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Hagamos una pequeña encuesta, de una sola pregunta, restringida a los que hayan visto la Blade Runner original de 1982. (Si no la han visto, háganlo ya y vuelven a contestar) ¿Cuál recurso narrativo está ausente y no es necesario en el universo creado por Ridley Scott hace 35 años? ¿Adivinaron? Sí, es justamente eso: el humor. ¿Se acuerdan de alguna escena que les haya provocado al menos una sonrisa en la historia original? No, ¿verdad? Bueno, resulta que en esta secuela dirigida por Denis Villeneuve sí hay humor. Claro, ustedes me dirán que es una sola escena y que no tiene mayor relevancia, pero el caso es que por primera vez dentro de la oscuridad y pesimismo de la historia de Deckard y los replicantes hay un chiste. Fome, pero hay uno. ¿Y saben cuál es el problema, aparte de que la escena en cuestión podría haberse omitido y nadie la echaría de menos? El problema es que el humor y el universo creado a partir de la novela de Philip K. Dick son como el agua y el aceite. No funcan ni pegan y es una pésima idea tratar de meterlo a presión dentro de esta historia.

Blade Runner

Pero veamos de qué se trata esta continuación de la película de 1982. Estamos en California, 30 años después que Rick Deckard (Harrison Ford), el Blade Runner original, huye de Los Ángeles con Rachael, la replicante de la cual se enamora después de haberla conocido en la Corporación Tyrrel. La megalópolis del año 2019 se ha expandido a toda California, y el paisaje de enormes rascacielos, avisos de neón gigantes, lluvia casi perpetua y contaminación omnipresente se despliegan ante el espectador de manera más acentuada y ominosa. En ese paisaje de luz solar mortecina es donde encontramos a K, (Ryan Gosling) ,un Blade Runner de nueva generación que hace más o menos el mismo trabajo de su predecesor: “retirar” a androides obsoletos y que son considerados una amenaza a la seguridad del Estado. K, a diferencia de Deckard, que nos dejó con la duda si era o no un replicante, sabe perfectamente que es un humano artificial, y no tiene rollos con eso, al menos al principio. Al igual que Deckard, es más solo que un dedo, y su única compañía es una asistente holográfica llamada Joi, encarnada por la actriz Ana De Armas, en un rol tan visualmente atractivo y sexy como innecesario. Los replicantes de la generación Nexus 6 han sido exterminados, pero quedan algunos Nexus 8 que son perseguidos por el gobierno y además están en la mira de una corporación que ha tomado el relevo del negocio de la ingeniería genética, dirigida por el millonario Niander Wallace, interpretado por Jared Leto. Wallace ha conseguido el monopolio de la fabricación de androides creando la generación Nexus 9, que han sido programados para obedecer siempre a sus amos, eliminando el riesgo de que aparezcan algunos parecidos a Roy Batty. Cuando K encuentra a un Nexus 8 que vive como granjero en las afueras de Los Ángeles, cumple con su misión de matarlo, pero antes de morir el gigantón (Dave Bautista) le confía un secreto que pone en marcha los acontecimientos posteriores: hay un misterioso niño que nació de un replicante y cuya existencia es un paso evolutivo que puede tener consecuencias imprevisibles para el futuro de la humanidad.

Blade Runner 2049 1

Así entonces, el diligente K se aboca a tratar de encontrar al niño, no precisamente por motivos altruistas, sino para matarlo, de acuerdo a las instrucciones de su jefa. La investigación de K lo lleva a concluir que hay un vínculo entre el niño misterioso y Rick Deckard, del cual no se sabe nada hace 30 años, y a partir de entonces la trama se centra en los esfuerzos del nuevo Blade Runner para encontrar al viejo y desenredar la madeja.

Esta nueva versión de la historia original tiene un mérito: es de una perfección visual impresionante. Es una película hecha para la pantalla grande y mejor aún en IMAX. El trabajo de Villeneuve y su director de fotografía Roger Deakins es de primer nivel y está a la altura de lo hecho por Jordan Cronenweth en 1982. Seguramente va a ganar mirando hacia atrás los Oscar a la mejor fotografía, cinematografía y diseño de producción.

Ahora bien: ¿es suficiente esta hermosa cáscara para que Blade Runner 2049 llegue a tener el estatus de película de culto que logró su predecesora? Lamentablemente, no. Y es una pena, porque el solo hecho de haberse atrevido a retomar la idea de una película tan influyente como la de 1982 ya es motivo para elogio. Pero no basta, porque si algo tenía la película original era la habilidad de Scott para reunir elementos del cine noir, la ciencia ficción, el expresionismo alemán y la exploración filosófica para servir de pre-texto que lleva al espectador a hacerse preguntas sobre el sentido de la existencia humana, que tiene su máxima representación en el monólogo de Roy Batty y su famosa frase “lágrimas en la lluvia”. El contraste entre el personaje que interpretó Rutger Hauer y su contraparte actual Luv es el mejor ejemplo de la falta de humanidad de la cual adolece esta secuela dirigida por Denis Villenueve. La brutalidad de Roy Batty tenía un propósito, un motivo mayor que su existencia y que finalmente lo redimía como ser humano, a pesar de haber sido creado artificialmente. El personaje de la actriz holandesa Sylvia Hoeks es una asesina sin otro propósito que servir a su jefe, un robot frío y calculador sin matices que la hagan más interesante, a menos que a a uno le gusten las artes marciales y las patadas voladoras que se ven bien en secuencias de acción.

Blade Runner 2049 2

Visualmente, Blade Runner 2049 es para aplaudir, sin duda. Por otro lado, es una película hecha para generaciones que se han mal acostumbrado a pensar que si el cine se ve bien tiene calidad, y el resto, es decir el tema, es secundario. Y eso que tanto la película original como esta secuela se atreven con temas existenciales profundos. ¿Qué puede ser más trascendente que buscar el sentido de la existencia? Sin embargo, ahí donde la película de Scott acertaba, esta de Villenueve se queda en la superficie y añade poco a la historia que vimos por primera vez en 1982. Claro está que es una superficie bonita y grandiosa, pero uno esperaba más poesía, esa que estaba en cada fotograma hace 35 años y que tenía la música de Vangelis de fondo, no sólo como sonido de acompañamiento sino como otro personaje más de la historia. La Blade Runner original es una película redonda, todos sus elementos encajan y están al servicio de la historia y su tema, y después de 35 años sigue siendo vista y se pueden extraer nuevos significados. Blade Runner 2049 es una película para millennials, un producto hecho para consumo, y así entonces se explica que el director haya decidido incluir un elemento tan incongruente e innecesario como el humor dentro del oscuro y muy serio universo que nos presentó por primera vez Ridley Scott. Pero ahora Villenueve es el director. Se supone que sabe lo que hace.

 

Ficha técnica

Título original: Blade Runner 2049. Director: Denis Villenueve. Guión: Hampton Fancher, Micheal Green, basado en personajes creador por Philip K. Dick. Con: Ryan Gosling. Harrison Ford, Jared Leto, Robin Wright, Sylvia Hoeks, Ana De Armas, Dave Bautista. Director de fotografía: Roger Deakins. Música: Hans Zimmer, Benjamin Wallfisch. País: EEUU. Duración: 2 hrs 44 minutos. Calificación: TE+7. Color.

 

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