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Cristián Bellei era un joven investigador a cargo del área de educación de UNICEF en Chile (1998-2003), cuando junto a colegas abogados decidieron hacer una cartilla sobre los derechos de los niños y de sus padres (apoderad@s) frente a la educación pagada y subvencionada. La cartilla se imprimió para ser difundida en las aulas, pero “fue como despertar al ogro” recuerda Bellei. Hasta la más alta autoridad eclesiástica de la época pidió el retiro del manual, que de subversivo tenía poco: tan solo develaba el tinglado de la mercantilización de un bien muy preciado (ya para entonces depreciado), la educación, dando cuenta de un modelo que había llevado el consumo hasta límites extremos.

Hace unas semanas el mismo Bellei, ahora investigador del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile (Ciae) organizó un seminario sobre educación pública con el nombre de ¿El cliente tiene la razón? aludiendo a lo que los padres pagan y lo que los colegios ofrecen. Nuevamente el ogro se sobresaltó. Y es que aquello tan evidente para ojos foráneos sigue siendo una especie de tema vedado para una parte importante de los chilenos; los que aún creen en el proyecto educativo implantado en los años 80, bajo el régimen militar, con la promesa de un modelo eficiente, de calidad bajo cuyas normas se llegaría a la equidad.

Bellei es el autor de “El gran experimento. Mercado y privatización de la educación chilena”,  libro editado por LOM yy comentado por el filósofo Martín Hopenhayn y el periodista y ex vicepresidente de la FECH  Francisco Figueroa, durante la presentación del mismo en el Café literario Bustamante a fines de junio.

Ambos comentaristas habían conocido al autor en épocas distintas de la vida: el primero, cuando colaboraba desde la División de Desarrollo Social de la CEPAL (. El segundo mientras estudiaba en la universidad, antes de convertirse en uno de los más y frontales dirigentes  del movimiento estudiantil en 2011 (como vicepresidente de la FECH).

Movilizaciones que tuvieron , según el académico, un efecto catalizador desencadenando un proceso frente al cual aún es optimista…

El entramado

El profesor Bellei comenzó a reunir material acerca de la vía chilena hacia la privatización de la educación hace unos 20 años, por ahí por 1995. Entonces le llamó la atención que académicos extranjeros vinieran a estudiar un proceso tan radicalizado en  la adopción de mecanismos de mercado, cosa que entonces la gran mayoría de los chileno veía como natural.

Así se dio cuenta que, con la promesa de hacer una reforma que llevaría a la eficiencia, la calidad y la equidad, se configuró un mecanismo que condujo justamente a lo contrario y en vez de círculos virtuosos, donde participaría la familia y el establecimiento educacional, se fueron configurando círculos viciosos en los cuales la eficacia de los privados para mejorar la educación no resultó tal.

Bellei, Figueroa, Hopenhayn. Foto archivo Sistema de biblioteca públicas de M de Providencia
Bellei, Figueroa, Hopenhayn. Foto archivo Sistema de biblioteca públicas de M de Providencia

Aludiendo al título de este libro, Martín Hopenhayn señaló en su presentación que Bellei hizo su propio experimento epistemológico y metodológico demostrando “la radicalidad con que el sistema escolar chileno ha incorporado una lógica de mercado y un sesgo privatista”.

Hopenhayn dijo que con los años quedó clara  la extensión de la privatización y “la profusa gama de mecanismos que ha internalizado y que son propios de una lógica mercantil”; incluyendo, entre otros artilugios, la competencia entre escuelas por alumnos y recursos, libre elección de escuela, la  desregulación del funcionamiento de las mismas, apoyo a proveedores privados en condiciones equivalentes al sector público, financiamiento tipo voucher (bonos). Agregó que al comparar con otros países tanto fuera como dentro de A. Latina, el autor muestra que “Chile es el país que sin duda ha ido más lejos en todo esto, incluyendo además otras políticas inéditas como la del copago y la admisión y expulsión selectiva de los alumnos, con la consecuente discriminación que esto provoca en más de un sentido”.

Hopenhayn también se refirió al subtexto político que recorre este libro, que es el mismo que venimos escuchando hace años: la tremenda desigualdad de oportunidades que plantea un sistema educacional como el chileno“.

Finalizó refiriéndose a  la tremenda desigualdad de oportunidades que plantea un sistema educacional como el chileno: “Un país que es tan desigual cuando se relaciona su nivel de desarrollo con su distribución del ingreso, cuando se considera su grado de concentración de la riqueza (que no es lo mismo), su segregación socio-espacial urbana, la fuerte asociación entre desigualdad y diferencia étnica, encuentra en el sistema educacional- este experimento radical de mercado- un resorte ejemplar de producción o reproducción de desigualdades”

Despertar el ojo

Francisco Figueroa agregó otros elementos: como por ejemplo la pertinencia de un estudio como este, en un momento en que la política tiende a banalizar los argumentos en torno a las necesarias reformas  que requiere el modelo educativo; lo que no hay que perder de vista a su juicio es el rol que ha tenido el Estado como agente principal de la privatización de la educación en Chile. Por tanto el argumento de que más Estado es menos privatización queda desmentido. En lenguaje futbolero,  dijo Figueroa, su acuciosa investigación “el profesor Bellei baja la pelota y la deja en el piso”. Lo que hagan los otros jugadores en la cancha está por verse…

Bellei es optimista  al respecto y piensa que tocar pequeñas teclas, hacer evidente el desquiciamiento del modelo,  contribuye a despertar el ojo dormido

 

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