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Presentación del libro de Mauricio Tolosa,
el Miércoles 18 de octubre 2017,
en el Instituto Cultural Los Dominicos

Reseña crítica que incorpora el objeto libro.

Estamos ante un libro que destila humanidad y despliega alas, obra total, opus que entrelaza vida y muerte, lúcida intuición y misterio.

Mauricio Tolosa afina sus aforismos y los transmuta en versos, tocando con ellos notas altas, que a ratos son oxígeno puro.

Suspendido por las alas invisibles de los ángeles que lo habitan, eleva las palabras, reflexiona y filosofa sin caer en la tentación del culteranismo.

Emociona, sin llegar a lo críptico. Produce en nosotros y en los otros una corriente eléctrica que recorre el cuerpo y sensibiliza la piel. Una energía que despierta los chakras, enciende el hipotálamo y la glándula pineal, desde la palabra desnuda, sin recovecos ni expresiones cifradas, sino más bien desde lo diáfano a la hondura metafísica, esencial.

Versos que son imágenes colgadas en el viento. Imágenes que se entrelazan con las palabras, sin pretender ser ilustrativas de la palabra poética, sino más bien como formas evocativas de las mismas.

Imágenes que pueden ser leídas, visualmente hablando, de manera independiente a los textos o creando un vínculo evocativo y poderoso con ellas.

Se trata de un libro poliédrico: los poemas, por una parte, las imágenes por otra y la interacción en una tercera lectura, donde la palabra incrustada en la imagen, la potencia y revela nuevas significaciones. Pero hay mucho más, el diseño mismo de la edición, a cargo de Ximena Izquierdo, lo transforma en un libro-objeto, firmado por su autor pero además de tiraje limitado y numerado, lo que hace que cada ejemplar sea único.

Traducido al francés por Alexandra Carrasco y al inglés por Lila Castillo, multiplica sus lectores en su versión trilingüe y con ello acrecienta el vuelo.

Sorprende la decisión de no numerar las páginas. Al consultar a Mauricio, me respondió con certeza “No queríamos que nada interrumpiera el vuelo”; esto revela una búsqueda total de la pureza, que está plenamente lograda.

Con este nuevo libro, Mauricio abre el cauce, se despoja definitivamente de todas las armaduras y desde la condición espiritual de su ser interno, se sumerge desnudo en el universo angelado.

En este sentido, Ángelos presenta la simbiosis de imágenes y palabras en conjunción elaborada con un fin trascendente.

Quiero enfatizar que estamos ante un libro originalísimo, que se presenta de súbito como dos libros, el de la visualidad, por una parte y por otra el de la voz poética, generando un tercer libro hasta desplegarse en la visión multifacética de las transparencias, manifestando con ello lo epifánico, en las veladuras de papeles volantes de volantín, que son eco del vuelo de los ángelos, del rumor de sus alas batiéndose en el aire, abriendo con ello nuevas posibilidades lecturales, que colindan con las visiones caleidoscópicas y rozan el arte cinético de las veladuras y el movimiento.

Nos dice: “Sin ángeles/no hay paraíso./ A veces entre las palabras/se escucha/el aleteo de un ángel”…

Poesía, viene del griego Poiesis, que significa “creación” o “producción”, derivado de, ‘hacer’ o ‘crear’. Platón define en El banquete el término poiesis como «la causa que convierte cualquier cosa que consideremos, de no-ser a ser». Se entiende por poiesis todo proceso creativo.

Ángelos, del griego, ángeles, es una voz antigua que nos refiere la presencia milenaria de los ángeles, como parte de la vida humana. Tanto así que Ángelos, en griego, es casi igual que Ángeles, en español. Angels, en inglés. Anges en francés.

Si fuese traducido a más idiomas, tenemos: Angeli en italiano. Igual que en latín: Angeli. Luego es Engel en alemán. Angely, en ruso.

Este dato no es menor, pues también los nombres más relevantes de la toponimia planetaria no han cambiado a través de los milenios. Tampoco han cambiado otras palabras esenciales, incluso en las antípodas geográficas, como la monosilábica Sol, que desde el Egipto faraónico es Ra, igual que en la polinésica Rapa Nui.

ángelos
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La alquimia y los ángeles

Los elementos que componen la fórmula alquímica, para crear la obra Ángelos, son sus imágenes y palabras.

En el caso de las artes, según la teoría jungiana, la alquimia serviría como una metáfora de la labor creativa. La transformación del plomo en oro, sería el equivalente a la transmutación de la vida, en arte.

El sendero iniciático de Mauricio -como se ve en el curso de su libro, desde un ángulo espiritual- corresponde a la búsqueda del ser. En cuanto a la obra de arte, el oro interior en el artista lleva implícita la transformación del autor y también de quienes se introduzcan en ella.

En este sentido, Mauricio es un explorador del “espacio interno”.

Este libro es encabezado por el gran colibrí, ya transmutado en oro, en su portada, prefigurando el místico peregrinaje interior.

En el lenguaje metafórico de las imágenes simbólicas, él escogió esta iconografía entre sus miles de fotografías análogas. Nuevamente está lo químico, representado en el proceso de la imagen análoga latente, y los haluros de plata que plasman las formas en base a la impresión lumínica.

Se trata de un conjunto de imágenes que aparentan ser muy diferentes, realizadas en lugares tan disímiles como: Karnak, en Egipto; Siem Riep, en Camboya; Teotihuacán, México; Borgoña, Francia; Ava, Myanmar; Fez, Marruecos; Rapa Nui, Chile; Khajuraho, India; Kathmandú, Nepal y su sagrado Jardín de la gratitud, donde habita.

Lugares aparentemente tan heterogéneos y, sin embargo, todas están interrelacionadas. Lugares que son parte de su recorrido iniciático, que corresponde al gran viaje y que también se percibe en su Santuario personal, al que se accede a través de un sorprendente laberinto de libros, máscaras del oriente que son verdadera declaración de sus búsquedas, fotografías de Gandhi, budas de madera y bronce en sus altares, tapices y mandalas de siglos, que culminan en su jardín interior y la música sutil de una cascada.

Ángelos, alambique mágico de los elementos espirituales y volátiles, emblema del Self, totalidad y centro de la psique. Representado algunas veces en la forma del mandala. Centro que incluye lo consciente y lo inconsciente y que solo puede ser intuido a través de símbolos. Meta del proceso de individuación, cuya aproximación es una senda que nunca termina.

Si nosotros nos dedicáramos únicamente a contemplar estas imágenes, yendo más allá de la superficie, percibiríamos que las mismas corresponden a otra dimensión infinita, que tal vez ya existía dormida, en nosotros mismos.

Genealogía de la senda, con la que plasma, como los grandes maestros, su propio recorrido por la vida, la mente y las emociones.

Mauricio, con estas imágenes y poemas, se convierte en el catalizador de nuestros arquetipos. Desde el entrañable centro de su Self, oro interior, su misión ha sido conducirnos al despertar, a través de un proceso de transmutación, desde el inconsciente personal y colectivo, pasando por las diferentes fases del opus, quiero decir de su trabajo.

Concluida esta obra y ya en nuestras manos, ni el autor ni nosotros seremos los mismos.

Primavera, Viña del Mar, Chile

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