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Un estudio realizado por estudiantes de periodismo en Asunción, revela que casi el 70 % de los estudiantes no atienden en clase por estar conectados.

Es común que luego de unas horas de estar desconectados, sea por falta de cobertura, vuelos de largas horas o reuniones en las que nos exijan estar sin teléfonos, nos inunden los deseos hasta compulsivos de comunicarnos. Y las excusas pueden ser varias; ocuparnos de controlar el bienestar de nuestros hijos, tareas pendientes del trabajo, revisión de mensajes de los grupos de trabajo en WhatsAap, entre otros. El inventor del teléfono celular, ni se habrá imaginado que al lanzar ese pequeño aparato, antes mucho más grande, estaba creando al nuevo elemento de dominio de nuestros tiempos.

No pensé en este tema, hasta que me invitaron a una ceremonia religiosa muy emotiva. Cuando ingresé al templo, en vez de concentrarme en los pormenores del culto católico, mis ojos se fijaron en las paredes y columnas de la iglesia en la búsqueda de un interruptor, pues mi teléfono había quedado sin batería y aun debía publicar un twitt. Pero el terror fue total cuando me percaté que tampoco había traído el cargador. Tuve que respirar profundamente para no abandonar la ceremonia e ir hasta el auto a buscar el cargador. Obviamente, 30 minutos después estaba respirando al lado de un interruptor, cual enfermo se conecta a un tubo de oxígeno.

Este terror, más conocido como Nomofobia, es el miedo irracional a estar sin teléfonos celulares. Según el portal Muy Interesante, el término proviene del anglicismo “nomophobia “ (no-mobile-phone-phobia”. La dependencia a los teléfonos inteligentes genera una infundada sensación de incomunicación en el usuario cuando éste no puede disponer del equipo. Ya es común ver jóvenes y adultos que merodean por las calles u oficinas con sus cargadores portátiles, como enfermos con sus sueros deambulando por los pasillos de los hospitales. Pero esta dependencia no solo radica en el terror a quedarse sin batería o servicio.

Según un sondeo realizado por estudiantes del 4to Curso de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción, el 68 % de los estudiantes de esta casa de estudios no puede dejar de usar su celular en horas de clases y no retiene lo que dice el docente, mientras el 55 % de los estudiantes vuelven a su casa si lo han olvidado. En el mismo sondeo, saltó a la luz que el 53 % de los consultados utiliza sus celulares solo para redes sociales y no como teléfonos. Y debo ser franco. No se trata precisamente de estudiantes que se preocupen por tener a mano el último modelo de la herencia de Jobs, considerando que en una sala de 50 alumnos, 3 aun usan los teléfonos con linterna, es decir, antiguos modelos de Nokia. Los estudios fueron lanzados en el programa Tribuna, emitido por Paraguay TVHD, como parte de un programa de incentivo a la investigación universitaria.

Hace una semanas, en una importante conferencia organizada por la Autoridad Nacional de Televisión de Colombia en Bogotá, el prestigioso publicista mexicano Fernando Anzures lanzó una cifra contundente, “revisamos los teléfonos celulares hasta 150 veces por día”. En su libro “El consumidor es el medio” también hace interesantes reflexiones sobre la cultura digital en la que vivimos. Es tanta la dependencia que tenemos al celular que es una de las pocas razones que nos obliga a volver a casa, cuando lo olvidamos en algún rincón del hogar. Y a vos, que síntomas de nomofobia te afectan?.

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