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Somos seres y sociedades que vamos en viaje hacia mundos luminosos. A veces pareciera que no. Pareciera ser que involucionamos. Estoy cierta que no es así y lo hago desde mi experiencia personal y nuestra experiencia de trabajo con Aracataca Creaciones en comunidades humanas donde la adversidad es la tónica diaria… desde siempre, esperamos que no para siempre.

Lo que pasa es que transitamos en espirales que a veces son engañosas y creemos volver a sitios conocidos o espacios que ya habían quedado atrás. Pareciera ser que la conciencia humana, conciencia que se expresa tanto en lo colectivo como en lo personal, vuelve a recorrer lugares antiguos, viejos hábitos, traumas ya superados, zonas oscuras hasta que, como especie, damos “saltos” hacia nuevos estados de conciencia. El “Reino de la Luz”, no es otra cosa que un nuevo estado de conciencia que finalmente parirá otros mundos, nuevas relaciones, nuevos gestos, otras ciudades. Ese reino ya ronda en el universo. El late permanentemente en nuestro presente como posibilidad que inspira el viaje, como promesa que impulsa y anima y como intuición que le da sentido profundo a nuestras acciones. Aracataca Creaciones lo siente así.

Desde este marco conceptual que puede ser o no ser cierto, hemos descubierto que la Memoria y la Identidad son esenciales y están íntimamente relacionadas. Debemos conectarnos con ellas, desentrañarlas, reflexionar en torno a esta información afectiva valiosa, fortalecerlas en todos los ámbitos del ser.

Foto atesorada por Emita, pobladora de La Bandera

El futuro que anhelamos ha de ser construido desde todo lo luminoso que hemos logrado como seres humanos, desde los errores cometidos, desde la conciencia de los abismos oscuros, desde las sutilezas aún no descubiertas, desde las personas que nos inspiraron, desde los momentos de felicidad y éxtasis, desde las pequeñas historias solares, desde las gestas que abrieron el mundo para que ocurrieran milagros. ¡Han ocurrido muchos! Unos invisibles para los ojos que no ven, otros inmensos que han traído vendavales de viento fresco a toda la humanidad. Todo eso vive en lo profundo de nuestra memoria cultural y se expresa en nuestros recuerdos, fotos, calles, partos, ropa, música, organizaciones, etc. Hacer el ejercicio colectivo de recordar, volver a pasar por el corazón para sanar, es un acto de sanación en si  mismo ya que re-vincula a la humanidad y a las comunidades en torno al sentido, al calor que emerge del encuentro entre humanos, entrega sentido de pertenencia, genera espacios de contención y devela el significado de cada una de las experiencias compartidas. Es en esa con-versación lúdica, cercana y en confianza, donde se nos revela quiénes somos y para donde vamos una vez más. Ese espacio de cobijo nos permite valorarnos y amarnos.

Un futuro sustentable se borda viajando por nuestra memoria y nuestra identidad profunda.

Foto atesorada por Emita, pobladora de La Bandera

En este momento delicado del país, ¡y en cualquiera!, es importante entender que hay que pensar y sentir el futuro. Es hora de re-vincularnos, en todos los espacios sociales, con la Identidad y la Memoria de Chile.

¿Cómo somos y qué nos ha pasado?

(Esto incluye el viaje completo que va desde el Chile pre-hispánico hasta hoy.) (Esto debiera ser una constante en colegios, universidades, juntas de vecinos, familias, comunas, etc.)

¿En qué país queremos vivir?

¿Cómo queremos vivir de verdad?

¿Qué queremos sanar, qué queremos celebrar?

Para responder estas preguntas es fundamental la complicidad de nuestros artistas, artesanos y creadores sintonizados colectivamente con los movimientos sociales, con nuestros pueblos originales, con las agrupaciones culturales, los grupos que se forman anhelando nuevas maneras de vivir y existir, con la inhalación y exhalación del pueblo de esta nación. No necesitamos economistas, administradores, ingenieros, tecnócratas pensando el país y dando soluciones; necesitamos a comunidades de soñadores, inventores, artistas, investigadores de la ciencia, comunicadores vinculados horizontalmente con la gente y sus movimientos en una danza sin fin que da y recibe imágenes, pensamientos, hálitos, emociones hasta configurar esa Memoria y esa Identidad escurridiza, olvidada a la fuerza y olvidada fruto del hechizo que cayó sobre todos nosotros.

Pobladores de Villa Francia plasmando su historia en los muros

Aracataca Creaciones trabaja todos los días por la llegada del Reino de la Luz y lo hace rescatando la Memoria de los invisibles, la Identidad de nuestro pueblo y sembrando, desde el teatro, la cultura de la Inclusión. Los invitamos y las invitamos a todas y todos a este viaje de amor.

“Algunas noches vuelven a aparecer las luciérnagas  como memoria viva de la existencia de los sueños, de lo hermoso. ¿Las ven, las sienten? ¿Las sientes Tomás?”
Extracto de La Pasionaria

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