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Los árboles son estoicos,
germinan y mueren de pie.

Desde las altas cumbres soleadas
de la tierra, son savia y sangre
oxígeno y veta del sentido.

Apuntan sus copas a lo alto
haciéndonos ver la señera infinitud.

Maderas de navíos y mástiles
que surcaron inexplorados destinos,
mesa milenaria, convocación
fraternal de los pueblos.

El espíritu de la madera
sostiene en su herida
los manuscritos luminosos
del poeta.

Las gubias
en cada golpe, surco y suspiro
transfiguran el bloque
las manos, los ojos en silencio
acarician la noble madera trabajada,
los viejos troncos recuperados
tienen nueva existencia:
son árboles hechos arte.

Estambres y pistilos
semillas y semen,
esgrimen la rara belleza
extraída de lo más genital
de la frenética geografía.

Árboles
columnas de Chile.

¡Tótem prehistórico del éter!

 

Publicado en la antología Travesía del Relámpago,
Ediciones Vitruvio, 2013, Madrid

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3 Comentarios sobre “Columnas y Navíos

    1. Gracias amigo Jorge, los árboles son nuestros hermanos ante los que nos reverenciamos, como poetas del sur del mundo.
      Abrazos grandes,

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