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El personaje televisivo del compadre Moncho de la comedia “Los Venegas” tiene mejor imagen y más conocimiento que la mayoría de los políticos nacionales, y el actor que lo interpreta Adriano Castillo ha hecho noticia esta semana autoproclamándose Presidente Encargado de Chile.

Evidentemente se trata de una broma pero ha tenido cierto grado de adhesión en las redes sociales con parte del público apoyándolo y otra parte cuestionando la broma, en especial por la situación que ocurre en Venezuela, pero no hay que subestimar lo ocurrido.   En 1980 el cómico francés Michel Colucci lanzó su candidatura presidencial cuando se enfrentaban Francois Miterrand y Valéry Giscard d’Estaing, llegando a marcar en las encuestas un 16% de intención de voto antes de retirarse de la competencia tras haber sido amenazado de muerte.   Como dato, en aquella oportunidad Jacques Chirac -el tercer candidato más votado en la primera vuelta y que más tarde conseguiría ser Presidente de Francia- tuvo 18%, apenas dos puntos más que el humorista.

En Chile mismo, cuando se iniciaba la carrera presidencial hace tres años una encuesta preguntó por posibles candidatos y apareció el nombre de Optimus Prime, el personaje de la película Transformers.  Su apoyo era ínfimo pero también generó impacto mediático.

Hay que agregar el caso del actor Jimmy Morales, actual Presidente de Guatemala, y más atrás al también actor norteamericano Ronald Reagan.   Aparentemente hay cierta conexión entre la profesión de actor y la de político, al menos en términos de las técnicas para llegar al público y demostrar empatía con los votantes.

 

Cuando aparecen estos personajes ajenos al mundo “profesional” de la política debe entenderse que existe una crítica importante en contra de la actividad política.   En ese sentido es una señal preocupante para quienes  trabajan en la lucha por el poder político.

Ya hemos visto personajes televisivos electos como parlamentarios, y aunque su desempeño no ha sido descollante se les sigue eligiendo porque el votante confía muchas veces más en el rostro que le es familiar y se toma la competencia electoral sin la solemne seriedad que en el que cumple con las formalidades de la política tradicional.   Si a eso se le agrega el descontento ciudadano por la corrupción y la ineficiencia en la gestión de los administradores del poder se llega al escenario perfecto en el que cualquiera pueda hacer valer su derecho a competir por los cargos de elección popular.   Es un llamado de atención a hacer el trabajo con más seriedad y responsabilidad.

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Alguien comentó sobre “El Compadre Moncho

  1. Importante punto. Esos candidatos algo humorísticos y del mundo teatral o de la TV que intentan canalizar el descontento popular. En el 2006 Robin Williams, el celebrado actor y humorista hoy fallecido, protagonizó la película “El hombre del año” donde un animador de TV logra presentarse como candidato presidencial de USA a modo de protesta contra la política y por un error computacional sale elegido y tiene un inicio fantástico. Es el mito o la idea de que un ser más cercano a la gente, un NO profesional de la política podría hacer un mejor papel. Efectivamente, lo que falta es la honestidad y el deseo de servir en los políticos, lo que se pone a prueba con estas candidaturas entre divertidas, audaces o de celebridades.

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