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“Hay una cosa confusamente formada, anterior al cielo y a la tierra.
¡Sin sonido, sin forma!
de nada depende y permanece inalterada,
se la puede considerar el origen del mundo.
Yo no conozco su nombre,
lo denomino tao.
Forzado a darle otro nombre lo llamaría lo grande.” ( Lao Zi)

Conocí a Mauricio Tolosa muchos años atrás y conversamos larga y mágicamente en su jardín para una entrevista en el Diario La Época. La fotografía de esa entrevista, que ya no tengo, era muy especial. Una suerte de contraluz auguraba la naciente iluminación sobre el sentido de las comunicaciones humanas a que se entregaba el trabajo de este periodista. No dejamos de ser amigos, desde entonces, con esporádicos contactos.

En 2013 nos reencontramos. SitioCero estaba iniciando y fui invitada. También iniciaba entonces yo misma un proyecto de comunicación institucional, que quedó en el camino de los discursos unilaterales, las verdades rígidas de la academia. Pero SitioCero siguió su rumbo iluminado.

Por eso, no me sorprendió cuando Mauricio me entregó Angelos. ¿Cómo podía extrañarme que el resultado de ese camino lleno de recogimiento, sabiduría y paz interior derivara en ese mapa celestial que transcurre frente a nuestros ojos, mostrándonos la unión sagrada con lo trascendente?

Soy habitante de SitioCero, un privilegio que suele traducirse como cálidos retornos a casa, mientras mi aventurero espíritu me lleva para allá y para acá, de las letras a las costuras, de las ediciones a los mosaicos, del diseño textil a las docencias. Comparto ese privilegio, además, con enormes letras que contienen un elemento en común: expresan la belleza de la contribución sana a un mundo de paz, de justicia, de armonía, de solidaridad, sin que dejen también de abordarse sus contradicciones, a veces feroces.

Llegar a SitioCero –en el pensamiento zen la vacuidad es el origen- es eso…volver a núcleo de la creación y co-crear.

Desde muchas partes, en múltiples voces y perspectivas, SitioCero se desenvuelve atrayendo las cualidades de la tecnología para crear un espacio virtual de calidez. “El espíritu de la conversación entre amigos” es la construcción comunitaria de discursos que dejan asomar el alma de forma transparente, discursos que por lo tanto marcan una composición, una armonía, una vibración gentil con el universo.

Quienes conocen los ensayos de Mauricio Tolosa sobre comunicología, podrán notar que la arquitectura de SitioCero responde a la determinación de construir desde las comunicaciones un espacio que se expande, como el universo, que palpita como un corazón, que florece y da frutos, como la propia naturaleza.

Del dicho, al hecho.

SitioCero nos ha ido formando, transformando.  El sutra del corazon lo enseña de esta manera:

“…Aquí, ¡Oh! Sariputta, la forma es vacío y el vacío mismo es forma;
el vacío no se diferencia de la forma, la forma no se diferencia del vacío;
todo lo que es forma, es vacío;
todo lo que es vacío, es forma…”

Estas palabras, a modo de gratitud… SitioCero no es una casa, en realidad; es un hogar al que vuelvo.

 

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2 Comentarios sobre “Nuestro SitioCero

  1. María Pilar Clemente, recién conversando con Mauricio caigo que fuimos colegas en La Época, y que algunas veces me fuiste a dejar a mi casa cuando los cierres nos hacían madrugar.

  2. Muy cierto. Sitiocero es un refugio de luz. Hay toda una evolucion del espiritu de paz de Mauricio Tolosa, aquien conoci en 1980 en la Turbulenta universidad de Chile de entonces. Creo que la conovocatoria para habitar este website ha sido una brisa de aire fresco entre las odiosidades de internet.

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