Compartir

Almendrita vienes llegando a hacer cantar a las mariposas, creces como orquídea abierta a la vida, tus ojos se llenan de luz y árboles que danzan el gran baile de los ciclos eternos. Eres una Almendra gozadora… Te miro, te pintas las uñas de nuevos anhelos, entrenas las garras, te fotografías intentando descubrirte, descifrarte, yo te abrazo en los brazos del asombro y tu comes galletas y chocolates mientras tu pelo crece con caracolitos de mar. Vas recorriendo el camino de hojas y chinitas de la suerte con un desparpajo inquietante, publicas tu carita de luna con la lengua afuera y adentro, triste, aburrida, dichosa. A través de facebook compartes tus búsquedas de la mujer que serás y que ya se asoma en tus células de gata que se estira lánguida los días de sol. En esa comunidad tienes amigos y amigas de distintas edades, comentas, saludas a Mandela, abogas por la educación pública y gratuita, defiendes a la madre tierra sin complejos y te declaras enamorada de Johnny Deep gritando a los cuatro vientos que estás aburrida este domingo en la tarde y que quieres que alguna amiga te invite a su casa.

El territorio vasto de la libertad es tu nación soberana.

Esta Almendra en flor se permite un tapiz colorido de sueños y nuevos permisos: Seré esgrimista, veterinaria, presidenta, actriz, seré acróbata, hiphopera y deletrea posibilidades infinitas… muchas más de las que yo jamás deletreé. Muchas más de las que mis compañeras de camino jamás deletrearon, qué decir de nuestras madres y sus tímidas antorchas, de las abuelas tremendas, bisabuelas. Su mundo es infinito, abierto cómo sábana blanca después del amor, como decía Silvio Rodríguez.

Para esta tu libertad de hoy, pajarita mía, el 8 de Marzo 1857 un grupo de obreras textiles salieron a las calles de Nueva York a protestar por las míseras condiciones en las que trabajaban. Fueron apaleadas, brutalmente arrasadas y su sangre manchó las avenidas del país del norte. Tú y yo también caímos ahí y no olvidamos. ¿Cómo podríamos si ya habíamos sido arrasadas en otras calles del mundo y de la historia como si una ráfaga feroz hubiese querido extirpar de la faz de la tierra lo femenino y sus maneras, atributos, delicadezas, caderas, goces, misterios, donaires? ¿Cierto que te acuerdas pequeña?

El 5 de marzo de 1908, Nueva York fue escenario de una huelga inusual.  Un grupo de mujeres reclamó igualdad salarial, la disminución de la jornada laboral a 10 horas y un tiempo para poder dar de mamar a sus hijos. Durante esa huelga perecieron más de un centenar de mujeres quemadas en una fábrica de Sirtwoot Cotton. El incendio que se le atribuyó al dueño de la fábrica como respuesta a la huelga instalada con coraje. Tu espíritu de loba salvaje vagó entre esos cadáveres calcinados de mujeres que intentaban un espacio para ser y existir.

Y podríamos nombrar tantas matanzas, niñita mía, olvidos, femicidios, chilenas desaparecidas, violadas y torturadas, tantas y tantas mujeres que son las desmelenadas chasconas, fragantes mujeres, responsables de tu libertad luminosa, de tu maravillosa posibilidad de elegir tu destino, de tu posibilidad de soñar lo que tu alma sea capaz de soñar.

