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En septiembre celebramos una fecha que por lo general es confusa. El 18 propiamente tal se lleva a cabo la primera junta nacional de gobierno, que da inicio a un proceso emancipador de la población que vivía en Chile de Copiapó al sur. Los sectores de Iquique o Arica aún no eran parte de nuestra soberanía hasta varios decenios más tarde. La independencia de Chile es declarada en 1818, iniciándose recién el proceso que definiría cómo sería la configuración de nuestra nación.

Pero, ¿quiénes definieron que nuestra nación fuera una república? ¿Quién definió que tendríamos que gobernarnos con leyes y que estas deberían ser exigidas bajo el poder de la fuerza? Recordemos que nuestros antepasados indígenas no tenían constitución, ni leyes, ni escritura, ni conservadores de bienes raíces, ni abogados, ni carabineros, ni diputados, etc.

Para eso tenemos que remontarnos a la llegada de los españoles a lo que hoy llamamos Chile. Ante de esto, nuestros indígenas, de los cuales conservamos más costumbres y formas de ver el mundo de lo que creemos, vivían en comunidades autosustentables por más de 10 mil años. ¡Si más de 10 mil años! Es decir, vivieron más de 10 mil años, alimentándose de la naturaleza sin deteriorarla. La mayoría fueron pueblos pacíficos.

Hace 479 años llegaron los españoles a conquistar estos territorios. Mediante el uso de la fuerza y la negociación, los españoles lograron controlar gran parte del territorio. Seguramente, al comienzo, los españoles se relacionaron entre ellos, estableciendo una diferencia de clase con los indígenas. Luego, la biología sexual mezcló las razas apareciendo una población mestiza. Ahora las clases eran 3, españoles, mestizos e indígenas. Después se siguieron mezclando a medida que llegaban más razas: negros, ingleses, franceses, norteamericanos, etc.

270 años después de la llegada de los españoles, los gobernantes de esta capitanía general eran los españoles, más una clase de intelectuales y militares criollos. La mayoría hijos de extranjeros nacidos en Chile con mucha fortuna. Esa clase de personas fueron las que definieron la estructura política que nos sigue hasta nuestros días. Recordemos que para votar en las elecciones había que acreditar renta o propiedades. En la elección de 1938, la población chilena era de casi 5 millones de personas, votaron 443 mil personas y Pedro Aguirre Cerda salió electo con 222 mil.

En este proceso, desde 1810, hemos tenido 3 constituciones políticas estables. Constituciones que han definido y estructurado a la fuerza las relaciones entre las personas en nuestro país, a través de leyes que obligan a los ciudadanos, so pena de cárcel o multas, a comportarse dentro de los límites que esa clase gobernante definió como posible. Para esa clase dirigente, los niños nacidos fuera del matrimonio eran ilegítimos. Para esa clase dirigente, aun es un delito mantener relaciones homosexuales. El artículo 365 de nuestro código penal vigente dice:

“Art. 365. El que accediere carnalmente a un menor de dieciocho años de su mismo sexo, sin que medien las circunstancias de los delitos de violación o estupro, será penado con reclusión menor en sus grados mínimo a medio”

Es decir, en nuestro país, a 13 de febrero de 2015, la clase dirigente regula y castiga cierto tipo de relaciones sexuales entre personas sexualmente libres. En nuestro país, si un hombre de 20 años se enamora de uno de 17, y tienen sexo, comete un delito.

No está demás mencionar que las constituciones de 1833, la 1925 y las 1980, carecen de todo proceso constituyente. Redactadas por un grupo de intelectuales de un sector político y aprobadas bajo circunstancias discutibles por decir lo menos.

Y así nos encontramos hoy. Con leyes que nos quitan a la fuerza parte de nuestros salarios para contratar seguros de salud y traspasar millones de pesos a administradoras de fondos de pensiones. Una gran mayoría de nuestros compañeros están obligados a cumplir un horario de trabajo con 15 días de vacaciones al año. Miles de niños obligados a ir a un colegio. Estamos obligados a producir más de 50 millones de pesos para tener una casa que no cumple los requisitos mínimos para vivir cómodamente en familia. Estamos obligados a producir dinero para comprar nuestra comida, ya que no la podemos encontrar en la naturaleza. Estamos obligados a sufrir las consecuencias económicas del manejo irresponsable de políticos y especuladores en Estados Unidos, China o Turquía. ¿Quién está decidiendo nuestro modo de vida? ¿Cuánto tiempo seguiremos así? ¿Cómo llegar a un estado de bienestar generalizado de la población mediante una comunidad libre?

La pregunta es compleja y aún no tiene respuesta. Lo que si es cierto es que el proceso de independencia está inconcluso y somos miles de personas que pensamos día a día en cómo comenzar a transformar nuestra convivencia social y económica, para compartir y relacionarnos en libertad, alimentándonos sanamente, cuidando a nuestros hijos y abuelos, y respetando la naturaleza, como lo hicieron por miles de años nuestros antepasados indígenas. ¡Feliz 18 de septiembre!

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