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El ex presidente y periodista argentino Bartolomé Mitre, fue uno de los tantos que acusó al guaraní de ser culpable de la ignorancia y el atraso de los paraguayos. Pero hoy, nuestro idioma, sigue más fuerte que nunca y el Paraguay en pleno desarrollo.

“Mientras los paraguayos hablasen el idioma salvaje, el Paraguay nunca podrá ser anexo a la Argentina”, decía el entonces presidente argentino en la post guerra de la Triple Alianza. En esa época apareció el término “guarango” que se refería a a una persona muy ignorante o garañón, calificativos de los más bajos, viles y salvajes, según una publicación de la Secretaría de Políticas Lingüísticas.

Mitre, uno de los responsables de la devastación del Paraguay, es, sin embargo, visto como un héroe en su país y su nombre está en las placas de cientos de calles, avenidas, plazas y escuelas de cualquier ciudad argentina. Hoy, 140 años después de esa contienda que arrasó con nuestro país, dejándolo casi sin habitantes, aún existe una minoría que cree que el guaraní es un idioma de ignorantes o de “inferiores. Recordemos que el “yo no hablo guaraní”, representó durante años una carta de presentación que hacía referencia a un status superior.

¿Entonces, por qué persiste este idioma y se fortalece con el tiempo? Es que el guaraní es un idioma de resistencia, que perdura pese a los intentos de eliminación que sufrió durante más de 500 años. Está en el ADN del paraguayo y permea todos los tiempos, sesgos y maltratos. Hoy nos permite mantener las tradiciones. Los paraguayos pensamos en guaraní. La publicidad descubrió en los años 90 que un “Ha upeí”, o un “ñane mba’etete” venden más como slogan o jingle que un “y después” o “un auténticamente nuestra”, invitando a la antropología a que investigue y descubra que el guaraní está en nuestra sangre.

Pero los azotes al guaraní forman parte de todas las épocas del Paraguay. En la gloriosa era de Don Carlos Antonio López, en el afán de volver “culto al Paraguay, se prohibió a los habitantes hablar el guaraní en los lugares públicos y escuelas, y aquellos que eran descubiertos “in fraganti” recibían tremendos golpes en la plaza pública, y si se trataban de funcionarios públicos, podían perder el empleo. En el diario “El país” del 4 de marzo de 1939, se lee: “El Paraguay tiene un gran enemigo de su progreso, el idioma guaraní… el que hablan ciertas clases sociales inferiores como el indio primitivo y se inculca a quienes se preocupan del progreso de nuestro país… este idioma al parecer inofensivo, pero en realidad es el enemigo más poderoso de nuestra cultura”.

Con la Constitución de 1992 el guaraní se convirtió en idioma oficial y ganó la aceptación de la sociedad. Pero no desaparece el sesgo de aquellos que creen que hablar guaraní definitivamente nos hace ser menos que los otros. Hoy por hoy, vemos con orgullo que canales como Paraguay TV, cuentan con programas íntegramente en guaraní como Marandú (Noticias), o el ya popular Kay’uhape (Mateando), pionero en el rubro en la televisora SNT. “No entendí nada, pero entendí todo”, me decía la Dra. Olga Castaño, palabra mayor en investigación sobre televisión y directora de la Autoridad Nacional de Televisión de Colombia, al ver el programa Tembi’u Rape de la TV estatal paraguaya. La presencia del guaraní en la televisión hizo que ingresara el idioma a miles de hogares y se integrara en la vida cotidiana de la gente, sin distinción de clases sociales. “El medio es el mensaje” sostenía el lingüista Marshal McLuhan, al respecto en los años 70. Y una prueba del poder de la televisión fue una investigación del Registro Civil publicada en abril de este año; los nombres Onur y Sherazade, personajes de una telenovela turca emitida en un canal de TV, fueron los preferidos para los recién nacidos en varias localidades del Paraguay. El largometraje nacional “7 Cajas” fue otro éxito a nivel local e internacional que desde el 2012 se ganó la aprobación de la gente que se sintió identificada, al ver su cultura reflejada en la pantalla gigante y extensas escenas habladas solo en guaraní. De manera que en la medida en que existan programas, noticieros o espacios, más gente hablará el guaraní porque son los medios los que enseñan e instalan. Y hoy, con más noticieros, más programas o películas en guaraní, más espacios, podemos ratificar que Mitre fracasó en su plan de borrar el guaraní y de convertir a Paraguay en provincia Argentina. Al contrario, el guaraní goza de buena salud!

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2 Comentarios sobre “El fracaso de Mitre, el trinfo del guaraní.

  1. Es triste, pero desde la Independencia hasta mediados del siglo XX, hubo un desinterés y luego, un “horror” frente al indígena americano, el que era considerado símbolo de barbarie. Los nuevos países querían lograr tratos con las potencias europeas y pensaban que eliminado u ocultando las raíces originarias, podrían pasar por cultos. Que bueno por Paraguay y su guaraní.

    1. Muchas gracias por el comentario María del Pilar. Para mi es un tema apasionante y una deuda con la historia, de manera que en cada frase, cada intervención, cada acción, no debe estar ausente. Y eso que no pasa solo en Paraguay, existen países como Uruguay donde el Charrúa no quedó ni como nombre de calles!.

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