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Igualdad en las campañas

Durante el período de elecciones, entendiendo que esto fortalece la democracia, se fijan una serie de reglas que dan cuenta de una loable preocupación por el pluralismo e igualdad de condiciones en las campañas electorales. Los canales muestran una franja televisiva donde se distribuye equitativamente el tiempo entre los candidatos presidenciales y con una cierta proporcionalidad (debatible) también entre los candidatos a los otros cargos. Se realizan foros donde se muestran los postulantes a las diferentes posiciones y los candidatos desfilan por los distintos programas y horarios intentando aprovechar su tiempo de exposición.

Finalmente, está el gran ritual de la democracia ofrecido por los medios de comunicación. Las asociaciones de prensa, radio y televisión, organizan debates en que participan todos los candidatos bajo reglas estrictas acordadas con los equipos de campaña. Se trata de puestas en escena rigurosas, donde se respeta la igualdad de tiempo, de enfoque, de calidad de audio, de preguntas y temas, etc.

Este esfuerzo de ecuanimidad es meritorio, pero aplicando los mismos criterios más allá del periodo electoral, se constituye en la prueba evidente de la desigualdad comunicacional permanente del sistema.

Si se considera que en tiempo de elecciones, el límite del gasto en campañas y la equidad de la exposición en la pantalla contribuyen a la democracia, ¿por qué no pasa lo mismo durante los cuatro años que preceden o siguen a la elección?

He escuchado a varios comentaristas afirmar que los debates no modifican mayormente el resultado, que en realidad las decisiones ya están tomadas. Repiten esa frase sin el menor atisbo de preguntarse por qué motivo o cómo se tomó esa decisión. Al contrario, siguiendo la lógica de esos comentarios uno podría concluir ¿entonces para qué hacemos debates?

 

Desigualdad comunicacional
Desigualdad comunicacional

La desigualdad permanente

La decisión sobre por quién votar se toma durante los cuatro, ocho, dieciséis, veinticuatro años previos en que la televisión y los medios han mostrado los mismos protagonistas, los mismos rostros, la misma lógica duopólica. Evelyn Matthei se ha quejado de que ella recién inició su campaña, pero ha sido “rostro” político hace por los menos 25 años. ¿Qué queda para Rossana Miranda si todos sus minutos en televisión sumados no alcanzan a los de una semana de Michelle Bachelet en el gobierno?

Todos los canales de televisión y medios de comunicación masivos son propiedad de sectores completamente afines a la ideología del poder dominante. El Consejo Nacional de Televisión y el directorio de TVN son “propiedad” de la Alianza y la Concertación y los pocos programas políticos, como Tolerancia Cero y Debate Nacional, también reflejan esa misma representación. La maquinaria comunicacional del duopolio, con sus ideas y protagonistas, lo inunda todo todos los días, durante los 1.461 días del período presidencial para solo abrirse levemente durante los últimos 60 días.

En esas condiciones es difícil pensar en un país pluralista, diverso e incluyente, que aproveche la vitalidad de ideas y protagonistas que quieren y tienen derecho a ser parte de la definición de su mundo. Esta ampliación implica abrirse mucho más allá de los actuales límites partidarios y temáticos de la política oficial.

A pesar de que define completamente sus posibilidades, en el debate televisivo ningún candidato mencionó el derecho a la comunicación, ninguno mencionó la inédita concentración de los medios o que son propiedad de los mayores grupos económicos (cosa que, por ejemplo, en Estados Unidos estaría prohibida). La comunicación y el sistema de medios definen el escenario, el guión y los protagonistas, pero nadie parece preocuparse más allá de cuando se trata de fijar las reglas de las dos horas de debate. Ilusión. La decisión ya fue configurada en los 1400 o 3000 días previos.

Hoy se habla de reformar la Constitución en el parlamento y/o de Asamblea Constituyente. El diseño de los espacios para la participación diversa y la expresión plural, el formato para el debate de ideas y la inclusión, son decisiones vitales para el resultado de ese proceso. ¿Habrá cabildos ciudadanos, participación a través de las redes sociales e internet, cuáles serán los mecanismos institucionales? ¿Los medios de comunicación masivos darán espacio a las distintas posiciones, incluyendo las que quieren más democracia en el sistema mediático, o seleccionarán y editorializarán a su conveniencia? ¿Cómo es la campaña para elegir a las personas que formarán la Asamblea? La comunicación es determinante en el camino y resultado del proceso constituyente, pero por ahora no parece ser tema. Después, será demasiado tarde.

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2 Comentarios sobre “La desigualdad comunicacional, un freno para Chile

  1. Si este duopolio comunicacional es determinante para las elecciones … que queda para el resto de la planilla televisiva? La televisión abierta se está encargando de cegar a los televidentes, alimentándolos con noticias negativas, que no son representativas de la realidad y de la sociedad que vivimos. Las noticias son centralistas, clasistas, sexistas y te encausan a creer que el deporte no es un estilo de vida rentable. Ya basta de la televisión basura que existe en Chile en dónde conocer con quién se acostó Valentina Roth es más importante que entender como funciona el sistema de AFP’s…

  2. Ningún candidato habla o reivindica el derecho a la comunicación, espacio central del ser humano, uno de los espacios que nos define como SER-HUMANO. A partir del ejercicio comunicacional nos transformamos en seres humanos. Insólita la des-conexión profunda de nuestros candidatos que viven en sus escafandras particulares. Tampoco nadie habló de cultura, políticas públicas culturales, el derecho a la cultura del pueblo de Chile. Otro espacio que nos fortalece como seres humanos que viven en comunidades. otro espacio que nos configura como parte de un colectivo con memoria y futuro. En fin….

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