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La Asamblea Constituyente ha vuelto a ser parte de las conversaciones desde el anuncio de la presidenta Bachelet de que a partir de septiembre se iniciará un proceso constituyente: ¿será a través de una Asamblea Constituyente? ¿Cómo se organizaría y cómo se elegirían los constituyentes? o ¿será el actual congreso el que concebirá la nueva Constitución? ¿Si hay participación ciudadana será vinculante? La decisión respecto a la forma y los mecanismos de la modificación constitucional determinará no solo el texto final sino que quizás tanto o más importante, la aceptación, adhesión y representación de la nueva Carta Común por el conjunto de la ciudadanía.

Son menos frecuentes las discusiones sobre qué temas o de qué aspectos debe hacerse cargo la nueva Constitución, o acerca de los límites o marcos que tendrá la discusión. En tiempos tan dinámicos como estos la Carta Común será un reflejo de nuestro presente, pero sobre todo tendrá la responsabilidad de acompañar la proyección de lo que queremos ser en los próximos cuarenta o cincuenta años.

Moira Brncic y la música y la danza como derecho constitucional

Hace solo unos meses murió Moira Brncic, querida amiga y colaboradora de Sitiocero. La recuerdo en el contexto de este espíritu constituyente pues Moira envió una carta abierta a Michelle Bachelet, antes de que esta asumiera su segundo mandato presidencial, en diciembre de 2011. Dicho texto (publicado íntegramente en Sitiocero) es una buena ilustración de cómo se podrían ampliar los límites en el marco de una discusión sobre la Nueva Constitución.

Moira Brncic
Moira Brncic

Moira se refirió a la necesidad de incluir en la Constitución de Chile la música y la danza como un Derecho, de forma tal que proteja a quienes defienden la formación musical en estas áreas de los niños, jóvenes y adultos.” En su texto realizó una clara y documentada defensa de su petición. A muchos, incluir la música y la danza en la Constitución podría parecerles absurdo, especialmente en una concepción de lo político donde las leyes y la economía tienen un dominio absoluto sobre la música, el arte, la cultura, la comunicación o la ciencia. Lo que agradezco a Moira es precisamente esa ampliación de los límites, ese cuestionamiento libre de lo que hoy consideramos “normal”, esa intuición y visión para soñar un país con nuevos horizontes y prioridades.

El año pasado, tuve la fortuna de visitar Praga, capital de la República Checa. Las estatuas que adornan homenajean a músicos y escritores. En el cementerio de los personajes ilustres cuesta mucho encontrar a político o un militar, las tumbas y esculturas honran a artistas, profesores, académicos, científicos, deportistas o actores. En las esquinas de cada barrio reparten volantes promoviendo recitales, conciertos y exposiciones; en las plazas, suenan grupos de música de los más variados estilos, clásico, jazz, rock, blues, celtas. Desde hace siglos Praga ha sido un centro de creación cultural y artística; no digo que Chile tenga que aspirar a ser la República Checa… Pero recordando la carta de Moira, uno podría imaginar en el futuro  un Chile con un mayor énfasis en la cultura y la educación, en la felicidad y la naturaleza y menos preocupado del consumo, la concentración de la riqueza y el poder y la producción de materias primas.

Un colegio que crea futuro

Recientemente, tuve el privilegio de ser invitado  a una conversación con niños y niñas de enseñanza básica del Colegio Artístico Sol de Illimani. Con mi amiga Malucha Pinto, estuvimos dos horas conversando con los jóvenes estudiantes  inquietos y curiosos, ordenados y entusiastas en sus preguntas sobre la actuación, la comunicación, la lectura, la vergüenza, la inspiración, la amistad,…. Algunos escribían, otras dibujaban, todos escuchaban atentos. Luego visitamos los salones de enseñanza de instrumentos, donde los integrantes de Inti Illimani enseñan en pequeños grupos a tocar el cajón peruano, la guitarra eléctrica, la flauta traversa, el violín o el charango. Era un ambiente creativo y abierto, concentrado y alegre, un oasis en medio del Santiago de las miradas perdidas. La música es parte vital del proyecto educativo, abre el alma y el corazón de los niños, los ayuda a aprender y a convivir.

Recuerdo Colegio Artístico Sol de Illimani
Recuerdo Colegio Artístico Sol de Illimani

¿Después de esa experiencia cómo no recordar la “loca carta” de Moira?

Cierto es que este espacio innovador y creador que esboza un mundo distinto está ocurriendo bajo la actual constitución. Pero es una excepción en medio de un sistema educativo donde en la mayoría de los colegios las clases de arte y música han sido reducidas y remplazadas por materias más útiles para las pruebas SIMCE o la PSU, a su vez funcionales al modelo de sociedad que propone y modela la constitución actual.

Una nueva constitución que hiciera de la música y la danza un derecho constitucional no resolvería por arte de magia que hubiera más música, pero sería una forma de generar la visión y señalar los caminos para avanzar hacia un Chile con nuevos sonidos, tonalidades y armonías.

El arte, la cultura, las cosmovisiones de las culturas originarias, la ciencia, la ética y la participación, la comunicación, las visiones regionales también deben ayudar a definir el país que queremos ser. Una nueva constitución es una oportunidad de construir un país más amplio y ancho, más maduro y generoso.

La Asamblea Constituyente es la oportunidad de ampliar temas y mirar horizontes distintos, no ligados o cooptados por la estrecha lógica política que está representada hoy en los partidos, el parlamento y los grupos de poder.  No queremos una constitución para proteger un modelo económico sino para hacer crecer una nación de personas y comunidades libres, iguales y fraternales.

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3 Comentarios sobre “La música de la Asamblea Constituyente

  1. Estimado Mauricio, efectivamente es la instancia para ampliar los horizontes y pensar que la música y la danza y toda expresión artística es necesaria y fundamental para contar con un país instruido, sensible y creativo. Cuánta humanidad nos falta esta dada por todas aquellas esferas que poco a poco se fueron restando del currículo y que hoy son profundas carencias de nuestra sociedad chilena.
    Moira, quien creció en un espacio cultural magistral y luchó porque sus estudiantes y el país entero lo tuvieran, es maravilloso escuchar y leer que su mirada es rescatada y valorada aún hoy en día que terrenalmente no nos acompaña.
    Sería maravilloso contar con danza y música, con economía y educación cívica para que nuestros jóvenes contaran con herramientas culturales y sociales adecuadas para hacer de este país un lugar más justo y digno, más inclusivo y respetuoso del ser.
    Pensemos positivo, en que se abrirán las miradas y las posibilidades reales de participación ciudadana.

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