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La educación ha sido parte de la discusión en gran parte del mundo. Todos ven en la educación el camino para una mejor estatus de vida. Aprender conocimientos más complejos nos permiten acceder a trabajos mejor remunerados. Con mejores ingresos podemos acceder a mejor salud, a una mejor vivienda, a mejores alimentos, a un buen automóvil, etc. Pero, ¿quién pone el precio al trabajo humano? ¿Quién define que un conductor de televisión, un futbolista, una modelo o un gerente general ganen 10 millones de pesos mensuales? El mercado. Bueno, el mercado no, una parte del mercado.

¿Puede una cadena de televisión regional pagarle 10 millones al conductor de noticias? ¿Puede un club deportivo de provincia pagarle 10 millones de pesos a un futbolista? No. Quiénes pueden pagar ese nivel de salario son unos pocos agentes del mercado, los cuales tienen acceso a ese nivel de capital. Son sujetos que ya han acumulado capital suficiente como para ofrecer más dinero por el trabajo de ciertas personas. Esos agentes tienen el poder que quedarse con el mejor capital humano que genera el sistema educacional.  Pero ¿Por qué es capaz de ofrecer una suma muy por sobre el salario promedio? Muy simple; le es rentable, es decir, a pesar de gastar una enorme cantidad de dinero en contratar a ese gerente general, al final de la jornada su patrimonio crece. El magnate que paga millones por un futbolista de élite, recupera su inversión y además acrecienta su fortuna.

Observemos los que pasa en la minería. Dado el auge de este rubro, con precios altos durante casi una década, hizo que miles de personas dejaran sus trabajos, sus intereses, sus profesiones en busca de mejores ingresos. Conozco profesores y educadores de párvulos que dejaron sus profesiones, cuyas remuneraciones no superan los $800.000, para trabajar como prevencionistas o choferes de maquinaria pesada, logrando ingresos sobre los $1.500.000. Miles de personas dispuestas a entregar sus capacidades humanas para aumentar la rentabilidad de los dueños de las empresas mineras a cambio de una mejor remuneración y mejores condiciones de vida.

Estos incentivos afectan al sistema educativo. Dado que las personas buscarán mejores ingresos, la oferta educativa se debe orientar a formar profesionales y técnicos para las empresas que pagan más ingresos. Es decir, el sistema educacional está al servicio de las empresas. Es el encargado de entregarles el capital humano que les hará crecer su patrimonio. Y no crea que solo afecta a las universidades. Los incentivos penetran hasta la escuela. ¿Por qué tenemos 8 horas semanales de lenguaje, 8 de matemáticas y 2 de artes en las escuelas? ¿De qué le sirve a Barrick Gold un pintor, un poeta, un escritor o un filósofo? Las empresas necesitan líderes, con amplias habilidades de negociación, de visión sistémica, con habilidades matemáticas, capaz de proyectarse en el tiempo y con capacidad de manejar conflictos. Como las empresas necesitan esas habilidades, todo el sistema educacional se pone sus pies y obliga a miles de niños a aprender el conocimiento que es útil para aumentar la riqueza de los líderes del mercado. Cuando estos necesitaron trabajadores con mejor manejo de tecnologías de información, rápidamente el sistema educacional se adaptó a sus requerimientos.

Los gustos de la personas no importan. No tienes derecho a aprender lo que te interesa. Las posibilidades de aprendizaje están definidas por el mercado del trabajo y este está dominado por unos pocos. Las habilidades que el mercado paga, son las habilidades que deberás estudiar si quieres acceder a una vida digna. ¿Esa es la educación de calidad que soñamos? ¿Esa es nuestra bandera? Cómo entregar mejores profesionales a un mercado dominado por un grupo de capitalistas ¿Eso es lo que queremos?

Un acto tan íntimo, tan personal como es la elección del conocimiento que queremos aprender en nuestra vida, no puede estar determinado por los intereses del capital. ¿Por qué tengo que aprender matemáticas si no me gustan? ¿Por qué no puedo aprender coreano en vez de inglés? Estoy seguro que si orientamos el aprendizaje de la sociedad a los intereses propios y de la comunidad, orientaremos nuestro trabajo a satisfacer las necesidades de nuestra comunidad cercana y no los intereses y excentricidades de los dueños históricos del capital.

Finalmente, Usted, ¿Ha aprendido los conocimientos que Usted ha elegido o los que el sistema le impuso? Si pudiera elegir libremente ¿Habría estudiado lo mismo o aprendería otras cosas? Dele una vuelta, nunca es tarde para aprender cosas realmente interesantes.

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2 Comentarios sobre “¿Para quién nos educamos?

  1. Yo al menos decidi en la educacion superior elegir lo que queria y no lo que me iba a dar un puesto en el sistema (animacion 3d) pero despues de terminarla, y “salir al mundo”…. bueno el sistema te aplasta y tambien hay que comer todos los dias, por lo que terminas trabajando de vendedor y haciendo proyectos en tus tiempos libres…

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