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Jennifer Fox dirige este film que nos lleva a un autorretrato valiente y lleno de coraje, en la que quizás puede ser una de las mejores películas que van del 2018. Posee vanguardia, ya que elige un entramado narrativo interesante que mezcla pasado y presente, en sucesivos raccontos que nos van mostrando la historia como un puzzle. Y además, los textos del guión son tan íntimos que el espectador llega a identificarse por completo y en alguna vereda de los personajes.

Laura Dern, en una actuación fenomenal y auténtica, encarna a la misma Jennifer Fox en su búsqueda por desentrañar el comienzo de la vida sexual, el desarrollo de su femeneidad y la búsqueda de la madurez. Pero es en ese camino, que se va dando cuenta, que es víctima de abuso y violación sexual y de un macabro plan de manipulación psicológica de los perpetradores. Por tanto, Dern debe transitar desde el descubrimiento de sus inicios a ser adulta, con picardía y sonrisa, a ser víctima, y por tanto sentir culpa y vergüenza, a ser sobreviviente y ser capaz incluso de enfrentarse la poderosa escena final de la película.

Recientemente, la Psicóloga Carol Galleguillos en su libro “50 preguntas frecuentes de un sobreviviente de abuso sexual infantil” (RIL Editores, 2018), afirma que “el abuso sexual infantil es un evento capaz de quebrar de manera dramática la trayectoria de vida de un niño o niña”. Eso es absolutamente cierto. Por eso, la protagonista, sufre grandes episodios de la historia de su vida, en una aletargada amnesia, o en otros casos, crea espacios mágicos que tratan de explicar el por qué así sucedieron las cosas. El proceso de develar el velo de la verdad, es tan doloroso – o incluso más – que los hechos mismos de los abusos. En ese caminar, la víctima se encontrará con esa niña, le echará la culpa, la querrá destruir, la odiará, le dará asco, para finalmente, darse cuenta, que fue eso, tan sólo una víctima, que nada de culpa tuvo ni tiene. Resalta entonces, lo que Galleguillos dice en su libro: “la vivencia propia”.

Tuvieron que pasar más de 30 años para que Fox, supiera que había sido una víctima de abuso sexual, para explicar sus inmensos dolores, miedos e inventados mecanismos de protección para explicar su intrincada vida sexual adulta, la compleja relación con su madre y la egocéntrica forma de tratar a sus parejas.

Jennifer Fox nos entrega este hito cinematográfico de la mano de HBO Films, con una bella arrogancia y una beligerancia que necesitamos hoy para dejar sin alguna oscura duda, que los abusos sexuales, son abusos de poder que quiebran confianzas, y sobre todo, quiebran personas.

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Alguien comentó sobre “The Tale: desenredando el abuso sexual

  1. Un tema profundo y doloroso para comprender los numerosos niños abusados sexualmente, muchos de los cuales son condenados al secreto familiar o culpados de “inventar historias”. Veré esa película, gracias.

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