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Si la primera cuenta del Presidente Piñera va a quedar en el recuerdo por su comentario sobre la Presidenta de la Cámara de Diputados -“Tan linda que se ve y tan dura que es”-no puede sino entenderse que careció de todo lo que se requiere para que un discurso sea memorable.

La principal noticia tras su intervención es la constatación que un Presidente de Derecha está dispuesto a que el Estado intervenga en forma activa para lograr que el país se desarrolle, contrariando a sus partidarios que piensan que el mercado lo resuelve todo.

Lo demás se queda en los títulos de las buenas intenciones y la inevitable desconfianza en que, cuando se expliquen en detalle sus propuestas, el sentido de las mismas resultará leve pero sustancialmente diferente.  Es lo que sus detractores han denominado como “la letra pequeña”.   Sus partidarios, como ha ocurrido siempre con cualquier Presidente, aplauden todo pero ese es un juicio tan subjetivo como el que hacen los opositores que ni siquiera lo escucharon.

Lo concreto es que después de lo que parecía una lista de supermercado en la que no hay mayores temas que no estuvieran ya enunciados en su Programa de Gobierno, la lectura entre líneas no permite mucho más que comprobar que el Presidente tiene un pensamiento netamente centralista porque de regionalización o descentralización no hubo nada sustancial.

Sin duda, fue inteligente en presentar como novedades la eliminación del Crédito Universitario con Aval del Estado y la Ley de Gastos Reservados del Cobre pero en rigor no se sabe qué es lo nuevo porque no precisó lo suficiente, dejando que los anuncios parezcan juegos de palabras más que cambios reales.   Sí se le debe reconocer su inteligencia en apostar por temas que no generen mayor controversia entre sus partidarios porque de épica, transformación de la sociedad, sueños colectivos, no hubo nada.   En honor a la verdad, tampoco nadie debería haber esperado realmente nada de eso porque el Presidente es un administrador y no un creador.

Eso nos conduce entonces a su frase a la diputada Fernández.   Quizás para los partidarios de Piñera no sea tan grave como lo han manifestado sus detractores en las redes sociales.  En lo personal, no me parece reprochable que considere linda a una mujer y se lo diga, quizás pensando en que de esa forma podrá ganar puntos en galantería, pero todos sabemos que no estamos en tiempos adecuados para ese tipo de declaraciones.  Lo difícil de defender es lo que viene después, ese “tan dura que es”, que no es una crítica política como podría aceptarse entre dos Poderes del Estado sino que lleva implícito un “podría ser más linda si no tuviera carácter” o un “preocúpese de ser bonita y no de la política”, y eso sí que es machista.

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