las decisiones que la empresa toma.

Una persona educada puede optar por trabajar en un ambiente humilde, elegir no hacerse rico con sus conocimientos y experiencia. Conozco a muchos profesores que tienen talento e inteligencia de sobra para ganar mucho dinero, pero que por vocación trabajan en colegios pobres y ganan un sueldo bajo. Aún así ellos están felices porque se sienten útiles a la sociedad. Su educación les permite hacer esto, sentirse realizados como personas, aún cuando no tengan riquezas materiales. Alberto Hurtado por ejemplo, con su apellido de alcurnia y sus estudios de derecho enla UC, además de su carisma e inteligencia, puedo haber sido un político famoso o un gran empresario, sin embargo decidió vivir humildemente y servir a los demás. Eso lo pudo hacer gracias a su educación. Tuvo la libertad de elegir qué hacer con su vida.

Podría seguir dándole miles de ejemplos como estos, pero creo que ya entendió la idea. Ahora pregúntese: ¿Qué hace un chico reality y sin estudios, cuando deja de ser interesante parala TV?

Por último, estoy convencido de que lo que debemos hacer es mejorar la educación de este país, pero esa es una tarea de todos. Sí, porque la educación no depende sólo del Mineduc, del Presidente o de los parlamentarios de turno. La educación se da en el colegio, pero además en la casa, con los amigos, y a través de los medios de comunicación. En la casa, porque educación no es sólo saber matemáticas o arte. Es saber compartir, ser responsable, amable, tolerante. Muchos padres creen que son buenos en su labor porque le compran el último videojuego de moda a sus hijos, pero nunca están con ellos. Sin ir más lejos, en Chile se promueve que los niños vayan al colegio a la edad más temprana posible. En Finlandia en cambio, el país con la mejor educación en el mundo, los niños entran al colegio a los 7 años. Esto, porque sus padres se dedican a ellos durante la primera infancia. Los medios de comunicación por su parte también tienen un  rol importantísimo en la educación. Cabe recordar que el 84% de las personas declara ver TV todos los días y que el chileno promedio ve más de dos horas por jornada. Nosotros, nos hacemos una imagen de cómo es el mundo a través de los medios, y por tanto, debemos exigir que estos sean de calidad (los invito de paso a apoyar nuestra campaña “Por una TV educativa”.

Porque finalmente, ser educado no es sólo ser el mejor ingeniero o médico. Es también ser respetuoso con el medio ambiente, ser solidario con el vecino, ser tolerante con los que piensan distinto. Ser educado es tirar la basura donde corresponde, no conducir un auto si ha bebido alcohol, dar el asiento a una mujer embarazada. Todo eso también es educación, y es deber de todos mejorarla. Tal vez cuando entendamos esto, la meritocracia será más relevante que la pitutocracia.

Esa es mi modesta opinión. Si usted no la comparte, lo invito a rebatir estas ideas. Si usted o su hijo(a) eran de clase humilde y ahora tienen una buena situación económica, y sienten que así han logrado su objetivo de vida, sinceramente lo felicito. No tiene por qué estar de acuerdo conmigo respecto a para qué sirve la educación. Ahora, lo invito a comentar.

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