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“La ofensa a lo sagrado no puede constituir un límite a la libertad de información”

El ataque mortal que sufrió la redacción de Charlie Hebdo el 7 de enero de 2015 en París, demuestra una vez más el peligro permanente que se cierne sobre los periodistas que cubren el delicado tema religioso. En 2013 Reporteros sin Fronteras publicó un informe titulado “Blasfemia: la información, sacrificada en el altar de la religión” en el que nuestra organización analizaba la situación respecto a esta “ofensa” y hacía un balance de las consecuencias que tiene para los periodistas en el mundo. Un informe de actualidad, por desgracia.

Al día siguiente de la tragedia que se saldó con la muerte de 12 personas, la cuestión de la “blasfemia” y de la libertad que tienen los profesionales de los medios de comunicación de tratar libremente temas religiosos, incluso con humor, se plantea de nuevo en Francia y en el mundo entero.

Cada vez más, los periodistas se enfrentan a los tabús religiosos y a la censura de ciertos grupos de influencia que intentan imponerse. Amenazados, juzgados, incluso agredidos, los cronistas, columnistas y caricaturistas son parte de los profesionales de la información que corren más riesgos. El ataque a las oficinas de Charlie Hebdo con un coctel Molotov en 2011, perpetrado como represalia por la publicación del número especial “Charia Hebdo”, y el intento de asesinato contra el caricaturista danés Kurt Westergaard en 2010, por sus dibujos del profeta Mahoma publicados en el diario Jyllands-Posten, marcaron el debate público sobre el derecho a la blasfemia, que sigue teniendo lugar en Europa y en el resto del mundo.

Apoyándose en múltiples ejemplos, como la condena a muerte del bloguero Asif Mohiuddin, dictada por grupos fundamentalistas en Bangladesh, o el proceso que enfrentó en 2011 Boris Obraztsov, jefe de redacción del diario ruso de Kaliningrad Tridevyaty region – VIP, por sus críticas a clero ortodoxo, el informe “Blasfemia: la información sacrificada en el altar de la religión” describe el peligro que constituye esta noción cuando se utiliza para restringir la libertad de expresión. En esta investigación también se abordan: la instrumentalización política de la “ofensa a la religión”, que en ciertas regiones del mundo sigue siendo castigada cruelmente, la ofensiva de ciertos Estados y organizaciones como la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), para prohibir la “blasfemia” o remplazar la noción de “difamación individual” por la de “difamación de religiones”. Dado que en numerosos países la “blasfemia” encuentra justificación directamente en la ley, en el informe también se habla de los desafíos jurídicos e internacionales de esta noción.

Reporteros sin Fronteras recuerda que la blasfemia no puede constituir de ninguna manera un límite de la libertad de expresión o de la libertad de prensa, contemplada en el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.

Consultar el informe aquí.

VIÑETA-JeSuisCharlie

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