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Escoja un trozo musical, que le interese, que le guste, que tal vez quisiera conocer.

Siéntese cómodamente, cierre los ojos, escuche, déjese llevar por estos sonidos, trate de no clasificar nada, solo escuche sin pensar más que en los sonidos que entran por su oído, recorren  el pabellón de la oreja llegan al cerebro y de ahí se distribuyen como vibraciones por todo el cuerpo.

Intente conectarse con esos sonidos que ya no están fuera,  sino dentro de usted, mientras  maneja, camina, fuma, trabaja, ama, duerme.

Abandone  por algunos minutos el zumbido de la ciudad, basta subir a la montaña para comprobar este incesante zumbido.

Dese tiempo para usted, buscando recuperar esas capacidades, esas  de las que la la vida contemporánea nos va privando.

El problema de experimentar el arte, es que nos abre los ojos, los oídos, abre la mente a nuestras imperfecciones y las de la vida  actual, que parecen ser mucho mayores que las perfecciones.

A veces cuando manejo mi pequeño autito por la ciudad soy una bestia, otras veces, dejo que me toquen la bocina los de atrás, que me tiren su auto moderno encima, me voy a la berma cuando la histeria del auto de atrás me supera, pensando en esta violencia que nos rodea, la agresividad expresada en miles de detalles a los cuales nos enfrentamos día a día.

Quizás sentarse, cerrar los ojos y escuchar una música como esta. Dejarse llevar abre los ojos de adentro, hacia una belleza que parece en peligro de extinción, una sensibilidad que obliga al encierro, al silencio a la protección de un claustro cálido y pequeño .

¿Y entonces? ¿la realidad? ¿Las injusticias de la vida? ¿Las emergencias que nos tienen a todos y todas consternados y que no parecen detenerse sino crecer?

¿Puedo hacer algo instalada frente a esta pantalla, este papel, estas letras?

¿Qué puedo aportar sino una sonrisa, un mensaje, una palabra, un apretón de manos, un compromiso de acompañar con un poco de luz y esta música, las tristezas , mientras la rebeldía puja, puja por salir convertida en un inmenso  grito?

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2 Comentarios sobre “Hablar de arte y vivirlo, hablar de paz y vivirla.

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