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Homenaje a Claudio, que acaba  de morir. Con más de 75 años de amistad

(Una presentación en la U de Chile)

Me corresponde introducir a una persona muy conocida, facilitar la comunicación a un expositor de profundidades de estilo claro, asequible, fácil. ¿Tiene sentido presentar a quién está muy presente?

Bajo mis palabras habrá, fundamentalmente, un sentir de amistad, el intento de traducir nuestro respeto y nuestra timidez de auditores a un lenguaje cercano a la timidez y a la increíble sencillez de Claudio. Ese sentir tiene un mensaje simbolizado por Claudio, se puede ser sencillo y, a la vez, universal. Por lo tanto, como parte de la lucha contra el miedo, hay que perderle el miedo a la universalidad. Sean estas palabras un pequeño exorcismo frente al miedo a lo universal. Una invitación, mediada por Claudio, al encuentro entre lo sencillo y lo universal.

Claudio, ser múltiple, de prodigiosa productividad, tiene la sencillez del buscador y creador incansable, su naturalidad emana de un buscar y crear, desde niño, desde lo más autentico y entrañable de su ser. Nunca se acogió a la defensa en la ostentación, la distancia y los juegos de poder. Claudio se actualiza en la educación, en el servicio, en el recorrer, comprometido, los países, los grupos, los amigos, cercano a la advertencia de Antonio Machado, “la monedita del alma se pierde si no se da”.

La sencillez de Claudio empieza en su contacto directo, en el respeto del otro y de si, en el transparentar su propia timidez, en su sentido del humor, en su risa espontánea, una especie de melodía de este músico, infaltable en sus diálogos sueltos y directos. Una anécdota que nos es pertinente testimoniar, entre muchas, lo que intentamos transmitir. En el curso de una de sus charlas, Claudio descubre a una asistente escuchando debajo de la mesa del expositor. Sin interrumpir sus reflexiones, se las arregla para hacerle un comentario personal en el sentido de que esa es una ubicación muy adecuada y que a él le gustaría estar allí, continuando, luego, con el Buda, con Dante o con Jesús.

Este amigo sencillo es una persona, nunca un personaje, universal. Podemos aventurar que Claudio Naranjo es universal por lo menos por cuatro razones, por su papel en la alternativa a nivel mundial, por la temática que trabaja, por su inquietud existencial, por su propuesta esperanzadora.

En primer término, Claudio es uno de los chilenos importantes en la concepción integradora, holística, del mundo que emerge, de la cultura, en estado nacendi, en amanecer virtual, que cristalizará después de la gran crisis del momento; la cultura que se anuncia en los movimientos ecologistas, de mujeres y de jóvenes; la que se abre al cuestionamiento del poder y al desarrollo profundo del ser humano.

Si son de todas las latitudes, y para siempre, Neruda y Gabriela Mistral, si Chile es, todavía, “de remotas naciones respetada”, ahora, por la dignidad y madurez de su pueblo, es bueno asumir, también, que hay algunos chilenos muy presentes en la búsqueda universal de cambios profundos en la sociedad y el ser humano, Así, en el horizonte de los múltiples aportes, preguntas y experiencias que se realizan en todos los continentes, para asumir la crisis con propuestas globales alternativas, junto a los nombres de Manfred Max Neef, Francisco Varela y Humberto Maturana, Claudio es un referente obligado, un chileno universal, valorado, seguido, estudiado, mientras se renueva y profundiza sin sosiego y desde múltiples parámetros señala caminos para la unidad en la diversidad.

Claudio es universal, en segundo lugar, porque integra grandes ámbitos de la cultura y el desarrollo humano. Destacó, desde niño, como músico y como pintor; siempre fue científico, mucho antes que investigara en personalidad y en el ácido lisérgico; es uno de los grandes en la psicología humanista, discípulo directo de Perls, el fundador de la Gestalt, participe germinal de los grupos Arica y de la metodología del Fisher Hofman, Claudio es, también, respetado como un sabio conocedor de la religión y la mitología comparada. Inquieto, sabedor, buscador, místico, profundizador espiritual, ha dado a raudales su experiencia escribiendo, en la psicoterapia, en la educación y en el trabajo espiritual.

Si Claudio merece ser llamado universal por su influencia en la cultura alternativa y por sus pródigos aportes integradores en los ámbitos espirituales, científicos, artísticos y educacionales, hay una tercera dimensión que lo acerca a todos nosotros. Claudio es, en tercer lugar universal porque ha asumido lo más profundo de la condición humana. Claudio es, a la vez, sencillo y profundo, porque ha vivido siempre desde el meollo de la situación del ser humano, la relación entre lo finito y lo infinito, la tensión y la complementariedad entre estos dos polos básicos del ser humano.

