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Las conversaciones que mantuvimos durante tres mañanas de enero en el Taller de Cine realizado en Cine UC fueron muy estimulantes; permitieron que un numeroso grupo de asistentes diera a conocer sus inquietudes sobre la evolución y contexto actual del arte cinematográfico, y confirmaron la necesidad de recuperar, desarrollar y dar cauce, en plataformas como ésta, al diálogo e intercambio de ideas sobre las películas que vemos en diversos tipos de pantallas y formatos.

Es por eso que quiero compartir con ustedes algunos videos relacionados con los orígenes del cine y el montaje como recurso primordial de la significación en el cine (temas de los cuales hablamos en el taller). Son links de Youtube que ya he añadido a la lista de Cine de mi canal pero que pondré aquí para que todos puedan verlo.

El primero corresponde a la escena en que los dos niños protagonistas de ‘Hugo’, de Martin Scorsese, acuden a una biblioteca para buscar información sobre las primeras películas. En esta escena (en la que Scorsese reafirma su idea del cine como construcción de sueños y rinde un bello homenaje a los filmes del periodo mudo), los niños se enteran de la primera función de cine, organizada por los hermanos Lumiére en París en 1895. A continuación, mientras siguen hojeando el libro, aparecen instantes de cortos de Edison, el disparo a cámara de ‘El gran robo del tren’ (1903), el célebre travelling sobre la Babilonia de ‘Intolerancia’ (1916), Buster Keaton sentado sobre la rueda de ‘The General’ (1926), Louise Brooks en plena preparación para salir a escena bajo la mirada celosa de su millonario amante en ‘Lulú o la Caja de Pandora’ (1929), un primer plano del sonámbulo Cesare e ‘El gabinete del doctor Caligari’ (1919) y un momento de ‘El pibe’ (1922), de Chaplin, entre otros, antes de terminar con la imagen más conocida de ‘El viaje a la Luna’, de Mélies (1902).

 

 

El segundo link corresponde a un documental (de realización británica-franco-alemana) que muestra la evolución del cine desde los hermanos Lumiére hasta la Primera Guerra Mundial. Como verán allí, durante esos 20 años (1895-1915) diversos directores hicieron descubrimientos y hallazgos en torno a los tipos de planos y a la forma de articular el relato cinematográfico. Aparece el primer plano, el travelling, la persecución y conceptos de puesta en escena, derivados del teatro y ligados principalmente a grandes reconstrucciones históricas, en especial en Italia.

Se trata de un video riguroso y documentado en la información, y que contiene, por ejemplo, material respecto al uso del cine como propaganda durante la guerra y a la influencia que ejerció el francés Max Linder sobre Charles Chaplin en su creación del personaje del Vagabundo.

 

 

Ninguno de esos directores ni filmes de antes de 1915, sin embargo, alcanzan el nivel de potencia que consigue David W. Griffith en su ‘El nacimiento de una nación’ (1915) y, sobre todo, en ‘Intolerancia’ (1916), largometraje que en tres horas de duración presenta cuatro historias (la legendaria Babilonia, la vida de Cristo, la masacre de San Bartolomé y una narración contemporánea ambientada en EEUU) en forma de montaje paralelo, de cuatro relatos que corren como ríos, abrazados, para ir intensificando su ritmo a medida que se acercan al desenlace.

En ‘Intolerancia’, Griffith consolida su intuitiva y potente construcción del relato cinematográfico a partir de un revolucionario manejo del lenguaje de la cámara, las posibilidades del montaje y la idea de instalar un concepto abstracto (de connotar el signo) a partir de dos elementos. Griffith se atreve a ‘cortar el cuerpo’ de sus actores y actrices en primeros planos muy expresivos de rostros, manos y pies, y elabora un relato donde todos los recursos fluyen hacia el objetivo de contar una historia que incluye el hasta hoy usado ‘rescate de último minuto’ (alguien vio ‘Argo’) y que, por primera vez, busca dar cuenta de un concepto (la intolerancia) que engloba historias separadas en el tiempo y el espacio.

 

The Mountain Girl (Constance Talmadge), protagonista del episodio de Babilonia.
The Mountain Girl (Constance Talmadge), protagonista del episodio de Babilonia.

 

En este clip de cinco minutos, se aprecia -además de los monumentales escenarios, los recortes de encuadre y los movimientos de cámara- cómo Griffith une al rey babilonio con un tigre para expresar fiereza, el guerrero que saca y envaina su espada en primer plano o cómo expresa el sentido del amor a través de una pareja de pájaros. La expresiva intensidad de sus primeros tendrá decisiva influencia, una década después, en el trabajo del soviético Sergei Eisenstein, quien además explotará hasta niveles impensados las posibilidades de abstracción y significación del montaje exploradas por Griffith.

