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En la comunicología de la Escuela de Santiago cuando analizamos e intervenimos, nos ayudamos con las trilogías. Las más recurrentes son distinguir, nombrar, validar; cabeza, corazón, cuerpo; crear, preservar, destruir.

Las trilogías no se aprenden como una herramienta sino más bien se perfeccionan como una habilidad, una manera de observar. Comencé a madurarlas desde inicios de la década de los noventa con el propósito de desarrollar una mirada que rompiera la trampa de los opuestos confrontados del pensamiento lineal y dual y que enriqueciera la creación de alternativas y opciones. El desafío era potenciar la capacidad de pensar y observar incorporando la complejidad de los procesos, la simultaneidad de los ciclos, la diversidad de las personas y comunidades.

En la segunda mitad de los 90, parte de esta reflexión y desarrollo la realizamos en el marco de la Mención en Comunicación Estratégica de la Universidad Finis Terrae, un programa pionero y vanguardista cuya expansión se truncó por razones administrativas. Las universidades privadas tienen la virtud de la flexibilidad y la apertura a la innovación y a las nuevas tendencias, pero poca capacidad de respaldarlas y consolidarlas en el tiempo. En esos años, entre muchas dinámicas de aprendizaje innovador, incluíamos en la formación de los futuros comunicadores estratégicos la imaginería y las metáforas, la creación de sistemas de naipes tipo tarot para desarrollar el pensamiento creativo y plural, la práctica del taichí como disciplina para encarnar (corporalmente) una manera de pensar circular y no quedarnos en el mundo de la abstracción y la teoría. Las trilogías cobraban vida y se encarnaban en una práctica/reflexión que se in-corporaba y validaba a través de la experiencia. (1)

Paralelamente en el Think Tank Mayanadia desarrollábamos aplicaciones prácticas, instrumentos y métodos de diagnóstico e intervención para transformar organizaciones, quizás el más conocido la Matriz de Identidad y Cambio. Esta combina y aplica las tres trilogías mencionadas, generando un diagnóstico rico y un camino simple y preciso sobre los instrumentos y partituras que deben tocar las personas para que surja la melodía esperada en una organización.   

Las trilogías no son recetas teóricas sino ayudas pedagógicas y metáforas para contribuir a desarrollar y encarnar una mirada, una sensación y una lógica al observar los procesos básicos de la comunicación como constituyentes de la identidad de una organización. Si se transforman en “modelo” se rigidizan y vuelven estériles. Pueden ser mejores que la fórmula emisor – mensaje -receptor, pero aplicadas mecánicamente también son insuficientes para dar cuenta de la riqueza de la comunicación humana.

Mapa corporal de las emociones
Mapa corporal de las emociones

La articulación de distinciones en una trilogía como cabeza, corazón y cuerpo agudiza la observación de procesos, énfasis y ámbitos y mejora las posibilidades de transformar, pero en la dinámica humana cabeza, corazón y cuerpo son inseparables, siempre están entrelazados. El estudio sobre el mapa corporal de las emociones confirma esta interacción e integración: las emociones no están localizadas en el corazón, se distribuyen y emergen en todo nuestro cuerpo y cabeza (Cada uno puede realizar el apasionante ejercicio de autoobservación). Las ideas no existen sin el cuerpo, las emociones tiñen las palabras y se manifiestan como gestos, los relatos cambian las conductas y los estados de ánimo…

En la experiencia todo está unido. A través del lenguaje podemos “separar” para comprender pero también hay muchos ejemplos de cómo esta disección y etiquetado puede llegar a constituir teorías e ideologías “clausuradas” y dominios paralelos “autopoiéticos”, parafraseando a los grandes Maturana y Varela. La magia está en que el lenguaje, especialmente en sus dimensiones metafórica, creativa y poética, también puede restituir la unidad y abrir caminos para reintegrar la experiencia y la comunidad.

 

(1) Utilizo el plural porque si bien yo era quién dirigía la Mención, se trataba de una comunidad de aprendizaje en la que entre otros participaron Sandra Rojas, Francisca Escobar,  Claudia Montedónico, Isabel Bambach, Francisca Goycolea, Carolina Pelegrini, Iván Guerrero, Jorge Leonicio, Lorena Schmitt, Cristina Leiva, Carla Bravo, Manu Chatlani, Elena Dressel, Marco Montalbetti, Nicole Martin, Celina Bosco, Brian Gubbins y Bernardita Camus.

Creemos comunidad: Mi “dirección” en Twitter @mautolosa y en Facebook

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3 Comentarios sobre “Las trilogías de la comunicación configurativa

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