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¿ Como se habrá escuchado la palabra Santiago allá por 1550, dicha por Españoles que llamaron Santa Lucía al cerro Huelén?
Mientras los cazadores recolectores de la tierra patagónica transitaban el inmenso territorio habitándolo sin fronteras?
No tomaron contacto entonces, ahora que no existen, este aislado territorio sigue siendo una isla.

El ruido ensordecedor de la construcción no parece importarle a nadie, dura meses: El golpe de las latas, el taladro, la “galleta” las voces del hombre en medio de la maquina, solo callan el domingo de barrio silencioso.

Las casonas antiguas de Pero de Valdivia, lentamente desaparecen enterradas bajo las torres. ¿qué vida habrá detrás de cada ventana?

A lo lejos, la gigantesca torre de vidrio y metal, esa donde se mata la gente y al cadáver lo arrinconan en una esquina del piso frío, tapado con plástico para que la gente siga comprando.

Santiago, ese mismo que dice Tita Parra en una canción antigua, “Cuando despiertes reventaras, cuando revientes despertarás”.

¿Hasta donde se puede estirar la locura? ¿les pondrán algo en el agua para mantenerlos tan sumisos?
Los manchones verdes que veo desde el piso 11 de esta torre, me hablan de mi tierra, de mis árboles y mis pájaros, de mis silencios.
Vivo ahuyentando a la muerte y ella insiste en querer quedarse pegada, a los talones como sacándome pica, llevándose y queriéndose llevar a mis amores y en medio de un gesto ridículo diciéndome “no todavía a ti”.

En esta mega ciudad como todas las del mundo, donde el mas grande se come al mas chico, existe un submundo que intenta sobrevivir del gris eterno, la creatividad puja con toda su fuerza desde las esquinas, a patadas si es necesario.
Santiago es una ciudad con muchos edificios , pero en la mayoría de los techos, nadie planta nada: debe ser como muchas otras cosas, que como los techos son de todos, al fin de cuentas, no son de nadie.

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Alguien comentó sobre “Santiago, cuando despiertes.

  1. Buen punto, sin embargo las nuevas generaciones cada vez aman más las ciudades y les da alergia ir al bosque. Prefieren la inteligencia artificial y no solo en Santiago. A pesar de todo, siempre hay algunos escuchando el canto de las aves. Gracias.

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