 

 

El casi centenario atractivo de ‘Intolerancia’ va mas allá aún. En este filme colosal, Grifftih busca resumir el estado del cine hasta la fecha e intenta, por primera vez, y cuando el cine recién nacía, una obra definitiva. Si miramos bien las cuatro historias, todas dan cuenta de lo que era la evolución del cine hasta ese momento.

Está la historia de Babilonia, al estilo de las grandes producciones italianas como ‘Los últimos días de Pompeya’  y ‘Cabiria’, ambas de 1913. La historia de Cristo corresponde a una temática que ya era popular en sus representaciones en el cine. La masacre de San Bartolomé, ocurrida en París el 24 de agosto de 1572 y en la que los católicos (en el poder) asesinan a unos tres mil protestantes, corresponde en tono y puesta en escena al ‘film d’art’ francés de la época, como ‘El asesinato del duque de Guisa’, que aparece en el documental que les cité como segundo link.

Intolerancia

La cuarta historia, ambientada en el Estados Unidos contemporáneo (es decir, de 1916) corresponde plenamente al trabajo que el propio Griffith venía realizando. Esto es, una narración con estructura de melodrama y marcada por un provocador realismo, protagonizada por una joven (Mae Marsh) en problemas, en este caso, una madre soltera a la que un grupo de señoras de la sociedad le quiere arrebatar su bebé. Todo el arte y la sensibilidad social de Grifftih se despliega en esta relato, que pone en escena la doble moral de un sector dominante que tiene de su parte, además, el uso de la fuerza y el favor de la justicia.

Mae Marsh protagoniza el episodio contemporáneo de 'Intolerancia'.
Mae Marsh protagoniza el episodio contemporáneo de ‘Intolerancia’.

 

En realidad, la influencia de Griffith sobre el cine y su devenir expresivo ha sido tan amplia, que incluso Stanley Kubrick ‘tomó prestada’ una de sus escenas más y la aplicó a ‘El resplandor’ (1980). Se trata del momento de ‘Capullos rotos’ (Broken Blossoms, 1919) en que Lilian Gish ya no soporta los castigos que le impone su padrastro (Donald Crisp) y se refugia, desesperada, en un closet. El villano acude entonces con un hacha a derribar la puerta, tal como lo hará Jack Nicholson seis décadas más tarde.

Aquí les dejo la escena original, muda, dirigida por Griffith. Fìjense cómo Kubrick mantuvo los gritos y la expresividad facial y corporal cercana a la locura de Lilian Gish en la actuación, ya sonora y en color, de Shelley Duvall.

 

http://youtu.be/D9853ozGcsY

 

Para terminar este primer posteo post Taller, y si llegaron hasta esta parte del texto, se merecen un regalo. Aquí les dejo el link a la singular explicación que hace Alfred Hitchcock del Efecto Kulechov, ese fundacional experimento ruso de 1917 que consistía en unir un rostro inexpresivo a una imagen de un objeto o personaje, y ver qué signficado surgía de esa yuxtaposición. He aquí la versión Hitch de aquéllo, en 1964.

 

 

Sigan la conversación y envíen sus comentarios. Hasta la próxima.

VIÑETA-Cine con René Naranjo

Sitiocero Cultura

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10 Comentarios sobre “Primer apunte post Taller de Cine: Intolerancia, Hugo y Kulechov

  1. Admirado René, me parece magistral la redacción de tu texto. Sin embargo, no estoy de acuerdo con la importancia que le das a Intolerance: Love’s Struggle Throughout the Ages (1916) por sobre The Birth of a Nation (1915), que no sólo lo había iniciado casi todo, en cuanto a técnicas cinematográficas se refiere, un año antes, sino que también es la cinta más lograda de David Wark Griffith, sin duda, su obra maestra. También son mejores que Intolerance, dentro de la obra de Griffith, las más intimistas Scarlet Days (1919), Hearts of the World (1918), Way Down East (1920), Orphans of the Storm (1921), Broken Blossoms or The Yellow Man and the Girl (1919) y The Sorrows of Satan (1926).
    No es menor la importancia en el desarrrollo de esta sintaxis cinematográfica, por parte de Griffith, de su colaborador habitual, el director de fotografía Willy Bitzer, que fue vital en estas innovaciones técnicas.
    Saludos. 🙂

