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Cuando luego de una meditación bajo el manzano descubrí el seminario “Inteligencia de las plantas, animismo y experiencias humanas excepcionales” que se realizaría en Wasiwaska, en Brasil, no dudé en tratar de asistir.  El nombre me pareció casi una descripción a la medida del descubrimiento que estoy viviendo con el árbol mágico. Me pareció auspicioso que empezara el mismo día de mi cumpleaños.

Regresaba después de dos semanas plenas, en que sentí que cada conversación, recorrido o experiencia amplió y profundizó mis intuiciones y conocimientos sobre el mundo de las plantas y nuestras relaciones culturales, biológicas y químicas con ellas, sobre la confianza que surge al constatar la abundancia que se manifiesta de forma tan transparente en el “reino Plantae” y la belleza del fluir orgánico de la Vida. Puro amor.

Demonios verdes
En fértil primavera
Los brotes negros

Pero mi desembarco de regreso no fluyo con la misma generosidad. Llegando constaté que de los seis esquejes que había hecho para reproducir el manzano solo dos habían sobrevivido,… pero los cuarenta plantados de semilla estaban sanos y con buen aspecto. Todavía en la tristeza de la pérdida de los cuatro árboles jóvenes, al día siguiente se desató una voraz plaga de pulgones. Los diminutos demonios verdes succionaban a una velocidad asombrosa los brotes más tiernos, dañando hojas y flores y cubrían con sus excrementos las baldosas del piso con una capa pegajosa que atrapaba la suela de los zapatos.

Durante casi 20 días tuve que literalmente abandonar el patio de la gratitud, donde se encuentra el manzano y sus descendientes. Todos los años llegan pulgones pero nunca se habían reproducido tan explosivamente como ahora, al punto de hacer intransitable el piso. Casi junto con los pulgones siempre aparecían las larvas de las chinitas o mariquitas y rápidamente liberaban al manzano de los incómodos succionadores. Pero este año esperé y esperé y los coccinélidos no aparecían… ya casi me picaban a mí el cuerpo y la cabeza.

Sueño con larvas
De mágicos dragones
¿Será quimera?

Larva de mariquita. Fotografía de Mauricio Tolosa.
Larva de mariquita. Fotografía de Mauricio Tolosa.

Siempre me he resistido a aplicar químicos, pero de a poco me hice a la idea de que este año tendría que fumigar. Un par de chincoles y cachuditos venían a comer pulgones pero para controlar la plaga tendría que haber llegado una bandada de varias decenas,… pero si rociaba con químico afectaría a esas aves. También sentía que el veneno contaminaría ese espacio que había cobijado tantos encuentros amables y especialmente las bellas conversaciones que había disfrutado con mis amigos en este último florecimiento del manzano. Pero el árbol se veía apestado y, a pesar de que las limpiaba a diario, las nacientes hojas de los dos esquejes y las de los más pequeños se estaban marchitando. Finalmente la noche del veinteavo día tomé la decisión de fumigar.

A la mañana siguiente le fui a contar al manzano, y mientras lo miraba, comencé a preguntarme, ¿por qué quiero acabar con los pulgones? ¿influye mucho el suelo pegajoso? ¿a lo mejor tiene un exceso de savia y necesita deshacerse de ella? ¿quizás es un ciclo necesario para regular su crecimiento? ¿fumigar es un acto de control de la mente en lugar de confiar en el ciclo natural? Demás está decir que no le alcancé “a decir” de la fumigación.

Meditativo, me senté a escribir cerca de la ventana. Mis ojos vagabundeaban sobre el árbol plagado, sufría con los capullos y brotes cubiertos por los áfidos insaciables. De pronto sobre una hoja del manzano vi moverse una larva de chinita. Salí a verificar. No había una sino cinco o seis, que comerían cada una alrededor de cien pulgones diarios. Siguieron apareciendo y creciendo hasta exhibir sus característicos puntos naranja sobre el lomo. Cuatro días después casi habían controlada la peste, los brotes respiraban más tranquilos y el piso ya no estaba pegajoso.

Mi mente se inquieta cuando el mundo no es como lo desea. A pesar de todas las “pruebas” de la magia cotidiana, para mí sigue siendo un desafío dejarme guiar por el fluir orgánico, latir al ritmo Plantae y confiar en la abundancia de la Vida.

La coccinela
Suave ola de vida
Limpia los brotes

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9 Comentarios sobre “Confiar en la mente de las plantas

  1. Que belleza. Una oda al fluir, confiar y soltar el control. Los seres humanos también vivimos esos ciclos, pero en frágiles luchas intentamos controlar el final “a nuestro favor”, sin observar ni entender la magia que ocurre en ese lapso…

  2. Tu observación y meditación milimétricas vuelven lo mundano en sagrado. La sabiduría de tu Patio de la Gratitud es una metáfora hermosa para nuestros procesos internos cuando los pulgones energéticos parecen contaminar todo, hasta que la Paciencia, la Confianza, la Comunicación y la Conciencia nos abren el camino del milagro hacia el equilibrio y la sanación. Gracias Mauricio, una vez más…

  3. “…y confiar en la abundancia de la vida”. Buen punto querido. A veces, toma toda una vida aprenderlo. No hay que ponerse nerviosa. Vendrán otras y si ya aprendimos esto, llegaremos con mucho tiempo ganado.

  4. El texto de Mauricio me hizo pensar en la FE, así con mayúsculas. Creo que el avance de la tecnología nos hace dudar del equilibrio natural de las cosas y de los seres.
    Me alegra mucho saber que todavía existen humanos que confían, pese a que nuestro cerebro nos impulsa a menudo a buscar soluciones por cuenta propia, des-confiando.

  5. Maravillosas chinitas al rescate salvaron de la fumigación al Jardín de la Gratitud, era cosa de tiempo y confianza.
    Hermoso texto gracias Mauricio.

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