Ella va toda erguida, con sus brazos estirados, pañuelo al viento, toda seductora meneando sus caderas al compás del pedaleo, pensando en si bajará a la calle o seguirá por la vereda. Dobla en la esquina a 10km/h y tiene un encuentro fugaz con un peatón. Frena, salta encima del peatón, cae al piso y lo primero que suena es su hombro. El peatón le cae encima.
Él va de corbata, lleva un lado del pantalón doblado y amarrado con un elástico. Va por la ciclovía a 15km/h con pedaleo firme pensando a cuántas reuniones tiene que ir en el día. Adelanta a otros ciclistas y cuando llega a la intersección, la rueda de otra bicicleta se mete en sus pedales y lo empuja contra un farol.
Ella se amarra el pelo, se pone la mochila y sube su menudo cuerpo a la bicicleta que usa hace cinco años. Avanza a 15km/h hacia el poniente por una amplia vereda, sin peatones a esa hora, hasta que ve la punta de un auto que acaba de salir del estacionamiento de un edificio. Frena en seco a centímetros del auto, da un giro y cae encima del capot.
Tres imágenes, tres historias que cada día se hacen más frecuentes en distintas calles de Santiago. La maravillosa experiencia sobre la independencia del auto y el transporte público para algunos, se está volviendo un asunto caótico para otros. Si ahora dices ¡Cuidado con el Ciclista!, no sabes si es porque quieres que el auto no choque al ciclista, que el ciclista no choque con otro ciclista, que el peatón no choque con el ciclista, o como sea; hay tantas combinaciones de accidentes como bicicletas y peatones dando vueltas por la ciudad. La buena convivencia se pone a prueba en cada esquina, ciclovía, vereda, calle y pasaje. No hay espacio para todos y es urgente ponernos de acuerdo. La bicicleta, sinónimo de libertad, respeto, buena salud y armonía con el medio ambiente se convertirá en un problema cuando la guerra por el espacio se haya declarado. Necesitamos infraestructura y algo más.
El nuevo desafío urbano
Junto con generar más espacios para el tránsito adecuado de ciclistas, más estacionamientos y más tiendas cleteras, es urgente construir algo que ningún ingeniero, geógrafo o planificador urbano puede hacer y algo que ningún político puede prometer: educación, respeto y cultura. Hay reglas mínimas para el juego, como pedalear a una velocidad que te permita reaccionar en caso de emergencias: calzada 20km/h, ciclovía 12km/h y vereda 6km/h.
El único conductor en tránsito que no tiene un seguro es el ciclista y es justamente uno de los más vulnerables porque debe compartir espacio con el automovilista y con el peatón, en situaciones estresantes como evitar que el pedal choque con la cuneta, como salir en la luz roja antes que todos los automovilistas, esquivar a los peatones que cruzan en la mitad de la cuadra o que ocupan las ciclovías, etc. Otras situaciones con resultado de muerte, como el joven atropellado en el mes de agosto en la esquina de la calle Santa Isabel en Santiago.
En Chile, solo una parte del total de siniestros con ciclistas involucrados es cubierto por algún seguro y con cobertura parcial. El SOAP (Seguro Obligatorio de Accidentes Personales), cubre accidentes protagonizados por vehículos motorizados, no entre dos ciclistas, o entre un ciclista y un peatón, ni tampoco las caídas, sin terceros involucrados.
Un seguro para ciclistas
Si eres la mujer del pañuelo al viento, el que va de corbata, la joven de mochila o ninguno de ellos pero has tenido un accidente en bicicleta o has visto un accidente, participa en la primera Encuesta Nacional de Accidentes Ciclistas de la organización Bicicultura. Cinco minutos para ayudar a crear un seguro específico para ciclistas. Hasta el 30 de agosto.
Los resultados de la encuesta, cuyas conclusiones y recomendaciones incorporarán estudios y experiencias internacionales, serán presentados en un evento público a autoridades, medios de comunicación y empresas de seguros.
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3 Comentarios sobre “¡Cuidado con el ciclista!”