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Asumo el paisaje
en íntima actitud poética.
He visto bosques dialogando
al viento, o petrificados
bajo la densa niebla.
Permanecen erguidos bajo la lluvia
y en la noche giran con los astros.

He conocido árboles
mejores que personas.

Un olivo me saludó al paso
y besó mis heridas abiertas.
Heroicos elevan su fruto místico
emblema triunfal de la historia,
testigos de la magnética Palestina.

He visto asesinar bosques,
caer como dignos gigantes.

Respira la arboleda el mismo aire
que respiró el tyranosaurius rex,
respiro.
Bebo la misma agua
que Heráclito viera pasar
por aquel río legendario,
la misma agua que el bosque y el rex.

Habitado por ninfas y leyendas,
el boscaje es la selva de mi sur,
donde relampaguean ojos de huemul.

La floresta es la vestidura de la tierra,
en el misterio de su éter reside el aura.

He visto asesinar bosques sin pensar
que son más necesarios que personas.

Aquí hubo un bosque
hoy, rodeados de muerte,
solo quedan cenizas en el aire.

Quise salvar al bosque, al mundo.
Solo quedan cenizas en el aire.

Tal vez la humanidad
no merezca seguir viviendo.

 

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2 Comentarios sobre “Selva de mi Sur

  1. Gracias María Isabel
    Anoche leí este poema (y otros) en la Universidad Mayor y produjo bastante asombro e interés en el público… en realidad todo el planeta era un bosque.
    La única esperanza está en las personas luminosas que como usted, tienen un sentido.
    Cariños

  2. Muy cierto, la humanidad parece que no quisiera seguir viviendo….cuando la vida es tan linda, el tener respeto, orden ,tranquilidad y esforzarse para ver resultados. esa es la verdadera felicidad.
    Theo comparto su poema y más nombrando su infaltable ciudad natal Palestina.
    Felicidades.

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