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Cuando presencié la película LA LA Land quedé con el convencimiento que la visión de Estados Unidos que entrega el film es lo más valioso y lo más potente de ese país.

Estados Unidos es una nación poderosa, un país que marca caminos, que ha logrado exportar su modelo y visión a casi todo el mundo, su industria cultural es la más importante del mundo, su capacidad de innovar y crear es prodigiosa.

La más virtuosa de sus características es haberse constituido en un crisol de culturas. Estados Unidos ha acogido, como pocos países, a una variedad gigantesca de nacionalidades, credos, etnias, pensamientos.

Su historia es un continuo de hazañas, proezas, pero también de hechos reprochables y lamentables, pero que han sido capaces de procesar con sentido de futuro y de construir una sociedad mejor a partir de la constatación de los errores y fracasos. ¿Cómo  se puede explicar que una nación construida en gran parte sobre el trabajo esclavo, eleve a un hombre negro a su más alta magistratura 150 años después de la abolición de esa lacra?

Es verdad, innegable, que tiene y ha tenido conductas propias de cualquier imperio y que ha violentado impúdicamente la soberanía y las libertades de otros países, que ha defendido causas y regímenes despreciables, pero no obstante ello, es capaz de deshacer sus errores y enmendar rumbos, dentro de un sistema democrático que no falto de problemas, es un referente para gran parte de la humanidad.

¿A qué viene esta reflexión sobre los Estados Unidos si íbamos a hablar de LA LA Land?

Porque LA LA LAnd, a mi juicio, es una excelente síntesis de los Estados Unidos, de su cultura,  valores y sueños.

LA LA Land es un canto de amor a Los Ángeles, la verdadera protagonista de la película, una ciudad inmutable que permite que los sueños y las esperanzas de sus habitantes se hagan realidad, no sin renuncias y decepciones, pero si con constancia y esfuerzo. La descripción de la diversidad, de la aceptación y de la armonización de voces distintas, hace que surja la sinfonía de lo humano.

Junto con ser un homenaje a los filmes musicales de los años 50, es también un permanente recordatorio de la grandeza y genialidad del cine norteamericano, la industria cultural que moldeo la segunda mitad del siglo XX.

LA LA Land deambula por los grandes tópicos del cine norteamericano, con un guion nada de novedoso, pero con una excepcional dirección, que convierte a esta película en una joya, que será un clásico en algunos años más.

Las primeras escenas con la autopista repleta de autos en un atochamiento monumental y la coreografía que humaniza el escenario de cemento, es una secuencia hermosa, llena de humanidad, alegre, diversa, que retrata muy bien los tipos y personajes que se nos han hecho tan familiares en el cine norteamericano.

El recurso al musical es sobresaliente, porque recupera un estilo que es propio del cine norteamericano y que ha entregado películas notables, que son obras culmines de la cultura del siglo XX.

Una comedia liviana, rigurosa en lo técnica, bien armada, con recursos bien utilizados, con dos figuras en auge y que en algunos años considerarán esta obra como clave en sus carreras.

Cuando se presencia LA LA Land aparece todo como natural, no hay pies forzados, es un continuo muy bien logrado.

Y si, LA LA Land nos muestra lo mejor de Estados Unidos, de porque admiramos a ese país.

LA LA Land nos muestra un país abierto a las influencias, que es capaz de acoger, de tomar lo mejor de cada uno de los que lo conforman, que puede hacer que sus habitantes sueñen y que esos sueños se conviertan en realidad.

LA LA Land es un retrato de una nación abierta, alegre, optimista, un poco ingenua, pero fundada sobre valores como el esfuerzo, la coherencia, la honestidad.

En estos días terribles, con Trump gobernando desde la Casablanca, yo me quedo con la imagen de LA LA Land, me parece lo más sano.

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2 Comentarios sobre “LA LA Land y el Estados Unidos que nos gusta.

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