  2. Amigas y amigos, gracias por sus mensajes.
    Los leo atentamente y espero poder responderlos todos a su debido tiempo.
    Entiendo que el tema de la historia que citan Andrés y Mar{ia Estela tiene que ver con el placer de la narración, tanto para quien la narra (el cineasta) como para el público, que experimenta con fascinación esto de ser atrapado por un relato y dejarse llevar por él.
    Es lo que hablábamos en el Taller a partir de ‘The Searchers’ y de lo que se trata, por ejemplo, la notable ‘Amarga luna de hiel’ (1992), película donde,a mi juicio, Polanski pone en escena justamente esa emoción, compleja y ambigüa, que siente un ser humano cuando le cuentan una historia, especialmente si ésta es retorcida, como es el caso de ese filme.
    Respecto al tema de la distribución, efectivamente, los criterios de muchos distribuidores hoy se perciben rancios y anticuados, confiados en el avisaje en medios y en lo que puedan decir los críticos (recuerdan la forma inadvertida en que se estrenó en Chile ‘Relatos salvajes’?).
    Las formas de ver y comentar el cine han cambiado notoriamente en los últimos años, y la gente que está en el negocio debiera hacerse cargo de ello. Existe en esto una distorsión respecto de lo que es el público masivo y el de nicho, y muchos piensan aún que hay películas, como ‘Boyhood’, que el público chileno sólo vería si gana el Oscar.
    Justamente, en esta comunidad queremos demostrar lo contrario.

    Saludos!
    René
    Escriban a este correo renenaranjo@sitiocero.com para generar base de datos.

  3. Gracias. por el apunte René. Gracias por tu tiempo tu dedicación y tu entrega. El cine no es solo una fábrica de sueños, sino que la más completa e integradora forma de arte.
    me gustó mucho participar en tu taller y me encantaría seguir aprendiendo con gente tan sabia.
    Me encantaría que miraras mi blog y me comentaras que te parece… Gracias

  4. René, gracias por compartir este contundente apunte. Da como para otros dias de taller. Son tantos los temas que se pueden tratar, que yo apoyo la idea de nuevos encuentros para continuar aprendiendo y discutirlos. No puedo dejar de decir lo romántico e inspirador trabajo de George Mèliès, siempre lo he visto como el precursor de los efectos especiales. La banda de músicos multipersonal, ingeniosìsima.
    El cine es eso para mí, un arte para disfrutar con otros que nos despierta el alma. Hay tanto que tratar, comentar y compartir! Espero sigamos haciéndolo.
    Saludos a todos!

  5. Qué coincidente! Yo acabo de ver La Casa es negra, un documental de 1963 sobre la vida en el leprosario de Tabriz, que es de las primeras obras del cine iraní realizada, además, por una mujer poeta y cineasta: Forough o Forugh Farrojzad. Digo coincidente porque este posteo habla sobre obras iniciales y porque el comentario de Andrés, me hace reflexionar sobre la importancia del “contar historias”, que parece ser al final del día, lo importante. Por cierto, el documental de Forough está en youtube y dura unos 30 minutos…pero es a la vez hermoso e incómodo. Mostrar un leprosario y a los leprosos, no era ni es aun hoy, un acto cómodo. Pero, bueno, será que para mostrar esas zonas oscuras es que se hace cine, se cuentan historias?

  6. Más que sencillo, Andrés, hacer buen cine requiere inteligencia, conocimiento, sensibilidad y conciencia de los recursos que se van a utilizar.
    En ese sentido, no basta una buena historia. Ese podría ser el punto de partida, si lo entendemos como un guión bien elaborado.
    Dirigir una película, en un sentido autoral, equivale a construir un mundo que involucra una visión personal que queda captado en la película.
    Las cintas de efectos especiales que se quedan en el simple espectáculo son, por cierto, productos mediocres que nada tienen que ver con las posibilidades de expresión artística que ofrece el cine.

    1. Siento que eso es complicar las cosas Rene, las mejores películas son las más sencillas en sus fundamentos y se basan en un buen guion y un muy buen casting.
      Fíjate en las que hace el actor Sean Penn en sus películas, o las que dirige Clint Eastwood solo por dar ejemplos, esta el cine de Ingles, Escandinavo, que en general son un fiel reflejo de esa realidad de las cosas simples. Otra cosa es Hollywood. El mismo ciudadano Kane es eso mismo, una buena historia puesta en escena con realidad y buena actuaciones.
      En cine mi opinión es que menos es más. Saludos. Andrés.

  7. El cine es mucho más sencillo de lo que parece de lo que nos quieren hacer creer, en eso esta la esencia del bueno y lo que caracteriza a los buenos directores.
    Basta tener una buena historia y que esta se cuente con la naturalidad plena de la profundidad del ser, para que podamos considerarla como séptimo arte. Los efectos especiales y los compromisos rebuscados que caracteriza a la industria, es una forma de adornar la mediocridad y las abstenciones comunes de las historias mediocres e intrascendentes.

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