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Días revueltos. Hace frío, hace calor, la lluvia amenaza con llegar pero no, hay algo retenido en la sutileza de los cielos. La montaña se tiñe de rojo por las tardes, después los rayos de un sol que hace su travesía a otros hemisferios bañan desfiladeros dejando el rastro de un futuro luminoso que vive en algún rincón del alma. Nuestras rosas necesitan riego a pesar de estar en mayo. Las dulces margaritas vuelven a florecer desorientadas por el calor intenso del mediodía. Nos sentimos felices, nos ponemos tristes, la vida sigue, el otoño, porfiado, se abre paso con su melancolía de hojas que aseo y ornato de municipalidades uniformes se esfuerzan por borrar… Los diarios, noticieros de la televisión y la radio, los twiter, facebook se repletan de comentarios múltiples sobre la reforma tributaria. La denostan, la ensalzan, los comunistas se comen a las guaguas nuevamente sacando anchas servilletas a cuadrillé, chupándose los bigotes. Por el norte llegan los tanques rusos a La Moneda pintados por la imaginación de Andy Warhol promocionando la Coca Cola. Otros, con sus trajes de cosaco, se refocilan en la mayoría absoluta de un país que no concurrió a votar masivamente. Todo mezclado en un son.

En paralelo y en un cierto silencio interno termino de escribir mi libro “Casasueños”. En estas páginas están los testimonios de pobladores y pobladoras que protagonizaron lo que fue el movimiento poblacional de los años cincuenta-sesenta-setenta.

En estas páginas están los orígenes de un pueblo que se alzó tras sus sueños. Campesinos, campesinas, mineros, mujeres, hombres que se sintieron personas humanas con derecho a sentarse a la mesa de Chile. Personas que leían, escuchaban, protagonizaban y trasmitían ideas, construían pensamiento crítico y propositivo en la medida de sus anhelos, derechos y dignidad.

En estas páginas está su huella, sus familias, sus amores.

En estas páginas está su gesta, su concepción del mundo.

En estas páginas está el itinerario de un país que iba rumbando hacia un territorio con libros, plazas, barrios, artistas, pensamiento, nacionalizaciones, industria nacional, cultura colectiva, comunidad, mariposas soberanas, luciérnagas en las noches sin luna, igualdad y ¡claro! más “pobreza de cosas”, inflación y otras hierbas que hoy provocan nauseas, terror.

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En estas páginas, recopiladas en sus organizaciones y en las  casas de estos y estas pobladoras, está el rastro de quienes tuvieron la osadía de creer y de luchar por poner lo propio en tierra chilena,
por ser parte de este país,
por caminar con paso firme por una nación soberana hoy está cautiva de algunos que la han hecho a su antojo, en la medida de su bolsillo y de su conveniencia, de su propio paradigma en el que siguen siendo dueños de nuestras almas.

Estos hombres y mujeres fueron barridos, arrasados por su  intento insolente, intento imperfecto, lleno de errores, pero con una luz solar que puso, en este largo y flaco país, otros colores, audacias, ideas nuevas, canciones, libros, palabras que hablaban de igualdad, justicia y de su ternura, sobre todo de su ternura. Alrededor de esto se tejieron saberes, se construyó lenguaje, cultura.

Ayer escuchaba en la radio a Juan Antonio Coloma de la UDI popular hablando de la reforma tributaria recién aprobada en la Cámara de Diputados. Su voz sonaba ansiosa, se le sentía demasiado apasionado, no paraba de hablar y de hablar fuerte. Lo escuché y me detuve en algo que dijo. No sé si eran exactamente éstas sus palabras pero era algo así: Si bien puede que no hayamos tenido el poder político durante estos años, son nuestras ideas las que han liderado y conducido el país. Somos nosotros quienes hemos definido el rumbo de Chile y este ha traído riqueza y ha puesto al país en un lugar de privilegio en el concierto mundial. Esta reforma tributaria viene a cambiar este paradigma, a cambiar el rumbo estipulado, un rumbo bueno para todos.

