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Salgo de la casa que mis padres arriendan, cuento las monedas del pasaje rebajado gracias a la tarifa especial subsidiado por el Estado, tomo la locomoción colectiva sin hablar con nadie y me bajo en silencio en mi parada. Caminó a mi casa de estudios en donde pasaré mis horas sentado escuchando a mi profesor hablar, mientras yo tomo notas de las calles, de la gente, y en pocas ocasiones, de la clase. Quizás lo más terrible de saber es que pago por eso un auto 0 kilómetros cada año, por una educación mediocre.

Vuelvo a mi casa y duermo, pero sin ánimos, por qué sé que mañana será un día similar.

¿Desde cuándo hemos aceptado esta terrible realidad, esta falsa ilusión de vida, sin sueños ni ambiciones, donde nos ponen un billete en el bolsillo y seguimos guardando silencio?, ¿En qué momento nos volvimos tan egoístas que sólo nos preocupa nuestro propio futuro y felicidad?

Ahora mismo (no en un rincón del mundo, si no que al frente tuyo), un ser humano sufre hambre, tiene alguna pena, están abusando de él, lo están humillando, golpeando, insultando. Frente a ti hay guerras y niños desnutridos, parejas infelices próximas a inscribir su nombre en el listado de femicidios nacionales.

¿Cuándo nos volvimos tan indolentes? ¿Es acaso este sistema tan bueno como nos muestra la T.V?.

Hace siglos las sociedades, cada una en su estilo y en su forma comenzaban a discutir, a la buena o a la mala, sobre la forma en la cual debía ser administrado el poder y las reglas de convivencias bajo el mismo territorio. Hoy sólo nos preocupamos de que no le suban el IVA al alcohol y al cigarro.

Hace siglos los oprimidos en diferentes niveles hicieron revoluciones: Rusa, Francesa, Mexicana. Hoy la revolución la hacemos en twitter, opinando sin coordinación, sin cambio real, sin ir a votar, sin levantarnos de nuestros cómodos asientos, hoy reina el “Alguien lo hará”, un conformismo puro y destructor de la naturaleza humana.

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Hace siglos nuestros pueblos, con diferentes motivaciones comenzaron procesos independentistas para convertirnos en país libre, toda América latina prácticamente logró eficazmente el proceso con variaciones en los grados de éxito. Nuestros antepasados se vieron humillados e indignados, levantaron sus voces, sus manos, marcharon en contra del sistema impuesto, de la dictadura del rey, de las injusticias, de la desigualdad social; y lucharon por un país mejor, una América mejor. Hoy nadie se atreve a levantar un dedo en contra del sistema impuesto, de la nueva dictadura del dinero, del lucro, del: nacer, vivir y morir en completo silencio. Pocos realizan una autocrítica nacional sobre la dictadura de siglos al pueblo mapuche, a la violación y lento homicidio a sus principios, a su religión, a su vida, a sus mujeres y niños, a sus tierras.

Estudiamos pagando por una educación regular que hace endeudarnos, a nosotros mismos o a nuestras familias, una educación clasista en donde los más ricos estudian con los más ricos y los pobres con  los más pobres. Una educación donde los que tienen más aprenden más y los que tienen menos aprenden menos. Una educación que varía dependiendo de la comuna donde perteneces y de cuánto puedes pagar o dejar de comer.

Cuando niños nos prohíben explorar los rincones de nuestro cerebro en donde habita el arte. Nos enseñan de cultura estructurada, de artistas estructurados, de pinturas, poemas, obras plásticas, música estructurada. Nos prohíben crear, hacer, imaginar, soñar, vivir, disfrutar. Nos oprimen con evaluaciones periódicas, intentan ponerle nota a nuestra memoria hasta salir de la Universidad. Nos enseñan de historia estructurada, de versiones oficiales, de versiones censuradas.

Nos enseñan de viejas teorías, de viejas estructuras. Aprendemos a callar, a obedecer, a tener miedo, a mentir, a ocultar, a reprimirnos entre nosotros mismos, a odiar al profesor, a ordenarnos en una fila, a tomar distancia, a ordenar nuestro uniforme militar, a lustrar nuestros zapatos, a memorizar y a castrar nuestro sentido más profundo y humano: el de crear, investigar, descubrir, aprehender, entender, experimentar. Si no superamos el promedio formal de notas estructurado por viejos paradigmas, como ganado, nos hacen a un lado y nos juntan con compañeros de tortura igual de “mediocres” para el sistema educacional impuesto, no para ayudarnos a superarnos, si no para compartir el barro que no nos dejará salir nunca más. Separan a los más aptos de los menos aptos e ilusionan a estos últimos de tener un buen futuro (ni los colegios católicos se salvan).

El trabajo en grupo es lo ideal, saber dialogar o imponer posturas con los demás, el equipo no existe, ni mucho menos el trabajo individual, el pensamiento único, la innovación, nuestro propio sello.

