A propósito de la demora en la Comisión de Salud de la Cámara para la aprobación del proyecto de ley que despenaliza el aborto para determinadas causales, y de la aprobación de la despenalización del cultivo de marihuana para uso personal, también en la Cámara de Diputados, resulta curioso observar en las redes sociales argumentos como “si no estás de acuerdo, no abortes” o “si no te gusta, no fumes marihuana”.
El argumento es incontestable porque apela a la libertad individual en asuntos que parecen formar parte intrínseca del fuero interno, aunque presenta un par de flancos que deberían llevar a quienes se oponen al supuesto progresismo de estas propuestas legislativas a preparar mejores respuestas.
Como está dicho el “entonces no lo hagas” recurre a la libertad personal y eso significa subordinar el compromiso con la sociedad, con el conjunto de la comunidad en la que estamos insertos, a la voluntad de cada individuo. El paso siguiente es dejar de pagar impuestos si no te gustan, saltar las luces rojas del semáforo porque te molestan, asesinar al vecino ruidoso porque interrumpe tu derecho a la siesta dominical.
Esa forma de entender el individualismo, que a veces se confunde con liberalismo, lleva también a un progresivo abandono de los deberes sociales. Si existen personas que sufren por sus adicciones a las drogas o mujeres que quieren llevar a término sus embarazos, la sociedad tiene el deber de brindarles un apoyo. El ejercicio de los derechos individuales es una cuestión personal, pero la protección frente a las consecuencias del uso de esos derechos es un asunto social.
La sociedad, expresada a través del Estado y este del Gobierno, no es una creación abstracta destinada a establecer leyes que nos pueden incomodar, sino que es la forma de asegurar la protección de las personas del abuso de otros e incluso de nosotros mismos.
El bienestar de la sociedad es la suma del bienestar de cada uno de sus integrantes, y desde ese punto de vista tiene el derecho y el deber de protegernos incluso de nosotros mismos. No puede dejar que hagamos cualquier cosa que queramos solo porque depende de nuestra voluntad. Ya está dicho que la libertad personal está limitada por las libertades de los demás, y lo que parece olvidarse es que todo lo que hacemos tiene efectos, aunque no advirtamos el alcance de estas consecuencias.
Finalmente, cabe preguntarse en qué manera el aborto y la libertad para consumir marihuana representan al progresismo, si aún no existe acuerdo entre los propios progresistas qué significa su doctrina, si es que califica como doctrina lo que podría también calificarse como un simple individualismo.