En la oscuridad del auto en el que iba volví a pensar, con dolor, que sí, que una pequeña porción de mi país ha liderado el destino de todos y todas. Recordé el discurso de Pinochet en los años 80 en el que decía que se había terminado el país de proletarios y que venía el país de propietarios. La UDI popular y sus very good looping boys definió, en ese entonces, el país que se quería construir, el país que se quería eternizar en el tiempo y el que se quería aniquilar. Tuvieron su mano armada que se encargó del trabajo sucio borrando de la faz de la tierra a las organizaciones, ideas, personas, nombres, poblaciones, cultura, comunidades que estaban, a tientas, configurando un mundo con una larga mesa en la que se querían sentar muchos.

Tuvieron su mano legislativa que creó una constitución que, hasta hoy, nos tiene amarrados a un cuerpo legal que estanca los cambios, sacraliza la propiedad privada y demoniza al estado, excluye de manera sutil pero eficaz y, finalmente, los representa a ellos, los boys, very nice, very inteligent, very well, mil millones de veces. En La Segunda leía a un señor Santa Cruz que decía que esta reforma ¡hasta podía ser inconstitucional!

reforma tributaria

Yo no sé si esta reforma tributaria es buena o mala, si, de verdad propicia una redistribución del ingreso, si, de verdad, viene a poner un poco de justicia en medio de un sistema mercenario que ha traído tristeza y fealdad, exclusión feroz y ha desatado huracanes ingobernables: la ira, el ultraje y la desconfianza. No lo sé pero, sin duda, su aparición que reforma algo de la estructura instalada, ha generado alguna conversación respecto a la hoja de navegación. La derecha ha forjado y exacerbado el miedo, como siempre por lo demás, amenazando con las penas del infierno cada vez que osamos algo distinto a lo que ellos instalan: aborto, matrimonio homosexual, divorcio, mujeres en el mundo, etc. Ellos movilizan el miedo espacio tan afín a la identidad nacional. Hasta los que quieren cambios se han asustado.

Si, sin duda, debiéramos y tenemos que generar con-versación y reflexión respecto a los aspectos técnicos de la reforma tributaria. Siempre es bueno discutir, mejorar, mirar por arriba y por abajo, desde todos los ángulos un proyecto de ley. Pero me alegro, por todos esos pobladores y pobladoras de ataño que navegan por el libro que se viene, este Casasueños que traerá en sus páginas su viaje y su barca;
estos pobladores y pobladoras que fueron violentamente exiliados,
dolorosamente desaparecidos de la escena nacional.

Me alegro, por estos seres humanos que formaron parte de la comunidad chilena construyendo paradigmas y cultura, que esta reforma venga a mover las aguas, venga a sentarse a la mesa de Chile, con los artífices de siempre, a proponerles compartir alguna cuota de poder para soñar Chile de nuevas maneras. Este es un camino que está en sus inicios. Depende de todos y todas que prospere. Esta reforma tributaria es un símbolo, una puerta, un viento que viene a llenarnos de nueva vida por la energía que agita.

Entonces…. Claro… son días revueltos. Hace frío, hace calor, la lluvia amenaza con llegar pero no, hay algo retenido en la sutileza de los cielos.  Que llueva, que llueva, la vieja está en la cueva, los pajaritos cantan, la lluvia se levanta, que sí, que no, que llegue el chaparrón. No hay nada de malo con mojarse un poco. Limpia, refresca, sana.

Un salud con buen vino tinto chileno por mis amigos y amigas de La Victoria, Lo Hermida, Santa Elena, San Francisco, 6 de mayo, La Bandera, La Yungay, Villa Francia, Nueva La Habana, La Faena, Monseñor Fresno y tantos otras, esos y esas pobladoras de antaño por su osadía, por su dignidad, por la herencia que

Que nos dejaron. GRACIAS

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4 Comentarios sobre “El terror a que algo se mueva

  1. Me emociona la vida que corre por tus venas, el encanto, la lucidez para ampliar la palabra en tantos sentidos. Tu trabajo como actriz es otro cuento aparte, pero éste, el de escribir y dar, y alimentarte de todo lo que te rodea, y plasmarlo con tanta viveza que casi parece que vamos caminando juntas, me tiene profundamente emocionada. Un abrazo para ti, para tus virtudes y sensibilidades, para la belleza de tu alma.

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