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Cae el sol atraído por el embrujo acuoso y salado del mar…

Parto…

Es bueno partir…

Viajo con chalecos, pensamientos sueltos, pequeños animales de poder que se enroscan en mis piernas, libros, horas, gemas preciosas, mis hijos adorados en las fotos, mis nietas adoradas en las fotos, mi nieto hermoso en las fotos. Parto con mi sortilegio para la pareja, con anhelos, calcetines, ronroneos, un cansancio añoso que se arrastra desde siempre. Voy silbando con encantamientos y con ellos silba mi bolsita ancestral dibujada por jeroglíficos concebidos por los primeros de estas tierras.

Después de una curva cerrada se abre el enjambre de montañas vivas. Picachos, puntas de lanza que apuntan los cielos y su delirio. Las nieves eternas conservan secretos del principio de la vida. Mi corazón no para de latir presintiendo la aventura a punto de empezar. La magia se presenta desnuda y yo tiemblo.

Entraré con mis cascabeles y sonajeros.

Mi cuerpo asombrado ante este misterio de pasadizos verdes,

este misterio de espinos y nogales,

este misterio de piedras milenarias que cuentan historias del origen del mundo (era de agua).

Asombrada por el  misterio de risco y desfiladeros,

(cantan profecías), me entrego.

Mi cuerpo y yo con él, me abro,

entera,

impúdica,

las piernas inusualmente abiertas para ser penetrada por lo que se viene.

Entonces

solo entonces

abre sus fauces el Dragón Verde y deja escapar un silencio que me coge y se desliza, acuoso, cadencioso, por los cauces de mi vida secreta.

Atrás queda mi espalda. En la ladera del monte me desprendo de mi pasado y su colección de morrales, maletas, colecciones, casas, historias. Un rumor telúrico se manifiesta y agita las ramas otoñales de árboles esperpénticos que emergen del bosque de Blanca Nieves. Mi boca se apoya en la pequeña grieta concéntrica que se forma desde sus nudos para volver a hablar de l@s que quedaron suspendid@s en tierra chilena.

Viven al fondo del océano Pacifico entre algas y ondinas amorosas que hacen el mecimiento indispensable que no hemos hecho nosotros.

Miran con ojos abiertos en fosas en medio del desierto más árido del planeta, en medio de cavernas ocultas, en medio del páramo del olvido.

Clamo por hablar con palabras nuevas…

…voy por ellas…

Voy por caminos diversos…

huidizos.

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Parte el viaje mientras la noche y sus estrellas abismales cantan destellos de luz.

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5 Comentarios sobre “Viaje al río Maipo

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