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Buenas noticias
El manzano florece
Son mis raíces

Después de una noche de lluvia, el sol entibió el aire. Se abrieron las primeras flores. Aparecieron allá arriba, cuando alcé los brazos hacia el cielo durante mi práctica de Chi Kung. Sentir esa rosada transparencia contra el cielo azul es un prodigio que tantas veces no vi. Gratitud por los millones de años de evolución que han hecho que mis ojos vean hoy este esplendor de la manifestación de la vida.

La noche anterior había abrazado largo al querido manzano japonés. Es algo que solo he hecho en un par de ocasiones, pero quería agradecer todo lo recibido en estos meses, de meditaciones y aprendizajes. Jubilosa felicidad. Esa noche no había flores ¿la explosión rosa del día siguiente tendría que ver con mi agradecimiento?

Han sido un otoño y un invierno de trabajo amable, de investigación y de experimentación,  de meditaciones y de preparaciones, de podar y de plantar, de contacto sutil y pleno. De sentir el soplo vital que fluye entre sus raíces y su copa sin hojas y dejarlo circular a través de mi cuerpo, de respirar en plenitud y comprender el mundo desde ahí. De escuchar al romero y la granada, la mandarina y la ruda, al muérdago milenario con sus druidas y sus ecos de bosques. Cuando mis límites y dudas se interpusieron, llegaron la luna y el sol, el viento y el colibrí a evidenciar las señales de la trama de la vida.

Registro las “conversaciones” con el manzano: fijo en fotografías las historias de su corteza que reverberan a Da Vinci y a los primeros humanos que pintaban animales en la roca, a Van Gogh y a anónimos pintores místicos; traduzco la belleza incontenible de su evolución durante las estaciones en haikus y poemas en los que intento preservar la sensación de esos encuentros. Intenté interpretar sus consejos y reproduje seis hermanos en esquejes que espero sean los primeros de su propagación arbórea.

El Homo Sapiens con sus 300.000 años caminando sobre la Tierra, es un recién aparecido comparado con los cerca de 400 millones de años que han vivido los árboles en el planeta. ¿Qué extraña deriva habrá hecho que esos ancestros que habitaban en la seguridad de las alturas arbóreas se transformaran en una especie exterminadora de selvas y bosques?

Los humanos somos flexibilidad y adaptabilidad, quizás aprenderemos a escuchar con inteligencia y compasión, a reunir el logos de la mente con la vida orgánica, y entonces quizás nos transformemos en guardianes de la Vida… La mente puede ir tan lejos como el viento…

Por ahora, siento latir en mí esa rosada transparencia contra el cielo azul y vivo la magia.

Gratitud al querido manzano por invitarme a arborecer.

Surge la yema
En mí brota un bosque
Lágrima rosa

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Alguien comentó sobre “Arborecer, conversaciones con un árbol

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