Pocas personas podrían hacer tan suyos los términos de Pascal, nostálgicos de infinito. “Cuando considero la pequeña duración de mi vida, absorbida en la eternidad que le antecede y que la sigue, el pequeño espacio que ocupo y aún que veo, abismado en la infinita inmensidad de los espacios que ignoro y que me ignoran, me espanto y me asombro de verme aquí en lugar de allí, pues no hay ninguna razón para que esté ahora en lugar de entonces…”

Pocos, también, podrían hacer suyo con tanta lealtad el homenaje que el místico Williams Blake rindió a la finitud “la eternidad tiene en envidia de las obras del tiempo”.

Situándose en la meditación o el investigar, en el diálogo o el arte, delimitando su quehacer desde la textura, ahondada, del mismo, Claudio, neo chamán, ha buscado siempre el sentido último, Dios, lo absoluto. En esa búsqueda fue dándose su ampliación de conciencia, su urgencia por difundir, por educar, su incesante esfuerzo integrador del desarrollo psicológico y el espiritual, la investigación psicofisiológica, la clínica, la de fuentes eruditas y la reflexión teórica.

Es universal su moverse de la parte al todo, del todo a la especificidad; del intento de actualizar, de tierra firme, al desapego, a la búsqueda de la mutación. Por eso, Claudio es nuestra metáfora y es un trabajador de lo universal, de lo humano, la “demasiado humano” lo que hace que, siguiendo a Neruda, el amigo de su padre, Claudio nos muestre caminos para juntar “la residencia en la tierra” y “la tentativa del hombre infinito”.

En cuarto lugar, Claudio es universal por la envergadura y la claridad de su mensaje de salud y creatividad, por su respuesta a la vida, a la situación humana, la tuya, la de la especie. Es la unidad, la integración de diversidades, la mano tendida entre el arte y la ciencia, la acción social y la espiritualidad; la mirada generosa más allá de las pequeñeces territoriales de ideologías o escuelas; el vuelo que une al misticismo inmanente y al trascendente; el puente comprensivo entre la plenitud del pasado, el des-garro del presente y el sentido posible del futuro con chamanes y con diálogos, la complementación entre el oriente del todo y el occidente del encuentro, el acercamiento de la meditación y la comunicación; la coincidencia mágica entre ser un maestro y no dejar de ser un alumno adolescente en perfeccionamiento permanente; la hermandad, definitiva, entre la sencillez y la profundidad.

Universal por su papel internacional, por su temática ancha, por su núcleo de participación existencial, por su aporte integrador, Claudio, el sencillo, el sensible, tiene, también, un determinado poder. Es el poder que surge, según Tillich, cuando se asume, al mismo tiempo, identidad y trascendencia, pertenencia y participación, uno mismo y más allá de uno mismo. Es el coraje de ser, es el poder de ser.

El poder de ser es la tendencia a la integración, a la amistad, a la colaboración con la naturaleza, a la complementación del yin y el yang, a la atención, amorosa, a lo finito y lo infinito. Es la superación del poder opresivo, el de la polución y las ciudades inhóspitas, el poder de la explotación de seres humanos por seres humanos, el de la falta de democracia y de apertura a los colores de la vida, en el mundo y en la casa, en los grupos, las escuelas y los sitios de trabajo. El poder de ser y la superación del poder de dominación es en definitiva, el respeto a las riquezas espirituales del ser humano, las de la paz profunda en la intimidad de lo conciencia, las de la transparencia en la profundidad de la comunicación, las propias del proyecto de servicio para que las casas, los grupos, los países y el mundo sean saludables. Poder de la sencillez fraterna. Poder de ser. Poder de lo universal.

Frente a los grandes poderes de dominación, frente al patriarcado que aliena la sociedad y mutila la mente, es bueno dar la bien venida a este amigo sencillo y universal que viene a compartir con nosotros su riqueza espiritual, su poder de ser.

Claudio ha enseñado a muchos la hondura y la alegría del perdón, perdonemos nosotros, a su vez, a nuestro amigo, por ser distraído y haber nacido entre nosotros y no, como correspondía, en el renacimiento. Alegrémonos por cierto que Claudio, el más chamán de los eruditos y el más erudito de los chamanes, tenga una dedicación pertinaz a que un nuevo renacimiento, esta vez de todos y para todos, espiritual y social, emerja como respuesta a la crisis contemporánea.

Del libro Hacia el Homo Sapiens, 2006

 

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3 Comentarios sobre “Claudio Naranjo sencillo y universal

  1. Amor. Amor. Amor
    Gracias. Gracias. Gracias.
    Claudio amigo el universo está contigo. ❤️🧡💛💚💜💙☀️🌸💮🏵️💥✨🔥

  2. Una perdida al mundo intelectual y espiritual..las semillas que sembró en el inconsciente y consciente colectivo muchas son Bellas Almas y otras germinaran dando color Luz alegría y sabiduría en el Desierto del colectivo..

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