Entonces, hoy, a punto de entrar en el otoño de los atardeceres fulminantes, te pido a ti y a todas las tús de esta tierra, que no olviden lo que somos: Hembras, mujeres, féminas magníficas, amazonas del planeta que vinimos a plasmar esta energía impetuosa, a plasmar la capacidad irrenunciable de dar vida de las mil maneras posibles, una vida abierta, diversa, divertida, una vida de abrazos y cercanías, una vida de ojos que se miran y tiemblan ante el asombro y el misterio. Les pido a ustedes, danzarinas de la aurora, que no olviden sus cuerpos de tetas grandes y chicas, vientres y aguas, muslos, pubis chascones, cuerpos que son territorio fragante de formas múltiples, sorprendentes, de miles de flores y etapas y que no es necesario someterse a la violencia de la espada, el bisturí para ser más bellas. Que hay que entrar al ruedo con el cuerpo abierto. Mi preciosa Almendrita, no hay nada más hermoso que tú, que yo, que tu madre con todos nuestros adornitos particulares que se adquieren a lo largo de los años: arrugas, estrías, frescuras, ojos profundos, tan profundos que las bestias del planeta pueden llegar a bañarse ahí tardes enteras. Les pido que no se olviden de amar a pata abierta, con todo, con la certeza de que la existencia es un beso, a veces violento, a veces feroz, a veces dulce pero siempre un beso y eso las hembras lo sabemos aunque nos esforcemos en olvidarlo. Les pido que se saquen los trajes de dos piezas que aprietan y confunden, que vuelvan a la tierra mojada y sus raíces, que muestren los escotes, que renuncien a la competencia feroz y castradora, que le prendan fuego a la dureza y que implanten los tres días de asueto porque sangramos y es hora de estar quietas porque recibimos los mejores mensajes del universo. Preciosas chiquillas llenemos de menta, lavanda, cedrón las oscuras oficinas, plantemos, resguardemos las semillas del hambre voraz de los poderosos. Les pido que dejemos de pelear con nuestros machos porque el universo es masculino y femenino y nos necesitamos en mil formas fulgurantes para que ocurran los milagros. Que hay hombres luminosos, ricos, deliciosos, bellos por dentro y por fuera que, sin duda, han sembrado campos de futuro. Les pido que no pierdan la risa de durazno, con todos los dientes, que abran el corazón en todo momento, que no le tengan miedo a la vulnerabilidad, no hay fuerza más grande que esa. Que es hora de parir el reino nuevo y ese necesita Mujeres, hembras salvajes, llenas de amor. Mujeres que vuelvan a recordar que somos parte de la tierra, que nuestros huesos están hechos de polvo de estrellas, que nuestras raíces son las mismas que los árboles. Es hora, mi muchachita solar de comprender que salir al mundo y poner nuestra voz cantarina no es convertirnos en hombres, ser más hombres que todos los hombres, hablar fuerte y ronco, depreciar y descalificar, llegar a cimas que a nadie le sirven, pisando, rompiendo, destrozándonos sino que salir al mundo y poner nuestra voz cantarina es ser espléndidas mujeres felices con rosas, sexo, fiesta, orgasmos, cercanía, creaciones por el puro gusto, relajo, bailes, permisos y todo lo que se nos ocurra. Los nuevos tiempos nos necesitan.

Almendrita mía, adorada, para esta inmensa tarea del alma, cuenta con tu abuela. Aquí estaré para esas batallas hermosas que no necesitan armas,  sino vientres fecundos, tremendos, hermosos.

Compartir

11 Comentarios sobre “Carta para mi nieta en un 8 de marzo, casi otoño

  1. Tengo una hija y tres nietecitas adorables y tu carta Malucha transmite todos mis temores, todas mis alegrías de tenerlas… Gracias

  2. Gracias Malucha, por tan hermosa y profunda reflexión. Es una carta que necesariamente debe ser “robada por las abuelas” (permiso para este robo), pues al menos yo no tengo tus dotes literarias para expresarme en forma tan hermosa, con tanto amor y con una claridad y respeto a nuestro género inmenso.
    Gracias Malucha, cada día te admiro más.

  3. No hay ninguna célula de mi cuerpo que se quede indiferente a lo que describes, que emocionante leerte y que afortunada tu nieta de tener esa tremenda abuela, no se porque se vino a mi cabeza la canción de la negra sosa, la cigarra, tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando… a no olvidar lo que somos, a conspirar juntas… te abrazo c el Alma…

  4. Bellisimo ! Me conmueven tus palabras que son como un canto amoroso, agudo, lleno de matices profundos y dulces. Tambien tengo una hija mujer y dos hijos hombres, los imagine danzando mientras te leía.

  5. Gracias, gracias infinitas Malucha! Aún no tengo nietas, pero tengo 4 hijas y un hijo que encarnan lo que escribes. Lo retransmito a ellos con tu permiso.

  6. hermosa carta, sobretodo cuando se recuerda la historia, el porque se conmemora este dia, no lo que hoy dia hace la television, lo hace como el dia de los regalitos de shoping, de la tontera y hacen todo el esfuerzo para borrar la historia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *