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Una ráfaga fría se ha llevado las últimas hojas
que pendían de mis ramas
cansadas y rígidas
que incapaces de cimbrarse con el viento
se quebrarán un instante
antes que lo haga mi viejo tronco enmohecido

Llueve
ha llegado otra vez el invierno
con su gris soledad
nadie se acerca a mi sombra
todos me abandonan
cómo se abandona
a los santuarios de los dioses pobres

Soy viejo
la ancianidad ha llegado a mi vida con su manto de muerte

Un hombre clavó su hacha en mi tronco
derramando la savia vieja
que se mueve penosamente por mi cuerpo

Enterró una rama verde en mi herida
y la cubrió de barro
sentí miedo de morir
duele la herida
y duermo
y sueño

Y sueño que soy joven y frondoso
que mis ramas acarician el cuerpo del aire

El dolor de la herida no existe
Se fue con la llegada de  la caricia suave
de dedos que se hunden en mi cuerpo.

 Duermo y te abrazo en mi noche
acerco mis labios a tu oído y recito las palabras mágicas
las que desde siempre han anunciado la vida

Cómo os amo señora mía
y cómo os he soñado junto a mí
fundida en este viejo árbol que vuelve a la vida
porque tú
rama verde
te has clavado en mi alma

Sueña, roble viejo
sueña que tienes manos fuertes y labios sedientos
Llora agradecido, roble viejo
porque una mujer hermosa
se ha anidado en tu anciano tronco
incrustándose en tu vida

Has llegado a tiempo
amada mía
desde siempre he esperado
tu cuerpo de ángel,
tu piel de fuego
tu vida entera

Beso tu cuello de esfinge
me detengo en tus hombros fuertes de cariátide
hundo mi rostro
en las dos colinas que refulgen sobre tu pecho
y muerdo las campanas doradas que los coronan

No puedo detenerme,
amor mío
debo continuar mi viaje sin fin
me detendré sobre tu vientre y continuaré el descenso
hasta posarme sobre el triángulo de oro
que descansa en los capiteles
de las columnas de bronce
que sostienen tu cuerpo.

Bebo incansable tu savia y la fundo con la mía
somos un solo árbol
amalgama de un roble viejo
y de una araucaria la dulce rama

Me has vuelto a la vida,
amadísima mía.
renazco en ti
brillante rama clavada en mi tronco
sombra y brillo
alejando al último invierno
y cubriendo de verde
mis secas ramas desnudas

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