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Los humanos compartimos el destino, es un hecho que todos vamos a morir. El budismo dice, “vive para un buen morir”, porque todos tenemos el derecho a elegir cada uno de nuestros días, si moriremos en deuda, atormentados, tristes y enfermos; o si ese momento del ciclo vital va a ser en armonía y agradecimiento por la oportunidad de vivir.

La muerte llega, y más vale que estemos preparados en el interior, porque nuestro modelo institucional nos entrega dos caminos a  seguir, con Isapre o con Fonasa. Y eso determina: estatus social, estatus económico, tiempo de espera,  patologías  preferibles, estadísticamente hablando, profesionales involucrados, barrio, servicio público, servicio privado, insumos… etc, etc, etc.

Nuevamente la ambivalencia entre el estado y lo privado,  en Chile aproximadamente el 17% (3 mill) de la población está afiliado a Isapres y  el 77% (13mill)está en Fonasa.  Y parece que esta es una revolución pendiente, los estudiantes ya dijeron lo suyo, pero la salud es un tema indignante para todos los chilenos, los que nacen, los que se enferman o  se preparan para partir, y que es, por lo demás, para donde todos vamos.

La salud y el poder tampoco suena bien, la salud en nuestro país es un negocio,  si estudias medicina te aseguras el futuro, vas a un mall  y puedes pedir hora al dentista, comprar ropa, ir  al traumatólogo, al cine, etc. está incorporado como un bien de consumo, porque la industria no para, y es astuta,  y jamás dejaría pasar un negocio tan redondo como la salud, porque las personas siempre se enferman, vamos a morir  y vivimos  estilos de vida patológicos que aseguran que el negocio lucre de generación en generación.

El sistema público y privado interactúan en nuestra sociedad evaluando con mecanismos diferentes las necesidades de la población, los riesgos, listas de espera, no hay otras alternativas, el estado cubre a la mayoría, parte de este financiamiento es de los impuesto de todos, y te ofrece planes como el auge, para algunas patologías,  o la posibilidad de sentarte a esperar, horas, días, meses, años; un lujo para todos los chilenos. Puedes cerrar los ojos y elegir, por sobre la ética,  el sistema privado que no es igualitario, es elitista y poco solidario. Las Isapres son empresas, actúan como un seguro, nacen en 1981, son socialmente cuestionadas porque  buscan bienestar económico por los servicios de salud que prestan. La salud  no es un derecho, se supone que el estado  debe crear condiciones que permitan a las personas vivir saludablemente por derecho no como un bien, al que accedes solo pagando mensualmente un monto no acumulable que aumenta a medida que envejeces y disminuye la cobertura cuando más se necesita; además para que acepten ”asegurarte”  no puedes ser  portador de alguna patología pre-existente, es decir si naces con alguna discapacidad el sistema de seguro te rechaza por ser “caro de mantener”, si embargo sí te da la opción de “asegurarte” antes de llegar al mundo, sin haber respirado ya están lucrando con tu posible existencia.

Con mucho respeto les comparto las imágenes póstumas de mi abuelo y mi tío abuelo, porque creo que reflejan en su apariencia la desigualdad del sistema operante, mi tío murió de un cáncer que avanzó mucho más rápido  que las listas de espera, simplemente nunca recibió atención, ni remedios para aplacar su dolor, tampoco una cama para echar sus huesos, se retorció hasta el último momento esperando el descanso que le daría la muerte. Mi abuelo se fue con terno al otro mundo, al menos sin dolor, la despedida aparenta ser más digna, lo triste es que la diferencia entre ellos era que uno  podía y el otro no. Espero ambos descansen en paz, en el otro lado, sin billeteras que los haga ser dignos o indignos del buen trato y  la contención necesaria para un buen morir.

 

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2 Comentarios sobre “Con Isapre, con Fonasa

  1. Sin duda que los lazos influyen en la pena y angustia que me producen tus fotos, descarnadamente se aprecia el “que si tuvo las condiciones de manejarse en el sistema” y el que por las razones que sea, podía esperar sólo la solidaridad de un Estado que promete, promete y promete y que en los más de 75 años de vida del tío Nene no alcanzó a ver realidades más dignas, seguramente fue muy poco el tiempo, hay cuestiones muuucho más importantes que la salud de los chilenos,…pero seguimos votando, seguimos creyendo en las promesas incumplidas, hasta cuándo???

  2. …. Comparto el comentario de Victoria, siento que las fotografías lo dicen todo….
    Es una lamentable y cercana realidad, realmente desgarrador, pasan y pasan distintos gobiernos, pero la realidad no cambia
    ….

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