Egresamos para trabajar en trabajos mediocres, con sueldos mediocres y trato mediocre, en donde los jefes son quienes estudiaron en mejores liceos y universidades.

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Vivimos presionados, sin una real libertad y con total desgano vamos a nuestros trabajos o estudios, el calendario se cambia año a año mientras nuestro pensamiento crítico continúa estancado y prisionero. Nunca seremos libres en un mundo como este, nunca encontraremos la felicidad en nuestra vida, si vivimos como marionetas, cada uno interpretando su papel en la vida sin ningún tipo de discusión ni reflexión al respecto. Hemos sido educados arbitrariamente en ciertos aspectos del saber y hasta ciertos límites del saber. No hay espacio para el pensamiento libre, no hay espacios de creación, no se promueve el pensar.

Se nos ha anestesiado, se nos ha pulido a imagen y semejanza de nuestro creador: el imperialismo, el neocapitalismo, el cristianismo de los cristianos, el neoliberalismo.

Cada grito de vergüenza, de desahogo, de protesta, es entendido como antisistémico por el mismo sistema impuesto y se les castiga de diferentes maneras. Son muchos quienes han alzado su voz contra el mundo, pero ese mismo número es el de los asesinados por las dictaduras.

Hoy no se puede pensar más allá de lo que nos han dicho, hoy el filósofo calla entre burlas de compañeros que sueñan con un mercedes benz, es callado por profesores que sólo quieren llegar a ver televisión a sus casas, los pensadores no existen ni se les deja existir, porque cada vez que un pensamiento crítico sale a la luz, es ahogado por el mismo pensamiento estructurado y dictatorial.

Nos han obligado a dormir, a callar, a no pensar. Hoy incluso nos da flojera presionar un botón para compartir material informativo crítico y preferimos presionarlo para cerrar la ventana de nuestro navegador. Desde hace bastante tiempo que hemos sentenciado al humano a una muerte lenta e imperceptible, la muerte de nuestra razón, de nuestro pensamiento, de nuestra capacidad de duda. Ya nadie se pregunta de donde viene ni hacia donde va, sólo nos preocupamos de qué haremos mañana y que programa de televisión llegaremos a ver en nuestro hogar. Vivimos en una prisión, en donde nos vemos tan cómodos que ni siquiera nos alimentamos bien, ni con comida real para el cuerpo, ni con comida real para nuestra mente. Temo, poco a poco, que nos gusta sentirnos así, hemos sido cobardes aceptando la voz de mando de nuestros amos sin reclamar. Hoy nadie hace nada por las injusticias sociales, hemos cambiado la lucha por estar calientes frente a la chimenea, comiendo grasas saturadas frente al computador.

De no levantar la voz, de no comenzar el murmullo revolucionario mundial, estamos condenando, con nuestra indiferencia (al propio dolor, como al ajeno), a la pena de muerte del Ser Humano.

La lucha por la libertad comenzó hace siglos y es mi deber decirles a todos, que la estamos perdiendo.

 

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4 Comentarios sobre “Sobre el pensamiento crítico y la sociedad actual:

  1. EL FUNDAMENTO FILOSOFICO ,CIENTIFICO Y CRITICO NO ES TAN PESIMISTA, NOS OBLIGA A PENSAR CON CRITERIO Y FUNDAMENTO A PARTIR DE LO CUAL PLANTEA TEORIAS POSIBLES QUE PUEDEN BENEFICIAR AL SAPIENS . NO GENERALICEMOS ,EL CONOCIMIENTO DEBE SER TRANSMITIDO, ENSEÑADO Y HAY DOCENTES ABURRIDOS , MUY MALOS , PERO TAMBIEN MUY BUENOS , TU MISMO PODRIAS SERLO

  2. Es hora de enfrentar nosotros mismos esta realidad el cambio lo hacemos cada uno.olvidemos el materialismo y empecemos a vivir por felicidad,ayudemonos mutuamente no esperemos nada a cambio aprendamos a vivir sin etiquetas,cambiemos la tegnologia por naturaleza, publicar por actuar.

  3. Excelente reflexión, gracias Jaime.
    No nos damos el tiempo de detenernos a pensar en esto, como sociedad, y vivimos el día a día, apostando a cosas materiales y estándares de vida impuesto, para no quedar atrás con el vecino. Pero la realidad es que estamos equivocados y nos va acostar mucho salir de este hoyo donde estamos sumidos…

  4. Lamento informarte que te equivocas rotundamente, despierta… Eres libre! Eres libre de elegir si tu vida tendrá un sentido, eres libre de accionar para mejorar tu vida y de paso aportar a la sociedad, eres libre de escribir este post y seguir sentado en tu comodo sofá o incomodo en la porqueria de asiento de la institucion academica que tu mismo escogiste para hacer como que escuchas a tu “aburrido” profesor…
    No endoses la responsabilidad de tus propias decisiones y comienza a ver la realidad.
    Que tengas un mejor día!

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